Faltaba un
minuto para terminar la final de la Copa Libertadores en el estadio Monumental
de Lima, en Perú, cuando los hinchas de River Plate ya comenzaban a festejar lo
que sería su quinto título continental y el tercero desde 2015. Había dejado sin respuestas al Flamengo y lo
tuvo dominado todo el partido. Sin embargo, una excelente jugada del delantero
Bruno Henrique, por la izquierda, entre tres defensores, logró colar un balón
hacia el uruguayo De Arrascaeta y éste dejó solo al goleador Gabriel Barbosa,
quien apenas tuvo que empujarlo a la red.
Todo lo que
había hecho River, con un gol convertido muy temprano por su muy buen delantero
colombiano Santos Borré, se había borrado en segundos, pero no doto había
acabado allí, porque ya en tiempo de descuento, el defensa central Javier
Pinola, experimentado jugador que pasó por la Bundesliga y acaso el mejor del
partido, se equivocó en su propio área en un rebote y otra vez Gabriel Barbosa,
“Gabigol”, como dos minutos antes, aprovechó para rematar al gol con una volea
imposible de contener.
Flamengo perdía
con justicia 1-0, River era mucho más. Tenía controlado el partido desde lo
táctico a lo mental, pero en tres minutos, se le desmoronó todo y los
brasileños se quedaron con la segunda Copa Libertadores de su historia y con
dos goles de Gabriel Barbosa, quien no había tocado el balón hasta sus goles,
había sido duramente criticado en Italia por la prensa local por sus pobres actuaciones
en el Inter, que lo cedió por unos meses para que buscara recuperarse, y quien
había sido el único jugador que al saltar al campo osó tocar el trofeo,
colocado sobre una tarima…
¿Qué fue lo que
sucedió para que River, con toda su experiencia y sus siete títulos
internacionales desde 2015, cayera con dos goles en el final? Es cierto que el
fútbol es maravilloso por lo imprevisible, pero la explicación no es sólo en
base al azar. Al contrario, hay una razón estructural, que, creo, acabó pesando
en esta definición.
El Flamengo es
un club muy poderoso en estos años. Hay que partir de la base de que estamos
refiriéndonos al club con más hinchas del mundo (cuarenta millones) y eso, bien
aprovechado, es un inigualable instrumento de marketing y así lo entendió la
dirigencia que se hizo cargo de la conducción en 2013 y comenzó a reducir el
nivel de deuda hasta llevarla a un tercio de la original, mientras, lentamente,
inició un proceso de armado de infraestructura con un centro de entrenamiento
de primer nivel y fue contratando jugadores de excelencia, la mayoría de ellos
con experiencia europea (el ex portero del Valencia Diego Alves, los ex
laterales del Bayern Munich, Rafinha, y del Atlético Madrid, Filipe Luis,
Gabigol, ex Inter, Bruno Henrique, con pasado en la Bundesliga, Diego Ribas, ex
Atlético Madrid y Wolfsburgo), a los que a mediados de año sumó al entrenador,
el portugués Jorge Jesús.
Jorge Jesús fue
la cereza que le faltaba al postre. Admirador de la filosofía de juego del
fallecido Johan Cruyff, fue contratado luego de que a mediados de 2019 el
Flamengo ganara el torneo estadual carioca conducido por Abel Braga, pero su
juego no convencía. Todos estaban de acuerdo en que con ese nivel de plantilla,
tenía que dar mucho más. En la Copa Libertadores había avanzado de grupo a
duras penas y el objetivo era mucho más grande.
Jorge Jesús se
había destacado mucho en el Benfica y en el Sporting Lisboa, justo se había ido
del Al Hilal de Arabia Saudita, y cuando llegó al Flamengo, pudo notar que su
estructura era la de un club europeo, con todos los elementos para realizar un
trabajo en serio. Aprovechó el receso de la Copa América de selecciones, y
cuando recomenzó la temporada, el equipo ya era otro, imparable. Y de hecho,
Flamengo se coronó campeón de América y de Brasil con escasas horas de
diferencia.
Tal vez esto
comience a explicar parte de lo que ocurrió contra River en la final de Perú.
El equipo argentino pudo controlarlo casi todo el partido porque tiene un gran
entrenador como Marcelo Gallardo (según algunos analistas, uno de los
candidatos a dirigir al Barcelona) y éste trabaja muy bien en lo táctico y
psicológico. Sin embargo. Ese dominio comenzó a resquebrajarse a veinte minutos
del final.
Lo que ocurrió
es que para poder ejercer ese dominio, River hizo un esfuerzo físico y mental
tan grande, que algunos de sus jugadores claves, como Ignacio Fernández,
estaban exhaustos y la precisión ya no fue la misma y Gallardo se vio obligado
a realizar cambios. Jorge Jesús observó esto y también apeló a modificaciones
más ofensivas, como los ingresos de Diego y Vitinho, y todo se aceleró en un
final increíble.
Párrafo aparte
para aquellos que creen en estas cosas. Flamengo había ganado su Copa
Libertadores anterior un 23 de noviembre de 1981 (cuando jugaban en este equipo
Zico y Junior). Esta vez, volvió a ganarla un 23 de noviembre. En aquella
ocasión, el campeón de Europa fue el Liverpool (de hecho, Flamengo luego le
ganó en Japón por la Copa Intercontinental, 3-0). Esta vez, también el campeón
fue el Liverpool y es muy posible que se enfrenten en la final del Mundial de
Clubes de Qatar, el 21 de diciembre.
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