El próximo
sábado 23 de noviembre, ante el Flamengo de Brasil, en la primera final a
partido único de la historia de la Copa Libertadores de América, el argentino
River Plate puede volver a ser campeón por tercera vez desde 2015 y por quinta
vez en su historia.
Lo que desde ya
podría ser un dato interesante, cobra mucha más dimensión si tomamos en cuenta
que el entrenador de River es Marcelo Gallardo, un destacado ex futbolista del
club en los años noventa y principios del siglo XXI que tomó la conducción del
equipo a mediados de 2014 y que fue generando un auténtico imperio para una
entidad que si bien tenía muchos títulos locales (es el club que más los
consiguió en la Argentina), no podía luego proyectarse en el plano
internacional.
Desde que
Gallardo tomó la conducción del equipo, extrañamente River cosechó varios
títulos internacionales, pero lleva casi seis años sin ganar una liga local, y
según muchos analistas, se debe a que se enfocó en la prioridad, que pasa por
el plano externo, tanto por el prestigio que le brinda al club como por los
suculentos premios que fue recibiendo y que le permitió buenos fichajes y
mantener a jugadores muy solicitados por muchos clubes del mundo.
River ganó,
desde 2014, una Copa Sudamericana (el equivalente a la Europa League) en ese
año, las Copas Libertadores 2015 y 2018, mientras que en 2017 llegó a
semifinales, cuando tras llevar tres goles de ventaja a su compatriota Lanús,
en veinte minutos recibió cuatro goles y fue eliminado, y en esta temporada
llegó otra vez a la final, que se jugará en Lima, Perú.
También River
ganó las Recopas Sudamericanas 2015, 2016 y 2019 y si gana esta Copa
Libertadores se proyectará a una nueva posibilidad de Recopa ante Independiente
del Valle de Ecuador (reciente campeón de la Copa Sudamericana) y podrá
disputar en diciembre próximo el Mundial de Clubes de Qatar como representante
de Sudamérica.
Pero eso no es
todo, porque además de ganar dos Copas Argentinas (equivalentes a las copas
nacionales europeas), y llegar ahora a la final por una tercera, River estableció en estos años una superioridad sobre su
acérrimo rival, Boca Juniors, el club más popular del país, al que eliminó en
varias oportunidades, como en los octavos de final de la Copa Libertadores
2015, en la semifinal de la Copa Sudamericana 2014, en la final de la Supercopa
Argentina de 2018 y en la más importante de todas, en la histórica final de la
Copa Libertadores de 2018 en Madrid, la única vez que se enfrentaron en esta
instancia en toda la historia.
Más allá de
todos estos contundentes datos, el trabajo de Gallardo es elogiado de manera
unánime en el mundo. Luego de quedar en el podio entre los entrenadores de 2018
para la FIFA, el entrenador de River, de 44 años, fue considerado especialmente
por el director técnico del Manchester City, Josep Guardiola, o por el jugador
español Andrés Iniesta o por el ex jugador del Barcelona, Xavi Hernández.
Estos
resultados, y la forma de jugar de River, llevaron a Gallardo a la
consideración de la comisión directiva del Barcelona, que trata de mantener en
el cargo de entrenador a Ernesto Valverde, pero los resultados, y especialmente
el sistema de juego del equipo, no convencen y ya van dos temporadas en las que
perdió la Champions en instancias finales por sufrir dos remontadas contra la
Roma en los cuartos de final de 2017/18 y contra el Liverpool en el recordado
partido de semifinal de 2018/19 en Anfield.
¿Qué le puede
ofrecer Gallardo al Barcelona? Varias cosas. Lo primero, un microclima
diferente. Valverde transmite siempre una especie de dejadez, de cuestiones
libradas al azar para que resuelvan los jugadores, más allá de que sabe manejar
muy bien el vestuario y los jugadores lo quieren y respetan. Pero desde lo
motivacional, no aporta demasiado y se notó en los partidos decisivos de
Champions como en la final de la pasada Copa del Rey perdida ante el Valencia.
Si hay algo en
lo que se destaca Gallardo, en cambio, es en la psicología. Conoce bien cómo
entrarle al jugador, cómo motivarlo. Y suele trabajar con una neurocientífica
como Sandra Rossi, que hace mucho hincapié en la concentración mental de los
jugadores en los partidos. Si en algo se destacó River en estos cinco años y
medio es en el aspecto mental. Es un equipo ganador, que juega especialmente
bien las finales y si es superado, por lo general es porque se encontró con un
equipo mejor, pero en general, cuando le toca enfrente un equipo inferior, gana
en el 95 por ciento de los casos. Hay muy pocas sorpresas.
El otro punto de
Gallardo es que no tiene compromisos con nadie ni respeta demasiado las
trayectorias. El veterano mediocentro Leonardo Ponzio, además de ser el capitán
del equipo, es el más veterano y el que sobrevive a 2014, pero desde hace rato
que no es titular porque el DT considera que no está del todo bien físicamente
y hay jugadores mejores. Nahuel, el hijo del entrenador, lateral izquierdo, es
uno de los que menos jugó porque no tuvo rendimientos como para mantenerse en
la primera división y es suplente y a veces, ni siquiera entra en las
convocatorias.
Un tercer
elemento que destaca a Gallardo es su ojo clínico para los fichajes. Como
todos, a veces no acierta o algunos jugadores se lesionaron y ya no rindieron
como se esperaba, pero en general tuvo grandes éxitos con los jugadores que
River adquirió, con un agregado importante: el club buscó que por lo general,
fueran hinchas del club desde pequeños, porque eso les da un plus a la hora de
jugar partidos decisivos.
Un cuarto
elemento es que Gallardo es un gran lector de los rivales. Puede perder más
partidos en una liga larga (acaso por eso no las gane) pero es casi imposible
ganarle cuando se trata de series eliminatorias a doble partido (como ocurre en
la Champions desde los octavos de final). Ni siquiera importa si su equipo juega
primero en casa o fuera. Siempre acaba imponiéndose.
Y por último, su
sentido común. Gallardo jamás ha dejado de decir lo que piensa, sobre los
desastres de la Federación (AFA), sobre la mala organización de los partidos,
sobre la falta de un proyecto con la selección argentina o por la impericia
dirigencial en la Copa Libertadores. Acaso por eso mismo nunca fue convocado a
dirigir a la selección argentina.
Si bien la
dirigencia del Barcelona tiene anotado para el futuro próximo también a Ronald
Koeman (actual DT de la selección holandesa), quien como jugador fue muy
importante hace tres décadas, todo indica que Gallardo es el ideal para
comenzar un ciclo nuevo y para poder explotar, por fin y ya en la última
oportunidad, a un genio como Lionel Messi, quien además lo conoce bien y es su
compatriota, y eso lo haría sentirse más cómodo (además, Gallardo fue, como
jugador, compañero en River de Javier Mascherano y Maximiliano López, ex
compañeros de Messi en el equipo azulgrana).
Todo indica que
Gallardo, quien se destacó como jugador en el Mónaco francés, es el indicado
para cambiar la estructura y el andar de este errático Barcelona.
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