Apenas nueve
meses, lo que un embarazo, fue lo que duró en el cargo de representante de la
Conmebol ante el Consejo de la FIFA el presidente de la AFA, Claudio “Chiqui”
Tapia, al ser desplazado hoy luego de haber sido escuchadas en la sede de la
entidad sudamericana de Luque, sus “reflexiones respecto de la Copa América
2019”, por las que fue citado a declarar.
Las tres
consecuencias más fuertes que aparecen a partir de este desplazamiento -Tapia
había asumido en el cargo en octubre de 2018 en reemplazo del entonces también
desplazado Wilmar Valdez, presidente saliente de la Asociación Uruguaya (AUF)-
son el aislamiento de la AFA en el fútbol sudamericano, al quedar con
escasísima representación (a Tapia “le quitaron la confianza”, según el
documento de la Conmebol), las dudas sobre la localía en la próxima Copa
América de 2020 (junto a Colombia) y, especialmente, lo que pueda ocurrir con
la sanción del Tribunal de Disciplina contra Lionel Messi, luego de sus
declaraciones en las que hace referencia a la “corrupción” tras su expulsión
ante Chile en la pasada Copa América de Brasil.
Si bien hay
versiones que sostienen que a la estrella del Barcelona le corresponderían dos
fechas de partidos oficiales y una fuerte multa económica, sus dichos durante
la Copa América de Brasil fueron en la misma línea que los de Tapia, por lo que
si el dirigente fue desplazado aún tratando de atenuar sus declaraciones,
habría que ver si la bajada de tono de Messi en su última declaración firmada,
en la que hace una especie de pedido de disculpas, alcanza para atenuar la
sanción.
La relativa
ventaja para Messi y la selección argentina es que, salvo que la sanción sea
cercana a la máxima posible (24 meses) o cercana a esto, con que sea de siete
fechas o menos, purgaría las primeras dos en las Clasificatorias para Qatar
2022 (que comienzan en marzo de 2020) y el resto, en la primera fase de la Copa
América, al estar dividida en dos grupos de seis equipos, es decir, con cinco
fechas en juego.
De esta forma,
sólo se perdería dos partidos de clasificación mundialista y en el resto de los
casos, sería en el contexto de la Copa América.
La AFA buscó
acercarse nuevamente a la Conmebol después de la intervención de ésta y de la
FIFA, cuando Tapia asumió como presidente en marzo de 2017, pero recién pudo
encontrar un lugar con el desplazamiento del dirigente uruguayo Wilmar Valdez
en 2018, como representante de Conmebol ante el Consejo de la FIFA, pero la AFA
ya tenía problemas con la CBF, que luego le generaría más de un dolor de
cabeza.
El primer
enfrentamiento ocurrió cuando antes de la intervención, en febrero de 2016, en
Zurich, durante el proceso electoral que determinó la elección del ítalo-suizo
Gianni Infantino como presidente de la FIFA. Allí, fue el uruguayo Valdez
quien, con la ayuda de Luis Segura y otros dirigentes, recondujo algunos pocos
votos sudamericanos hacia el jeque Salman Bin Ebrahim Al Jalifa, como el del
entonces representante de la CBF, Fernando Sarney, hijo del ex presidente de
Brasil, José Sarney.
Desde ese
momento, las miradas con el rabillo del ojo entre la AFA y la CBF fueron en
aumento, y ya a finales de 2017, la entidad argentina tuvo su primer
enfrentamiento con el brasileño Wilson Seneme cuando éste fue el factótum de
una primera sanción a Messi por cuatro partidos durante las Clasificatorias al
Mundial de Rusia 2018, y una multa de diez mil francos suizos por un supuesto
insulto al juez de línea brasileño Emerson Augusto de Carvalho en el partido
ante Chile jugado en Buenos Aires, que desestimó el Comité de Apelaciones de la
FIFA, y el crack del Barcelona sólo terminó perdiéndose el partido ante Bolivia
en La Paz.
Más allá de que
el final fue feliz y de que los abogados contratados por la AFA pudieron
resolver esa cuestión, la relación de la entidad con Seneme se fue complicando,
y durante el Mundial de Rusia 2018, se abrió otro capítulo con la CBF, cuando
llegó el momento de votar la sede del Mundial 2026 entre la candidatura
tripartita norteamericana (Canadá, Estados Unidos y México) o la de Marruecos.
La Conmebol
pactó entonces votar a la candidatura de la CONCACAF a cambio de los futuros
votos de ésta por la sudamericana compuesta por Uruguay, Argentina, Paraguay y
Chile para el Mundial 2030, pero Brasil decidió votar a Marruecos, ante su
situación ya resuelta luego de haber obtenido la sede de la Copa
Confederaciones (2013), su segundo Mundial (2014), los Juegos Olímpicos de Río
de Janeiro (2016), y la Copa América (2019).
Pocos días
después de la votación de la sede del Mundial 2026, durante la inauguración de
la Casa de la Conmebol en Moscú, Tapia utilizó la palabra “traición” al
referirse al voto de la CBF y sostuvo que “no hay mayor traición que la de un
amigo”.
Eran tiempos en
los que la relación entre Tapia y el presidente de la Conmebol, el paraguayo
Alejandro Domínguez, era de las mejores. El argentino había logrado terminar
con la etapa de la desconfianza durante la intervención y cuatro meses más
tarde, en octubre, por fin ocupó el cupo dejado por Valdez en el Consejo de la
FIFA, pero dos meses más tarde, en diciembre, empezaron a soplar vientos en
contra cuando Boca y River entraron en la polémica sobre lo ocurrido antes de
la segunda final de la Copa Libertadores de América en el Monumental.
Pese a la
insistencia no sólo de Tapia sino del presidente Mauricio Macri para que la
segunda final se jugara en Buenos Aires o al menos en territorio argentino,
tanto ante Infantino como ante Domínguez, el partido se trasladó a Madrid y en
la AFA sintieron que políticamente la entidad quedaba mal parada, con una
imagen de incapacidad para organizar partidos de esta magnitud.
Desde ese
momento, la relación con la Conmebol se resquebrajó y tuvo dos capítulos más
durante la pasada Copa América. Justo un día antes de iniciarse el torneo, en
San Pablo, la entidad sudamericana decidió que la sede de la final de la Copa
América 2020 fuera en Colombia y no en Argentina, a la que le otorgó el partido
inaugural.
Si bien hubo
rumores sobre un acuerdo entre los dos países coorganizadores de la Copa
América 2020, acerca de que Colombia renunciaba a postularse como sede del
Mundial Femenino de 2023 (al que también aspira a albergar Argentina), a cambio
de ser sede de la final del torneo sudamericano, la decisión final de la
Conmebol no cayó bien en la AFA.
Y pocos días más
tarde, estalló otro gran conflicto cuando tras el polémico partido de semifinal
ante Brasil en Belo Horizonte, y la expulsión de Messi ante Chile por el Tercer
Puesto, la AFA no sólo envió una dura carta a la Conmebol dudando de la
honestidad del organismo sino que en la misma exigió la renuncia de Seneme (con
el que tenía un viejo enfrentamiento), y tras el último partido, el propio
Messi habló de “corrupción” y de un torneo “armado para Brasil”.
Por si fuera
poco, durante el transcurso de la final entre Brasil y Perú en el Maracaná,
circuló una versión, luego desmentida rotundamente por la UEFA, acerca de que
la AFA tenía una invitación para sumarse al organismo europeo, lo que dejaría
de lado su participación en la Conmebol.
Si bien fuentes
relacionadas con el más alto nivel del derecho deportivo argentino indican que
el desplazamiento de Tapia “nada tiene que ver” con la sanción a Messi y que no
creen que pase de tres fechas de partidos oficiales, es claro que el fútbol
argentino perdió representatividad ante Conmebol y FIFA, y que acaso el
escenario para el crack del Barcelona, ahora, pueda ser otro, y más complicado.
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