jueves, 4 de julio de 2019

Un clásico Brasil-Argentina con escándalo que muestra el nivel de la Conmebol (Interia)




                                                  Desde Río de Janeiro



“Lamentablemente, lo sucedido ayer entre nuestra selección y su similar de Brasil merece una profunda reflexión que pone en duda que se hayan observado los principios de ética, lealtad y transparencia que usted recurrentemente invoca, y esta reflexión encuentra sustento en todas las irregularidades advertidas antes y durante el mencionado partido donde ha quedado evidenciado que la selección nacional ha sido claramente perjudicada por el cuerpo arbitral encabezado por Roddy Zambrano durante todo el desarrollo del partido y en particular, por la no utilización del VAR en dos jugadas concretas que hubiesen, sin dudas, revertido el resultado final”.

Así comienza la durísima carta que la Federación Argentina (AFA), con la firma de su presidente, Claudio Tapia, le envió en las últimas horas al presidente de la Conmebol, el paraguayo Alejandro Domínguez, en la que también hace referencia “a la imprudencia en la designación arbitral, agravado por la presencia del presidente del Brasil, Jair Bolsonaro, en el estadio Mineirao, que no pasó inadvertida para jugadores, dirigentes y público en general, ya que fueron evidentes sus manifestaciones políticas, durante el desarrollo del juego”, en referencia a “los principios de injerencia política en FIFA y en Conmebol” y  hasta critica al presidente del Comité Arbitral de la Conmebol, el brasileño Wilson Seneme, porque alberga en su organismo a un ex árbitro argentino, Héctor Baldassi, “que no representa a la AFA y que al ser diputado nacional,  puede generar conflictos de intereses”.

La carta termina señalando que muchos jugadores de la selección argentina en la Copa América “lo hicieron por primera vez y regresan decepcionados y descreídos” con este sistema y con las irregularidades en el uso (o no) del VAR.

El escándalo en las decisiones arbitrales del ecuatoriano Zambrano y el VAR, a cargo del uruguayo Leodán González está creciendo, al punto de que esta carta podría ser el punto de inflexión en la siempre compleja relación entre la AFA, la Conmebol y la Confederación Brasileña (CBF), que ya era difícil por lo ocurrido en la pasada Copa Libertadores de 2018, cuando en los octavos de final, el tratamiento no fue el mismo para dos jugadores que no debieron ser alineados por estar suspendidos.

La Conmebol no sancionó a River Plate pese a que fue convocado en el equipo el volante Fernando Zuculini, que arrastraba una suspensión, y este equipo eliminó a Racing Club y se clasificó a cuartos de final, mientras que Carlos Sánchez, tampoco podía jugar para el Santos, fue incluido, y el club brasileño fue sancionado y acabó siendo eliminado por Independiente (Argentina).

En ese momento, Santos protestó ante la Conmebol acompañado por todos los clubes brasileños, que volvieron a hacer lo mismo ante Conmebol en cuartos de final, tras lo sucedido entre Boca Juniors y el Cruzeiro, cuando el defensor del Cruzeiro Dedé chocó contra el arquero de Boca Juniors, Esteban Andrada, le lesionó la mandíbula (en cuartos de final) y fue expulsado, aunque el choque pudo ser involuntario (si bien, el defensor fue con mucha violencia).

El respaldar desde otros clubes brasileños al “perjudicado” era una forma de mostrarse juntos ante lo que creían, era un intento de las autoridades de Conmebol de venganza porque meses antes, durante el Mundial de Rusia, la Conmebol había acordado una alianza con la Concacaf para apoyar su candidatura para organizar el Mundial 2026 en Canadá, México y estados Unidos, a cambio de su voto para apoyar a los países de Conmebol para organizar en 2030 un Mundial en Argentina, Uruguay, Chile y Paraguay, pero Brasil, sorpresivamente, votó por Marruecos en la FIFA y pocos días después, el presidente de la AFA, Tapia, habló ante la prensa de “traición, porque no hay peor traición que la de un amigo”.

Este de ahora, en la Copa América, parece ser un nuevo capítulo de esa batalla entre AFA y CBF, que además, parece encerrar una advertencia: que en 2020 habrá otra Copa América y Argentina será, junto con Colombia, uno de los países organizadores.

La historia continuará, y parece una bola de nieve, que no se sabe hasta dónde llegará.

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