El sorteo de los cuartos de final de la Champions League arrojó, al menos, un alivio al presidente de la UEFA, Michel Platini, como a los principales dirigentes de los clubes del viejo continente, porque al menos ya es seguro de que la semifinal no parecerá la FA Cup con sólo equipos ingleses, debido a que Arsenal y Liverpool deberán eliminarse.
El riesgo de que cuatro equipos ingleses llegaran a ocupar los cuatro primeros lugares de la presente Champions League era claro, especialmente por la calidad de los planteles del Manchester United, el Chelsea, el Liverpool y el Arsenal, dominadores también de la Premier League, y lo que muestra con claridad que la realidad va en sentido contrario de aquellos que por años pregonaban que el fútbol y el deporte “nada tienen que ver con la política”.
¿Es posible que una actividad entre seres humanos, que además perciben dinero para jugar, en clubes que en muchos casos son sociedades anónimas que cotizan en bolsa, y que suben o bajan sus valores de acuerdo a sus rendimientos, no tenga relación con la política o con la economía?. No lo parece y si justo ahora la Premier League se asentó ya como la más importante de las ligas nacionales de fútbol de todo el mundo, no parece casual que sea justo en el momento en que la libra esterlina se encuentra en su valor más alto de cotización en los últimos tiempos, respecto al euro y al dólar.
Así es que la mueca de los dirigentes de la Roma porque le vuelve a tocar el mismo Manchester United que le acaba de asestar siete goles en una cercana noche de Champions en Old Trafford, no pareció muy distinta que la de los dirigentes del Fenerbahce turco al ver que el rival será el Chelsea, aún sin José Mourinho como entrenador.
De todos modos, vale aclarar algo sustancial que venimos repitiendo en estas columnas. Cuando hablamos de la “superioridad inglesa” en Europa, lo hacemos en cuanto al nivel de su impecable competición interna (ya sea Premier League, FA Cup, o Carling Cup), y de los excelentes planteles de los equipos en general y en especial los de vanguardia, pero esto para nada signifique que haya una superioridad de los futbolistas ingleses sobre el resto.
Es más, la paradoja está dada en que si bien Inglaterra hizo pleno en los cuartos de final de la Champions League clasificando a sus cuatro equipos para esta instancia, ninguno de los seleccionados británicos (Irlanda, Gales, Escocia e Inglaterra) ha logrado la clasificación para la Eurocopa de Austria y Suiza de unió próximo.
Lo explica muy bien Platini, el presidente de la UEFA, quien se preguntó “dónde está el triunfo inglés en la Champions League” al citar que el país que más aporta a esta competición es nada menos que Brasil, con la friolera de 94 futbolistas, y seguido por Francia, con 93 y cuando apenas en toda la competición hay 45 ingleses.
“Creo que la mejor medida para determinar el mejor país europeo en fútbol lo da la Eurocopa, donde juegan sólo los que nacieron en un país, y no en equipos, donde está permitido hasta jugar con todos extranjeros, como sucede en algunos casos”, dijo en la semana de manera contundente Platini, no por nada, francés de nacimiento.
Y también por esta razón es que la FIFA, a través de su presidente Joseph Blatter, viene estudiando la posibilidad de implementar el sistema de “6 más 5”, es decir, aceptar como mínimo seis jugadores del país de origen del equipo, y sólo cinco extranjeros por partido, algo que en estos tiempos de mercado es difícil de implementar.
Pero tampoco se puede reducir a la fortaleza de la libra el éxito de los equipos ingleses. También entre las causas está la buena organización de la Premier League, el alto nivel de exigencia en el fichaje de jugadores con una cantidad mínima de partidos internacionales con sus selecciones, y al mismo tiempo, la caída de credibilidad del calcio italiano, que le ha hecho bajar varios escalones como liga interesante para muchos extranjeros, quedando España como mayor competencia de la liga inglesa aunque ya resignada a un segundo lugar.
Incluso para España, el éxito de jugadores propios en Inglaterra como Fernando Torres en el Liverpool, Cesc en el Arsenal o los entrenadores Juande Ramos en el Tottenham o Rafa Benítez en el Liverpool, han potenciado su propio mercado aunque la penetración de la Premier por la TV es cada vez mayor y amenaza con seguir comiéndose a su principal competidora, justamente cuando la selección española va encontrando figuras propias en Gran Bretaña y la selección inglesa no sólo navega en la incertidumbre en cuanto a resultados sino que recurre al italiano Fabio Capello, a quien el Real Madrid rescindió el contrato aún siendo campeón de liga, para reencontrar su estilo.
Por todo esto, parece tener razón Platini: es más un triunfo de los equipos ingleses que del fútbol inglés en estos años en Europa.
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