El seleccionado mexicano atraviesa una situación particular, la de un estancamiento en su crecimiento, que pese a la fuerza que ha cobrado su fútbol en el último lustro, le está impidiendo llegar a codearse con los equipos de la élite mundial aún cuando es uno de los países americanos cuyas ligas poseen mayor inversión de capital y más calidad en sus jugadores.
México tomó auge con su fútbol especialmente con la más que acertada decisión de sus dirigentes de abrir los caminos para que sus equipos jugaran la Copa Libertadores de América, pese a no pertenecer al continente sudamericano ni a la Conmebol, sino a Norteamérica y a la Concacaf (Confederación del Norte, Centroamérica y el Caribe de Fútbol), como país invitado.
En poco tiempos, los equipos mexicanos alcanzaban posiciones de privilegio en la Copa Libertadoes y Sudamericana, llegando primero a la final Cruz Azul (2001) y luego ya Pumas en la Sudamericana (2005), ambos vencidos por Boca Juniors de Argentina, pero ya en el 2006, el Pachuca mexicano por fin pudo ganar el certamen, imponiéndose en la final al Colo Colo de Chile.
La otra decisión acertada de los dirigentes fue la de aceptar, por fin, transferir a sus jugadores a Europa, debido a que las bondades económicas de su mercado y las excelentes pagas, generaban pocos deseos de emigrar de sus jugadores, pero las transferencias a Europa de jugadores de la talla de Marquez, Guardado, Vela (España), Salcido, Moreno (Holanda), o Pardo (Alemania), fueron dándole un roce internacional que antes no tenía.
Si bien en el pasado Mundial de Alemania, el seleccionado mexicano fue eliminado por el argentino en octavos de final (si bien en un partido muy parejo y con un excepcional gol desde larga distancia de Maxi Rodríguez), es claro que los aztecas vienen progresando y ya imponerse a Brasil está dentro de cierta lógica y el entrenador argentino Ricardo La Volpe había conseguido ciertos avances hasta quedar colocados entre una segunda y una tercera línea mundial, especialmente cuando en 2005 ganaron el Mundial sub-17 en la final a Brasil (3-0) en Perú, y aparecieron jugadores como Giovanni Dos Santos (Barcelona), el propio Vela (que juega en el Osasuna pero cuyo pase es del Arsenal), o Villaluz, del Cruz Azul, próximo a emigrar.
A partir de la finalización del Mundial 2006 y ante la renuncia de La Volpe, la selección mexicana pasó a ser dirigida por el ex goleador e ídolo de la afición “tricolor”, Hugo Sánchez, legendario delantero de Real Madrid y Atlético Madrid en los ochentas e inolvidable por sus cabriolas en cada festejo con saltos mortales.
Sánchez asumió el cargo no sin polémicas, luego de haber atacado a La Volpe durante los cuatro años con ácidas críticas, debido a que llevan una enemistad de los tiempos en que se enfrentaban como jugadores en la liga mexicana, uno como goleador y el otro como arquero. Pero esas críticas de Sánchez, quien logró un bicampeonato con los Pumas en la liga mexicana, llegaron a rozar a muchos jugadores de la selección, que incluso varios de ellos ya juegan en Europa, y que ahora en este ciclo, no parecen muy conformes con que el entrenador haya intentado un acercamiento.
Por otra parte, es claro observar que tácticamente, el equipo mexicano se encuentra estancado y que no progresa, y las críticas de los medios están comenzando a llegar progresivamente, al no encontrar una solución inmediata y todo indica que los tiempos de Sánchez se van acortando.
La semana pasada, aprovechando la fecha FIFA, México visitó a los Estados Unidos, y no pasó del empate 2-2 pero aunque éste no sea un pésimo resultado, los años que no se le gana al vecino del norte (siempre antes superado sin problemas en fútbol) generó una nueva crisis y ahora todos los boletos parecen jugados a la clasificación a los Juegos Olímpicos de Pekín. Un resbalón en esta instancia costaría definitivamente el lugar a Sánchez, quien se encuentra envuelto en varias polémicas, desde la altísima ficha que cobra, la poca importancia que parece dar al seguimiento de sus máximas estrellas en Europa, el poco espacio que da a jugadores como Giovanni y la no muy buena relación con muchos de los jugadores clave, enojados con él por sus críticas en el ciclo pasado.
También los medios critican duramente a Sánchez porque pareciera que la parte táctica del equipo quedo en manos del argentino Sergio Egea, quien por contrato tiene prohibido hacer declaraciones oficiales.
La gran pregunta que se formulan todos es si un ídolo como Sánchez será capaz de darle a la selección mexicana los elementos para pegar el salto de calidad que la coloque al menos en situación de llegar al quinto partido en el Mundial de Sudáfrica 2010, y si en el futuro no será mejor recurrir a uno de los entrenadores de élite que aseguren un definitivo ingreso a los equipos superiores, alguien como Mourinho, Bianchi, Fergusson, Ericksson, Hirtzfeld o Lippi.
Mientras esto pasa, todo indica que el torneo preolímpico de los próximos días en la Concacaf puede ser un divisor de aguas en el ciclo de Sánchez como entrenador de la selección mexicana.
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