Habían pasado
minutos desde el cierre de las elecciones presidenciales argentinas, el pasado
domingo, cuando “Crónica TV”, el canal más popular y ocurrente, publicó con
título catástrofe en su pantalla “Argentinos Juniors 52 Boca 34” y no se
refería a un partido de fútbol, sino a los clubes de los que son simpatizantes
los dos candidatos principales para asumir el próximo 10 de diciembre, Alberto
Fernández y el actual, que se presentaba a la reelección pero fue derrotado,
Mauricio Macri.
Todos los
artículos referidos al presidente electo, Fernández, indican muy pronto, no más
allá del segundo párrafo, que es hincha de Argentinos Juniors (el club en el
que se iniciaron Diego Maradona, Juan Román Riquelme, Sergio Batista y Claudio
Borghi), y que su familia era de Boca pero que él simpatizó por el club del
barrio en el que se crió y al que concurría con amigos para ver los partidos en
su estadio (que ahora se llama “Diego Maradona” y en el que un tal Lionel Messi
jugó por primera vez con la camiseta de la selección argentina cuando tenía 16
años).-
Por supuesto que
ya hay fotos de Fernández, ya candidato a presidente, posando con la camiseta
roja con vivos blancos de Argentinos Juniors (“los bichitos colorados” o “los
Globetrotters” del barrio de La Paternal) por la cantidad de homenajes que le
hicieron antes de los partidos del equipo, minutos antes de sus partidos por la
Superliga cuando se supo que había ganado las primarias por la lista peronista
(populista).
Fernández no es
el único de la política argentina vinculado al fútbol. Todo lo contrario.
Cuando Maradona asumió como entrenador de Gimnasia, apenas un mes atrás, además
de la revolución que generó en la ciudad de La Plata (a una hora y media de
Buenos Aires), al terminar su presentación en la conferencia de prensa, desde
el fondo del salón una mujer gritó que era la hermana de la ex presidente (y
ahora vicepresidente electa) Cristina Fernández de Kirchner, y se acercó a
donde estaba el ex genial futbolista vestida con una camiseta blanca con una
franja horizontal azul, para que le firmara un autógrafo en su espalda, ante el
aplauso de casi todos los asistentes, eufóricos.
Macri, el
derrotado neoliberal presidente argentino en las elecciones en las que volvía a
postularse, había realizado una campaña, desde que perdió en las primarias ante
Fernández el 11 de agosto pasado, con la consigna “Sí, se puede” (remontarlo),
lo mismo que intentó Boca Juniors ante su máximo rival, River Plate, tras caer
2-0 en el partido de ida de la semifinal de la Copa Libertadores de América,
pensando en la vuelta como local, pero como en las elecciones del pasado 27 de
octubre, tampoco pudo y apenas venció 1-0 y quedó eliminado por diferencia de
gol.
No es casual que
tanto Macri como Boca hayan tenido la misma consigna de remontar u resultado
adverso y en la misma semana (en ambos casos, fallidamente). El presidente
argentino saliente, fue por doce años presidente de Boca (entre 1995 y 2007),
para luego ser alcalde de Buenos Aires (2007-2015) y luego lanzarse a la
presidencia que ahora termina.
¿Y qué hará
Macri desde el 10 de diciembre cuando le entregue el poder a Fernández? Además
de opositor, ya lo tiene claro: volver a la política en Boca Juniors, al punto
de integrar la lista oficialista en las elecciones del club del próximo 6 de
diciembre.
Si Boca fue
derrotado por River, que el 23 de noviembre próximo va por otra final de Copa
Libertadores ante el Flamengo de Brasil en Santiago de Chile para ganar su
quinto título continental y el segundo consecutivo, el presidente del actual
campeón sudamericano, Rodolfo D’Onofrio (centroizquierda y bachiller del mejor
colegio argentino, el universitario Nacional de Buenos Aires), tras el gran
suceso durante su mandato en el club, se preguntó a futuro “¿por qué no pensar
en ser presidente de la Argentina?”
Desde el otro
lado, el del Flamengo, nada menos que el actual presidente de Brasil, Jair
Bolsonaro (ultraderecha), dijo que quiere estar presente en Chile apoyando a su
equipo ante River en la final sudamericana y posó con la camiseta roja y negra
de los cariocas que fueron campeones continentales en 1981 cuando contaban con
Zico, “El Pelé Blanco”, y Junior, notables jugadores del Mundial de España
1982.
Bolsonaro,
enfrentadísimo a Fernández, quien llegó a visitar a su enemigo Lula da Silva en
la cárcel, sostuvo pocas horas después de los comicios que los argentinos
“votaron mal” y amenazó con sanciones para que este país vecino se retire del
acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea si no cumple con los compromisos.
Al revés que
Bolsonaro, Maradona apareció en las redes sociales en fotos junto al reelecto
(no sin polémica) presidente boliviano Evo Morales afirmando que “los estábamos
esperando”, en referencia a los dos Fernández de la fórmula ganadora, Alberto y
Cristina.
Eso sí, Matías
Lammens, joven presidente de San Lorenzo, otro de los clubes grandes de la
Argentina, fue apartado del escenario de los festejos de la fórmula ganadora
porque se presentó como candidato a alcalde de Buenos Aires por el peronismo
pero fue derrotado por Horacio Rodríguez Larreta (hijo de un ex presidente de
Racing Club), quien ya ocupa el cargo desde 2015 y obtuvo el 55 por ciento de
los votos.
Lammens, quien
estudió en el mismo colegio que D’Onofrio, el presidente de River, de todos
modos, tiene muchas chances de quedar a cargo del área de Deportes cuando
Fernández asuma el 10 de diciembre.
Del fútbol y la
política argentina no se salvó ni el ex presidente de gobierno español, el
socialista José Luis Rodríguez Zapatero, en Buenos Aires como veedor de los
comicios. A sabiendas de que le encanta el fútbol (es hincha del Barcelona) y
se alojaba en el hotel de su propiedad, el presidente de Racing, Víctor Blanco,
le obsequió una camiseta del club con su nombre en la espalda.
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