La selección
española ganó el Grupo F clasificatorio para la Eurocopa 2020 con cinco puntos
de diferencia con su inmediato perseguidor, Suecia, y con ocho partidos ganados
y dos empatados, sin derrotas y con 31 goles a favor y apenas 5 en contra.
Podría decirse que esas cifras son casi perfectas para un equipo que a todas
luces, ya no es el de los Xavi Hernández, Xabi Alonso o Andrés Iniesta, sino
otro de transición hacia una nueva etapa.
A cargo de esta
selección española estuvo Robert Moreno, alguien no tan conocido en el mundo
del fútbol, pero que como segundo entrenador, tuvo que hacerse cargo del equipo
ante una situación muy particular, como la grave enfermedad, que luego derivó
en la muerte, de la hija de quien fuera designado entrenador del equipo
español, Luis Enrique Martínez.
Hasta aquí, no
parece haber ninguna clase de conflicto y hasta parecía lógico que, superado el
problema personal del ex entrenador del Barcelona y de la Roma, éste quisiera
regresar por su cargo y que ambos, junto a Moreno, continuaran juntos en el
staff, pero no fue lo que ocurrió.
Cuando estaba
terminando la clasificación a la Eurocopa, hace escasos días, la Federación Española le comunicó a Robert
Moreno una noticia importantes: que Luis Enrique les había manifestado su deseo
de regresar y que su pretensión era concretarlo para conducir al equipo ya
desde la Eurocopa de 2020, y que la dirigencia del fútbol español consideraba
lógico el regreso, tomando en cuenta que cuando Luis Enrique les manifestó el
problema personal, le dijeron que tenía las puertas abiertas para regresar.
Sin embargo, a
Moreno se le cambió el semblante y llegó al vestuario, en el partido ante
Rumania, gritando, muy alterado, y sosteniendo que lo habían despedido. A tal
punto fue así, que ni siquiera aceptó concurrir a una reunión con el presidente
de la Federación, Luis Rubiales, y con el director deportivo, el ex portero
José Francisco Molina. A cambio, envió a sus abogados para arreglar el
finiquito.
El revuelo que
se generó con todo esto en el fútbol español es total, pero hay un punto que
recién ahora, con el paso de los días, puede entenderse. ¿Qué fue lo que
ocurrió entre Luis Enrique y Robert Moreno para que éste último se considerara
despedido o fuera da la selección española en vez de alinearse con su ex
compañero del cuerpo técnico y continuar como su segundo?
Lo que ocurrió
es muy típico de los seres humanos. Moreno, cuando Luis Enrique tuvo que
dejarlo, comenzó a funcionar muy bien, obtuvo excelentes resultados, y
consiguió ser querido y respetado por la plantilla, al punto de pensar que ya
no estaba para ser segundo de nadie y por momentos, ya se proyectó como líder
del grupo, sin pensar en que la posibilidad de la vuelta de Luis Enrique estaba
tan cercana.
Tanto es así,
que todo indica que en dos partidos de clasificación a la Eurocopa, ante Suecia
e Islas Feroe, Moreno tomó decisiones que no fueron del gusto de Luis Enrique,
quien fuera del sistema, nada pudo hacer y tragó, pero que nunca aceptó y tomó
como una deslealtad (palabra que utilizó en su conferencia de prensa de su
regreso a la selección española el martes pasado) como que en la portería
estuviera Kepa Arrizabalaga (del Chelsea) y no David De Gea (del Manchester
United), quien para el entrenador re-entrante es el claro titular.
Algunas
decisiones como éstas fueron derivando en un enorme distanciamiento entre ambos
y no fue de extrañar entonces que al intentar regresar, Luis Enrique haya
dejado claro que no quería en su staff a Moreno, quien se sintió maltratado por
la Federación, cuando, en verdad, sintió que estaba para más de lo que le
correspondía.
“Para mí, Robert
es desleal. Yo no lo haría y no quiero a nadie de esas características en mi staff.
La ambición desmedida no es una virtud, sino un gran defecto. En la vida, las
situaciones ayudan a conocer a las personas. Es una forma de ver quién es mi
amigo y quién, no. Y me atrevo a decir que Rubiales y Molina han sido honestos,
leales y sinceros conmigo”. Todo eso dijo Luis Enrique cuando fue presentado el
miércoles como entrenador pensando en la próxima Eurocopa y con contrato hasta
el Mundial de Qatar 2022.
Lo que es claro
es que se trata de una situación que debió ser más tranquila y menos contradictoria.
Un DT que tiene un problema personal se toma una licencia, el que lo reemplaza
lo hace bien pero su mete se nubla y ya se cree dueño de un lugar en el que
sólo está de inquilino, y luego la va de víctima y de maltrato cuando regresa
el titular.
De todos modos,
la Federación Española debe meditar mucho sobre lo que está ocurriendo
desde que Julen Lopetegui reemplazó a
Vicente Del Bosque, porque a la situación de los días previos al Mundial 2018, cuando el DT fue despedido por haber
aceptado formalmente una oferta para dirigir al Real Madrid tras el torneo de
Rusia, ahora hay que agregarle estos extraños hechos entre Luis Enrique y
Robert Moreno.
España juega
bien, se clasifica y se mantiene en el top de las selecciones europeas, pero
evidentemente, tiene un serio problema de comunicación.
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