El 8 de julio de
1990, en el Estadio Olímpico de Roma, la selección argentina fue testigo
privilegiado del nuevo título mundial alemán –en aquel momento, el tercero de
su historia-, al ganarle 1-0 la final con un penal que Sergio Goycochea no pudo
detenerle a Andreas Brehme después de que Diego Maradona devolviera a la
pantalla los insultos que partían de buena parte de las gradas y con el árbitro
mexicano Edgardo Codesal en primera plana.
En medio de la
euforia desatada por los alemanes, su entonces entrenador y acaso principal
estrella de su rica historia futbolística, Franz Beckenbauer, lanzaba una de
sus habituales frases grandilocuentes: “ahora que somos campeones, con la
llegada de los jugadores provenientes de la que era Alemania del Este, seremos
invencibles”.
Ese equipo
alemán, campeón del mundo, aún no contaba con ningún jugador proveniente de la
llamada Alemania Democrática (RDA), y el gran desafío para el sucesor de
Beckenbauer, que dejaba el cargo tras dos finales consecutivas (México 1986 e
Italia 1990), el ex zaguero internacional y ex compañero del “Kaiser”, Berti
Vogts, era integrar a las nuevas figuras provenientes de la “Oderliga”, la liga
de lo que había sido la otra Alemania.
No era tan solo
un tema futbolístico sino cultural. En 1961 se había decidido construir desde
RDA un Muro para frenar la huida hacia el lado occidental, el de la República
Federal (RFA). Cada país tuvo su liga y su selección nacional. La TV tuvo un
papel fundamental en esos años porque el 95 por ciento de los amantes del
fútbol se reunían a las 18 en punto para ver los resúmenes de la Bundesliga y
cambiaban de canal del partido que estaban viendo de la liga de la RDA.
El futbol en la RDA
no tuvo, de todos modos, el apoyo que sí tuvieron en atletismo o la natación,
más rentables desde el punto de vista de la imagen hacia el exterior. Aún así,
la RDA llegó a ser subcampeona en los Juegos Olímpicos de Seúl, conquistando
102 medallas.
En ese contexto,
el fútbol de la RDA tuvo un período de esplendor en los años Setenta, los más
fuertes para el país. Fue cuando el Magdeburgo, con su goleador Sparvasser (el
que le haría el gol del triunfo a la RFA en el Mundial 1974), llegó a ganar la
Recopa europea ante el Milán en 1974 y la selección olímpica cosechó medallas
en tres Juegos Olímpicos consecutivos (1972, 1976 y 1980).
Las protestas
contra el poderoso Erich Honecker que habían comenzado a fines de los Setenta
por la empeorada situación económica tuvieron su correlato en los estadios de
la RDA con un creciente hooliganismo y había malestar de los clubes con el
favoritismo gubernamental con el Dínamo Berlín, controlado por Erik Milke, jefe
de la Policía política, la Stasi. Con todas las chances para fichar a los
mejores jugadores y los árbitros a favor, este equipo ganó diez ligas
consecutivas entre 1979 y 1988. Hasta hubo un jugador que pagó con su vida el
haberse querido pasar a occidente, Luch Heidemberg, que aprovechó un partido
europeo para escapar y se cree que el accidente de tráfico que le costó la vida
en 1983 tuvo relación con la Stasi.
Dinamo de Berlín era un club politizado desde 1953. La Stasi, que controlaba
al equipo, obligó a los jugadores del Dínamo Dresden a fichar por el Dínamo de
Berlín pero no logró sacarlo campeón hasta 1979.
Dinamo Dresden era afiliado a la Policía de Alemania del Este. Ganó
la liga en 1953 pero luego sufrió el éxodo obligado de jugadores. En 1971 ganó
Liga y Copa siendo el primero en hacer doblete. Llegó a ganar la Copa siete
veces, las mismas que el Magdeburgo y son los que más veces la ganaron. También
ganó ocho ligas. Tras la reunificación, fue a la Primera de la Bundesliga y
ahora en categorías regionales.
Así como el Magdeburgo fue el único en ganar una copa
europea en aquellos años, el Carlzeiss
Jena, conocido también como Motor Jena, pudo llegar a las semifinales de la
Recopa europea en 1961, cuando fue eliminado por el Atlético Madrid, que luego
sería el campeón y en 1981 llegó a la final de este mismo certamen ante el
Dínamo de Tibilisi tras eliminar nada menos que a la Roma, al Valencia y al
Benfica, pero acabaron imponiéndose los ex soviéticos. Este equipo también ganó
tres ligas alemanas así como el Futbol
Club Fracfurt Oder, que cambió varias veces de nombre, ganó seis. Otro de
los destacados de los torneos de la RDA fue el Lokomotiv Leipzig, que si bien nunca ganó la liga en los 43 años en
los que se disputó, fue campeón por cuatro veces de la Copa y llegó a otras
tres finales y en 1987 llegó a la definición de la Recopa europea, cuando cayó
ante el Ajax de Frank Rikjaard, Dennis Bergkamp y Marco Van Basten.
Otros equipos de
menos gravitación en la Oderliga, que comenzó a jugarse en 1948 y finalizó,
tras la reunificación, en 1991, organizada por la Deutscher Fussball Verband, fueron el FSV
Zwickau (campeón de la primera edición), el Hallescher Fussball Club (HFC) (ex Turbine) (campeón en 1951 y
1952), el FC Hansa Rostock (ganó la
liga de 1990/91, la última de la RDA y fue ubicado en Primera pero no pudo
mantenerse), el Chemnitz (campeón en
1966/67, ex Carl Marx Stat), el BSG
Turbine Erfurt (ahora FC Rot Weiss Erfurt), el BSG Turbune Halle (ahora
Hallescher FC Chemie), el Sachsen
Leipzig Fussball Club (fundado en 1899, que se declaró en insolvencia en 2009
y el club desapareció en 2011) y el SC
Wismut Karl Marx Stat (ahora FC Wismut Aue).
El caso del
Dínamo Dresden es digno de mención. Llegó a ganar ocho ligas y siete Copas y
llegó a ser uno de los equipos más potentes de la RDA pero tras la reunificación,
los jugadores se fueron masivamente a los equipos de la RFA por mucho mejores
pagas. En 1990 se organizó un torneo especial por la reunificación y se llevó
el título ganando en la final al todo poderoso Bayern Munich. Fueron a la
primera en la Bundesliga pero varios descensos y problemas económicos lo
mandaron a las categorías regionales aunque el público no los abandonó y hasta
en los peores momentos llegaron a llevar entre 20.000 y 30.000 personas en su
estadio como locales.
Si el Dínamo
Dresden no ganó más títulos seguidos en la Oderliga no fue precisamente por su
culpa sino que sucumbió a los deseos de Erich Mielke, el hombre más temido de
la RDA, ministro de Seguridad y máximo responsable de la Stasi, la Policía
política, y tan apasionado por el fútbol que eso lo llevó a presidir al Dínamo
Berlín entre 1957 y 1989. “Los éxitos futbolísticos evidenciarán, de manera más
clara todavía, la superioridad de nuestro orden socialista en el ámbito
deportivo”, sostenía el funcionario, citado en el capítulo “Dinamo Berlin, el
club de la Stasi”, del excelente libro “Futbolítica”, del periodista catalán
Ramón Usall.
El Dínamo llegó
a depender del Ministerio de Seguridad y estaba en las categorías inferiores
pero la necesidad de que Berlín tuviera un gran club derivó en un decreto de
1954 que obligaba a fichar a los principales jugadores del Dínamo Dresden y así
pudo llegar a ascender a Primera y a la obtención de su primer título, la Copa
de 1959 y a tener cierta preponderancia, hasta que los jugadores se fueron haciendo
veteranos y el Dínamo bajó a Segunda en 1967.
Ya en 1966,
Mielke vio la situación y decidió escindir al fútbol del resto del club y lo
llamó BFC Dínamo, aunque los éxitos tardaban en llegar hasta principios de los
años Setenta, cuando el Bayern Munich dominaba en Europa y el Dresden, en la
RDA.
En junio de
1978, cuando ya el Dínamo Dresden ganó su quinto título nacional, a Mielke se
le terminó la paciencia y entró furioso al vestuario de su rival diciendo que
el año siguiente todo sería para el Berlín, y así sucedería y ganaría todos
hasta 1988 aunque con sospechosos arbitrajes y complicidades de las autoridades
dirigenciales.
Claro que cuando
el Dínamo Berlín salía a competir por Europa, no tenía los mismos resultados y
en una oportunidad, fue humillado por el Werder Bremen por 5-0. La supremacía
local por medios políticos se evidenció en 1986 cuando el Lokomotiv quiso
disputarle el título. En la fecha 18, Leipzig recibía al Berlín, que fue
beneficiado con un penal inexistente en el minuto 95 y eso desató la ira
popular. El que pagó fue el árbitro, Bernd Stumpf, castigado con dureza. El
equipo era recibido en toda RDA con banderas como “el campeón de las trampas”.
El Berlín jugaba ante 2000 espectadores, mientras que el Dresden lo hacía ante
más de 30.000.
Tras la caída
del Muro de Berlín, Mielke cayó en desgracia y el Dínamo perdió sentido hasta
que en 1990 pasó a llamarse FC Berlín pero tuvo competencia en el Hertha, el
club del oeste de la ciudad y del equipo popular de la zona este, el Unión Berlín.
Recién en 1999, y con graves problemas financieros, cambió otra vez de nombre
hacia BFC Dínamo.
Si bien recién
el 13 de diciembre de 1990 llegó la recomendación de la FIFA para que la
Federación Alemana (DFB) aceptara a los jugadores procedentes de la RDA, más de
un año después de la caída del Muro de Berlín, ya muchas de las estrellas del
otro torneo alemán habían cruzado para jugar en la Bundesliga. Justo en ese
tiempo, había aparecido en la RDA una generación brillante que tenía como
abanderado a Matías Sammer, quien sería galardonado como Balón de Oro en 1996,
y jugaría en la selección alemana reunificada desde la Eurocopa de Suecia en
1992, cuando los teutones llegaron a la final ante Dinamarca.
Sammer había
participado del partido que RDA había perdido en Austria 3-0 ante el local que
la dejó afuera de lo que habría sido su segundo Mundial, el de Italia 1990, al
que habría arribado apenas con un empate, pero en aquel cotejo en Viena, apenas
seis días después de la caída del Muro de Berlín y entonces ya muchos sabían
que el trecho de esta selección sería muy corto.
Cuando se jugó
el Mundial 1990, ganado por la RFA, la Cámara Popular de la RDA ya le había
puesto fecha a la reunificación, el 3 de octubre, aunque la selección nacional se despediría
tres semanas antes, el 12 de septiembre ante la Bélgica de Enzo Scifo y Michel
Preud’homme. Fue un amistoso que, en realidad, estaba pautado como oficial,
como parte de la clasificación para la Eurocopa 1992, pero ya no tenía ningún
sentido.
Para esa época,
casi todos los internacionales jugaban ya en la Bundesliga y nueve de ellos
optaron por no acudir a la convocatoria. Ese día, los once iniciales de RDA
fueron Schmidt, Schobler, Peschke, Wagenhaus, Schwanke; Sammer, Stubner, Wosz,
Scholz, Bonan, y Rosler. Sólo sirvió para que Sammer, futuro Balón de Oro en
1996, marcara los 2 goles de su equipo en la despedida. “Estamos un poco
melancólicos”, explicó entonces el DT alemán. Ese partido se jugó en el estadio
de Anderlecht ante la apatía general.
Con la reunificación
de la Liga Alemana, sólo fueron admitidos dos equipos de la RDA en la
Bundesliga, el Hansa Rostok y el Dínamo Dresden. El resto fue a categorías
inferiores y ahora no hay ninguno en Primera.
Vogts, el
entrenador que pasaba a reemplazar a Beckenbauer tras el Mundial de Italia,
trató de ser sincero en una larga entrevista con la revista alemana Kicker:
“Hay muy buenos jugadores que vienen de la RDA pero en este momento, con lo que
tenemos somos campeones del mundo y hay varios jugadores por puesto, así que
será difícil la competencia para ellos, aunque es un lindo desafío”.
Además de Matías
Sammer, reconocido como el mejor de su generación e inmediatamente estrella del
Borussia Dortmund y campeón y figura de la posterior Eurocopa de Inglaterra en
1996, aparecían otros grandes jugadores desde la RDA como Andreas Thom (del Dínamo Berlín al Bayer Leverkusen), Ulf Kirsten (centrodelantero que pasó
del Dresden al Bayer Leverkusen), Frank
Rohde y Thomas Doll (los dos,
del Berlín al Hamburgo), Uwe Weidemann
(volante ofensivo que venía del FC Rot Weiss Erfurt y que pasó al Nuremberg en
1990), Reiner Ernst (del Berlín al
Kaiserlautern), André Kohler (del
Bismuth Aue al Eintrach Francfurt), Axel
Kruse (delantero del Hansa Rostock, al Hertha Berlín), Jorg Stübner (Dinamo Dresden y Sachsen Leipzig, al FC
Neubrandesburg), Perry Brautigam
(arquero del FC Carl Zeiss Jena, al FC Nuremberg), Dariusz “Darek” Wosz ( polaco nacionalizado alemán, del Halleschen
FC Chemie, al Bochum, y Rico Steimann
(volante del Chemnitzer, al Colonia).
De todos ellos,
apenas el líbero Sammer, que aún jugaba en su primer equipo de la Bundesliga,
el Stuttgart, el centrodelantero Thomas Doll y Andreas Thom, segunda punta,
formaron parte del plantel alemán unificado que viajó a Suecia para la Eurocopa
1992, y más tarde, Kirsten integraría el plantel para estados Unidos 1994.
Lo trató de
explicar bien Vogts, en sus primeros días de trabajo, con miras a la Eurocopa
1992 y al Mundial de Estados Unidos 1994: “Sammer, Doll, Kirsten o Thom son muy
interesantes pero esta selección es la mejor del mundo ahora y aunque hay más
para ver, les va a resultar difícil competir con los Voller, Klinsmann o Riedle
pero también con los occidentales de la Bundesliga que no están en Italia como
Stefan Kuntz o Ralf Sturn”.
“También tengo mucho en el medio con Hassler
aunque en la RDA está Rico Steinmann, y tengo al veterano Andy Moller. Incluso
está Wosz pero en su lugar tengo a Olaf Thon y hasta a Pierre Littbarski
todavía si se recupera de una grave lesión. Y como arquero está Bautigam pero
tengo a Bodo Illgner, Auman y
Koepke. Como líbero, una alternativa a
Manfred Binz podría ser Heiko Peinschke, del Jena, pero es tan difícil…tengo
super abundancia de jugadores”, comentó el entrenador y ex jugador alemán.
Tiempos de una
Alemania que con la reunificación, se vio abrumada de cracks para su selección
nacional, comandada por su capitán y estrella, Lothar Matthäus
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