No fuimos
ningunos visionarios. Era una cuestión de sentido común cuando fuimos
anticipando lo que podía pasar (http://sergiol-nimasnimenos.blogspot.com/2019/07/a-messi-lo-dejaron-solo-tuvo-que.html).
La AFA se suicidó
políticamente por su propia incapacidad, por su propia impericia a la hora de
resolver un conflicto que fue in crescendo con los años, desde 2017 en
adelante, y ahora puede pasar lo peor para el fútbol argentino.
Lo del término “suicidio político” no es nuestro. No
es algo que se nos haya ocurrido a nosotros, sino que la utilizó ante nosotros,
una alta fuente de la Conmebol, es decir que es aún mucho peor.
Porque un dirigente, lo repetiremos hasta el
cansancio, se destaca de la masa porque tiene una mirada superadora, una capacidad
de acción diferente, un poder para anticiparse a los hechos y conocer el
contexto en el que se mueve, y esto es básico para ocupar un cargo de
relevancia en el mundo del fútbol en estos tiempos en los que cada detalle es
fundamental.
Y si Tapia llegó tan trabajosamente a ser el
representante de la Conmebol ante la FIFA en octubre de 2018, saliendo del
aislamiento en el que se encontraba la AFA tras la intervención desde mediados
de 2016 hasta marzo de 2017, cuando ayudado por la suerte de que fuera desplazado
el saliente presidente de la AUF, Wilmar Valdez, lo dilapidó todo en apenas
nueve meses, lo que dura un embarazo. En vez de dar a luz una mejor situación
para el fútbol argentino, fue desplazado igual que su antecesor y ni siquiera
logró terminar su mandato de transición que llegaba hasta 2020.
Hay que recordar bien el comunicado que emitió hace
pocas horas la Conmebol. En él dice que no sólo Tapia fue desplazado” de su
cargo de representante de la entidad ante el Consejo de la FIFA sino que se le “retiró
la confianza”, por lo que, aunque pueda seguir siendo parte del Comité
Ejecutivo como presidente de la AFA, ya no tendrá de dónde agarrarse a la hora
de la toma de decisiones ( http://conmebol.com/es/declaracion-del-consejo-de-conmebol).
Esto implica, por ejemplo, que la AFA puede licuar
su escaso poder antes de la Copa América 2020, que compartirá como sede con
Colombia, y la que ya le provocó un enojo porque perdió de organizar la final,
a cambio de ser la sede del partido inaugural. Y también implica que peligra
mucho más lo que pudiera ocurrir con Lionel Messi, a la espera de la sanción
que saldrá en los próximos días, al quedar sin mucha defensa, si bien fuentes
de la Conmebol aseguraron a este periodista que lo del crack del Barcelona “corre
por otra vía” y se cree que sus declaraciones “fueron más producto de la
calentura”, muy diferente a lo ocurrido con Tapia.
Lo del presidente de la AFA es esperpéntico por
donde se lo mire. Porque su incendiaria carta a la Conmebol tras la semifinal
contra Brasil en la pasada Copa América no sólo es quejosa por demás, sino que
olvida que la selección argentina fue beneficiaria del VAR ante Paraguay en la
primera fase, y que una asociación que tiene como antecedentes el 5-0 a Perú en
1978, La Mano de Dios en 1986 o el bidón de Branco en 1990, no está para
quejarse de corrupción. Y menos, cuando se cambian a su antojo los torneos
internos para beneficiar a los amigos.
Ahora viene lo más complicado. Otra vez, el fútbol
argentino queda aislado del continente y acaso del mundo, y aunque la Conmebol
tiene pensado organizar un Congreso Extraordinario (por ahora sin sede) entre
agosto y octubre próximos para elegir al sucesor de Tapia y la AFA puede votar
(incluso el mismo Tapia, como miembro del Comité Ejecutivo en tanto presidente
de la AFA), no parecen ser las mejores condiciones ni para él ni para alguien
que él designe, porque no terminará siendo otro que un adláter de él mismo, y
por lo tanto, mal visto por la Conmebol.
Tras el disparate de aquella carta a la Conmebol,
que increíblemente nadie paró, ni desde lo político ni desde lo jurídico de la
AFA, llegó otra, al día siguiente, y firmada por el director de la Escuela de
Árbitros, Federico Beligoy, insistiendo en que la Conmebol no respondió a la
anterior cuando apenas habían pasado 24 horas, en un disparate pocas veces
visto y en el que nada tenía que hacer un personaje absolutamente secundario en
estas cuestiones (hasta para revalidar un título se necesita el sello de
Cancillería, no sólo del Ministerio de Educación).
Pero ni siquiera pararon allí. El delirium tremens
continuó sin que nadie parara a Messi en su enojo con la organización de la
Copa y el arbitraje, exponiéndolo ahora a una durísima sanción (y ahora sin una
defensa dirigencial), pero por si fuera poco, utilizando a los amigos y cierta
prensa afín para hacer trascender, en medio de la final (acaso con la infantil idea
de opacarla), que la AFA podría retirarse de la Conmebol para irse a la UEFA,
rotundamente desmentido por ésta.
El último capítulo de este dislate se produjo hoy en
Luque, sede de la Conmebol, cuando en la tensa reunión a la que Tapia fue
citado por aquellas cartas, el presidente de la AFA no se retractó, sino que
mantuvo su postura inicial, y en la que le hicieron recordar que fue él,
precisamente, uno de los impulsores del VAR y que así como fue perjudicado ante
Brasil o Chile, fue beneficiado ante Paraguay.
O estás en el sistema y sos parte, o no estás y te
vas. No hay intermedios posibles y Tapia lo sabe mejor que nadie. Pero para ser
dirigente a este nivel, hay que tener capacidad, o irse.
Y hoy fue un día clave para medir esa capacidad.
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