Mientras la dirigencia de la AFA debate sobre qué
hacer con Edgardo Bauza, especialmente tras las operaciones mediáticas de las
últimas horas desde algunos sectores para que siga y no lo echen, parece que la
confusión sigue reinando sobre qué pasos habría que dar primero y cuáles, luego
en cuanto a las medidas a tomar pensando en el futuro próximo de la selección
argentina.
Mientras Daniel Angelici se comunicaba de manera
permanente con Jorge Sampaoli a Sevilla (la amistad entre el presidente de Boca
y el del club andaluz es muy estrecha), todo indica que la dirigencia, parte de
cuyo gran peso reside en el dueño de varios bingos de la provincia de Buenos
Aires, por su cercanía al primer mandatario argentino, Mauricio Macri, pretende
asegurarse desde la próxima temporada a este entrenador para recién después
cerrar el contrato de Bauza.
Aquí hay un punto medular y es que esta “nueva”
vieja dirigencia ya muestra sus primeras “armas” de negociación, y justamente
éstas no parecen pasar por un criterio claro sino por reacciones tan
espasmódicas como en los tiempos de “Don Julio”.
Es decir, que esta dirigencia no parece darse un
debate sobre lo que creemos son dos puntos esenciales respecto de la selección
nacional: 1) ¿A qué se quiere jugar?, 2) ¿Se quiere seguir con estos jugadores
en el manejo grupal?
La línea de juego es fundamental porque podría
definir los pasos a seguir. Si hay una coincidencia general entre los
dirigentes acerca de que esta selección juega decididamente mal y que no
alcanza con “ganar como sea” porque ese “como sea” un día cercano podría
transformarse en que simplemente “no fue”, entonces parece elemental definir
cuál es el criterio de búsqueda y si existe, efectivamente, un estilo que nos
representa o si vamos a ver si alguien tiene una especie de varita mágica o si
de casualidad nos sale un Tité propio que consiga el milagro del brasileño del
Corinthians, que ganó todos los puntos para Brasil en ocho partidos seguidos,
como si aquél no fuera, antes de ser contratado, el entrenador del consenso por
su larga y exitosa trayectoria.
Sin una filosofía de juego, el camino a seguir es de
enorme confusión y se puede acertar tanto como errar y no hay mucho margen para
eso.
En cuanto a los jugadores de peso y su influencia en
los movimientos del equipo y las convocatorias, en algunos casos un tanto
extrañas como las de Ezequiel Lavezzi, Sergio Romero, Pablo Zabaleta y otros,
también sería necesario definir primero, por parte de la dirigencia, si se
pretende que continúen o si, por fin, se busca un cambio de situación, aunque
esto pudiera afectar al mejor jugador del plantel, Lionel Messi, por lo que una
vez más, el dilema es si prima la voluntad de un grupo de jugadores, o si antes
que ellos está la institución (en este caso, la selección nacional).
En este punto, nos detenemos un instante para
reflotar un diálógo que hemos mantenido con un anterior funcionario de Prensa
de la AFA en Manchester en noviembre de 2014, en ocasión de los dos partidos
que la selección argentina de Gerardo Martino disputó en Inglaterra ante
Croacia (en Londres) y ante Portugal (en Old Trafford).
Nosotros le reclamábamos al empleado de Prensa de la
AFA que nos hayan respondido que para poder entrevistar a los jugadores había
que “ser amigos de ellos” y tener sus teléfonos celulares porque de esta
manera, creíamos, no tenía razón de ser ninguna mediación y nos bastaríamos
solos para la misión.
El empleado, entonces, se enojó y nos dijo “ustedes
los periodistas son muy cómodos. Quieren que nosotros les hagamos la tarea.
Porque…¿quién es la estrella acá?” Y como nos pareció buena la pregunta, por
curiosidad de saber si apuntaba hacia donde creíamos, continuamos el juego y
preguntamos “efectivamente, buena pregunta, quién es la estrella aquí?”
- - No me va a decir que es usted, fue la
respuesta del empleado.
- - No, claro….por eso, ¿quién es la
estrella?
- - ¡El jugador, por supuesto!
- - No, no es el jugador…
- - ¿Cómo que no? ¿Y quién, entonces?
- - La selección nacional. Son los jugadores
los privilegiados por ser convocados a la selección argentina, ganadora de dos
Mundiales, seis Mundiales sub-20, dos medallas doradas Olímpicas, catorce Copas
América.
Comentamos esta anécdota para aclarar cómo es que
los valores se han trastocado y hoy, hasta para la propia AFA, las estrellas
son los jugadores, a los que se les rinde pleitesía, mucho más que la selección
propiamente dicha o la AFA como institución, que debería estar por encima de
cada integrante, sea quien fuere el mismo.
Sin definir qué tipo de juego se quiere (es decir,
qué entrenador es el más indicado para ese tipo de juego), ni un plan a largo
plazo, ni si estos jugadores están en condiciones de seguir (y la contratación
de Sampaoli, al que muchos de estos jugadores argentinos admiran, sería
convalidar la continuidad de los mismos), y si siguen, bajo qué condiciones, se
estará haciendo más de lo mismo que se vino haciendo en las últimas cuatro
décadas (por no decir mucho más también).
Por supuesto que contratar a cualquier entrenador,
en este momento, implicará pagar un nuevo contrato, más los catorce millones de
pesos a Bauza por la rescisión, más los trece que aún se le debe a Gerardo
Martino por la suya, y la AFA empezará a gastar a cuenta del dinero que debe
adelantar la alianza Fox-Turner por los derechos de TV, es decir que ya habrá
otro condicionante: quien pone dinero, también exige….
Esta es la “nueva” vieja dirigencia de la AFA, y el
carro, delante de los caballos. No parece la mejor forma de llegar al destino
buscado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario