A mediados de 2016, cuando aún no había asumido la
Comisión Normacrizadora, llegó a la AFA (manejada por Luis Segura, y rodeada
por los dirigentes de clubes grandes) una importante oferta por todos los
derechos de TV del fútbol argentino, excepto la Primera A, que en ese momento
formaba parte del programa “Fútbol Para Todos”.
De la mano del agente Guillermo Toffoni, que había
tenido los derechos de los partidos de la selección argentina, la empresa
Cárdenas Marketing Network (CMN), de los Estados Unidos, había ofrecido un
dinero muy importante para quedarse con un paquete que incluía Nacional B,
Primera B Metropolitana, la Copa Argentina y la Selección.
Lo que entonces hicieron los dirigentes, en vez de
aceptar por fin un interlocutor distinto a los de los últimos tiempos, fue
correr desesperados a buscar que la empresa Torneos (involucrada en el
FIFA-Gate y con su ex CEO, hermano del secretario de Seguridad de la Nación, con
tobillera electrónica en Nueva York) empardara la oferta.
Es decir: los dirigentes prefirieron el malo
conocido antes que el bueno por conocer, y de paso, quedar bien con el
Gobierno. Una de las explicaciones que posteriormente se dieron acerca del por
qué esta elección por una empresa involucrada en una enorme corrupción que
significaron altas coimas para obtener derechos, fue que de esta forma, se
condonaba la deuda que la AFA arrastraba con TRISA (Tele Red Imagen, compuesta
por Torneos y Clarín) por haber roto en 2009 el contrato por la televisación de
los torneos de Primera División.
De esta forma, los mismos que antes de 2009 monopolizaron
el fútbol, los que no permitían ver los goles de los equipos hasta que llegara “Fútbol
Deprimente” por Canal 13 el domingo por la noche, los que nos mostraban
muñequitos que reemplazaban a los jugadores para los que no tenían el dinero
para pagar el codificado, o las tribunas con los hinchas abrazándose en los
goles, los mismos que compraban canales de TV cable a precio vil en todo el
país para quedarse con todo, aprovechando sus derechos, ya comenzaban a avanzar
en el negocio, otra vez.
Pero eso no fue todo. Cuando el 10 de diciembre de
2015, Mauricio Macri asumió la presidencia de la Nación, fue comenzando a
terminar la etapa de “Fútbol Para Todos”, aunque no fue lo que se prometió en
campaña, claro que otra vez ayudado por los cráneos de la dirigencia del
fútbol, al entregarle al Gobierno, en julio de 2016, un documento por el que
solicitaban el final del ciclo comenzado en 2009.
Con el discurso de que el estado no podía seguir
pagando un dinero tan alto por el fútbol, el Gobierno buscó y acabó “aceptando”
una oferta de un dinero que representaba poco más del 10 por ciento del total
de la inversión, por parte de los canales América, Telefé y Canal 13 (Grupo
Clarín), para transmitir algunos partidos del Torneo que comenzó en agosto y
que debe terminar en mayo próximo.
Pero resulta que esos canales (luego América se
apartó), acabaron transmitiendo a los equipos grandes, a los principales
partidos, y Canal 7, el estatal, el del “Estado bobo” se quedó con el resto,
con algunos de esos partidos que el propio fútbol considera innecesarios al
punto de querer bajar lo antes posible los participantes de la A de 30 a 22.
Dicho de otra forma, nuevamente, en menos de medio
año, el mismo grupo mediático volvía a recibir una ayudita, primero de la AFA,
ahora directamente del Estado. Los que ponen el 10% transmiten los que atraen
al 80% de la audiencia, mientras que el estado, que pone el 90%, transmite a
los que atraen una audiencia del 20% restante. Pingüe negocio.
Y aún hay más: en junio pasado, antes de la Comisión
Normacrizadora, ya se había producido un acuerdo político muy parecido al que
venía ocurriendo días pasados: el moyanismo a la AFA (esto es:
Ascenso+selección argentina) y el tinellismo a la Superliga (Primera A y
Nacional B, que luego pasó a la órbita de la AFA), alentada por el Gobierno
para que se abra una ventanita a las sociedades anónimas.
En aquel momento, el acuerdo era claro: el fútbol
sería transmitido por la empresa Turner y emitido por AFA TV, un gran
emprendimiento, con creatividad argentina.
Fue allí que un llamado abortó el proyecto. Ese
mismo día, desde el Gobierno se les dijo a las partes que sin la presencia del
Gran Grupo mediático, nada sería posible, que hay que acordar con ellos. La respuesta del moyanismo fue inmediata: un
paro de camioneros decidido horas más tarde. Suficiente botón de muestra.
Volviendo al presente, ante la falta de un acuerdo
entre Futbolistas Argentinos Agremiados (FAA) y los clubes, que llegaron a
amenazar con la locura de presentarse con juveniles a menos de un día del
reinicio del torneo, la “solución” al conflicto acabó llegando, según se
informa, porque TRISA “ayudó” con 40,2 millones como adelanto de sus derechos y
Torneos, con 7 de los suyos, mientras que el sponsor, Axion Energy, puso 10 (y
no 40, porque ese es el total y adelantó un cuarto), mientras que 305 millones
de pesos correspondían a la rescisión del contrato de “Fútbol Para Todos”.
En otras palabras, aquellos que reventaron al fútbol argentino, que le
comieron gran parte de sus ingresos durante un cuarto de siglo, aquellos que
estuvieron involucrados en hechos de corrupción, aquellos que monopolizaron los
medios a partir de la posesión de estos derechos (firmados por muchos sin
siquiera haber mirado la letra grande del contrato, ya no la pequeña), aquellos
que fueron beneficiados en 2016 doblemente por esta dirigencia, ahora salen en “ayuda”
con unos pocos morlacos, que son un vuelto de lo que ganaron por izquierda.
No es casual que a horas de abrirse los sobres de la licitación por los derechos de TV en el fútbol, el dueño de la empresa española Mediapro, una de las competidoras, Jaume Rores, haya dicho que en la Argentina "Clarín es el que corta el bacalao" y que la situación a la que se llegó "seguramente es por este grupo".
No es casual que a horas de abrirse los sobres de la licitación por los derechos de TV en el fútbol, el dueño de la empresa española Mediapro, una de las competidoras, Jaume Rores, haya dicho que en la Argentina "Clarín es el que corta el bacalao" y que la situación a la que se llegó "seguramente es por este grupo".
Esa es la triste realidad del fútbol argentino, de
esta dirigencia que hoy padece.
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