miércoles, 12 de abril de 2017

El adiós de Bauza y el hola a Sampaoli, grondonismo puro



No por nada, hace meses, el actual presidente de la AFA, Claudio “Chiqui” Tapia, escribió en las redes sociales que agradecía a Julio Grondona parte de lo que es.  Las acciones de la entidad madre del fútbol argentino, tanto en la salida del “Patón” Edgardo Bauza como la posible llegada, ahora, de Jorge Sampaoli como su reemplazante, forman parte del más puro grondonismo, diríamos que incluso exacerbado.

No hubo peor forma de salir que la de Bauza, un tipo inteligente, con sentido común, abierto al debate de ideas y creemos, equivocado en los planteos de juego en su breve paso por la selección argentina, y con una forma de trabajar que lo condicionó demasiado, por el hecho de que desde hace ya mucho tiempo, los directores técnicos no tienen la comodidad de ejercer con absoluta libertad.

Si esto no fue fácil y fue un condicionante para directores técnicos con más espaldas y en mejores circunstancias como Sergio Batista, Alejandro Sabella o Gerardo Martino, mucho más aún para alguien que si bien mostró total entrega para ser entrenador del equipo nacional, como Bauza, dejando un salario mucho mayor como el de San Pablo, para ir “por la gloria” al punto de visualizarse como campeón mundial en 2018, llegaba con muchísima más debilidad y con la selección tambaleando en el grupo clasificatorio sudamericano.

Es cierto que la selección argentina jugó muy mal por momentos (lo peor, ante Chile todo el partido, ante Brasil, 60 de los 90 minutos, ante Venezuela y Perú, gran parte del partido), pero la forma de echar a Bauza fue esperpéntica y aunque se veía venir (este mismo blog lo anticipó cuando recién asumió), no corresponden las formas bajo ningún concepto.

Esta dirigencia actual, que asumió hace apenas días, el 29 de marzo pasado, ni siquiera se dignó a hablar con Bauza cara a cara, sino que tras un enorme e innecesario desgaste, terminó arreglando todo con su representante Gustavo Lescovich, primero telefónicamente, y luego, números en la mesa, en una segunda reunión.

Tampoco fue casual que el llamado al agente de Bauza haya sido un domingo por la noche, en medio del fárrago de los partidos del campeonato argentino, para que hubiera muchísimo más humo en el medio de las negociaciones, y para terminar, una lamentable exposición ante una prensa entregada y vaciada, que acudió a la nada, a escuchar un comunicado, sin derecho a preguntar, algo que tanto la dirigencia como Bauza convalidaron, y el entrenador, por dos veces, porque ya lo hizo en San Juan tras el partido ante Colombia, con el inicio de la ruptura de relaciones del plantel con los medios de comunicación tras el “Caso Lavezzi”.

Es decir que más allá del enorme destrato sufrido por Bauza, inmerecido de parte de lo que la dirigencia pudo haber hecho con una mínima prolijidad exigible, también hay que decir que el entrenador tiene parte de responsabilidad por prestarse a ciertas cosas como los dos comunicados (el de San Juan y el de anoche en Ezeiza, que además se postergó dos veces por impuntialidad), o también otras cuestiones como primero afirmar que pretendían jugar de locales en la Bombonera “a pedido de los jugadores” y luego desdecirse o llamarse a silencio, convalidando que no fue así.

Si la salida de Bauza tuvo todos estos ribetes y manoseos hacia un entrenador muy serio, y que en circunstancias normales ha ganado dos Copas Libertadores inéditas para Liga de Quito y San Lorenzo, y que ha planificado a la perfección una final entre los ecuatorianos y el acaso más poderoso Manchester United de la historia (Cristiano, Rooney y Tévez en el ataque) en el Mundial de Clubes 2008, qué decir de la posible llegada de Sampaoli para los partidos que quedan y posiblemente, con contrato hasta Qatar 2022.

La gran pregunta, la madre de todas las preguntas, que se verá cuando las papas quemen y haya que tomar decisiones, es si Sampaoli se animará, de verdad, a cambiar los nombres de las convocatorias. Es decir, no que “tengan un lugar menos protagónico” los Lavezzi, Romero, Mascherano, Zabaleta, sino que no tengan lugar y que haya por fin espacio para una renovación real y no para la gilada.

Y si esta AFA consulta al entorno de Lionel Messi, y a los jugadores argentinos del Barcelona, y al grupo de mayor peso dentro de la selección argentina qué tipo de director técnico quieren para el futuro, ya estamos partiendo con la pirámide invertida, con el esquema institucional al revés.

Porque más allá del desapego habitual de los argentinos a las instituciones, primero está la AFA, luego la elección del director técnico, de acuerdo a la filosofía y el proyecto que los dirigentes  tengan (cualquiera éste sea, nos guste o no, que ya es otro tema), y luego, los jugadores convocados por este entrenador, de acuerdo al sistema táctico preferido por éste y su cuerpo técnico).

Si Sampaoli surge como candidato mucho más por sugerencia (explícita o no) de los jugadores de peso y no por gusto de la dirigencia (a lo sumo, el gusto de uno, Daniel Angelici, quien tiene el poder real en la AFA como comisario político desde el Gobierno nacional), ya partimos de una base espuria.

Pero ni siquiera acaba allí. Resulta que esta AFA que aún paga las rescisiones de contratos de Gerardo Martino y Edgardo Bauza, ahora debe pagar la de Sampaoli en el Sevilla, y luego, arreglar un contrato nuevo que el entrenador (con toda lógica de alguien a quien vienen a buscar desesperados) exige que se extienda hasta 2022, a fuer de quedar eliminado pronto de esta clasificación y tal vez, tampoco continuar, lo cual implicaría una nueva indemnización y claro, otra contratación a futuro.

Esta “nueva” dirigencia no sólo decidió negociar primero por teléfono y ahora personalmente con Sampaoli, y pagar la cláusula de rescisión con el Sevilla, sino que a sabiendas de que todas las encuestas dan como principal candidato a Diego Simeone, quien ya dio muestras claras de que no quiere ser entrenador argentino ahora, sino mucho más adelante, si toca, plantean o al menos dicen que irán a verlo a Madrid, donde dirige con éxito al Atlético, para ver si por alguna razón lo pueden llegar a convencer, una clara muestra de que apuntan más a un mensaje al público argentino acerca de que “lo intentamos, él dijo que no, y ahora con las manos libres, vamos a buscar a Sampaoli”.

Todo esto lo sabe hasta Sampaoli que conoce las reglas del juego tanto como el presidente del Sevilla, José Castro, muy amigo de Angelici, quien también tira humo para su propio público emitiendo un comunicado disparatado en el que habla de “falta de respeto”  cuando la temporada se acaba y en el contrato del DT con el club hay una cláusula que se puede ejecutar.

¿Cómo no va a tener derecho Sampaoli de recibir ofertas? ¿No lo fueron, acaso, los sondeos del Arsenal o de otros clubes europeos?

El problema sigue siendo no tanto qué sistema táctico usará Sampaoli, o quiénes integrarán su cuerpo técnico, sino si Sampaoli podrá hacer lo que quiera, lo que piense, lo que quisiera. Si no será impedido por este grupo que fue creciendo en su influencia y que aunque llegó a tres finales seguidas, un mérito enorme, sin dudas, no ha conseguido títulos y arrastra una enorme frustración que, de paso, no fue tratada por psicólogos aplicados, porque parece que la AFA no cree en eso de manera firme.

Todas estas irregularidades señaladas nos hace pensar que no hay novedad. Que todo sigue igual, y que la salida de Bauza y la posible llegada de Sampaoli a la selección argentina, no es otra cosa que Grondonismo del más puro.



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