jueves, 2 de marzo de 2017

Sin fútbol otra vez, y con un futuro muy oscuro




El fútbol argentino vivió otro de sus días más locos en muchos años, con disparates que en otros lares podrían producirse en un siglo, y la jornada terminó como era de esperar: el sindicato de jugadores, Futbolistas Argentinos Agremiados (FAA) dispuso, tras una larga reunión en su sede con cerca de cien participantes, no disputar la fecha 15 que iba a comenzar este fin de semana, la primera tras un receso que comenzó el 19 de diciembre.

Jugando su propio partido en la interna que tiene con los dirigentes, el secretario general de FAA, el polémico Sergio Marchi, tarde pero seguro, y luego de haber permitido que los equipos hicieran los trabajos de pretemporada, disputaran amistosos y algunos ya debutaran en copas internacionales, consiguió convencer a los futbolistas que mientras no aparezca el dinero de la totalidad de la deuda de los clubes, no hay que presentarse a los partidos de este fin de semana.

Marchi, cuestionado por haber aconsejado mal en su momento al plantel de Colón de Santa Fe, que no se presentó a un partido y acabó descendiendo, y por maniobras con la Fundación El Futbolista, correspondiente a FAA, con dinero del programa Fútbol Para Todos,  y con cercanía al gobierno nacional anterior, utilizó tecnicismos para explicar a los medios por la noche lo sucedido en la reunión: “La situación está peor que a la mañana –indicó- y hemos decidido una retención de tareas” (una forma de no utilizar la palabra “paro”, debido a que el Ministerio de Trabajo había llamado horas antes a una conciliación obligatoria, y al entender que se trata de una deuda y no de una discusión salarial).

Lo cierto es que Marchi desconfía de esta dirigencia (motivos le sobran) y como muchos clubes no se hicieron cargo de sus deudas y siguieron contratando jugadores de manera recurrente, y durante el “Fútbol Para Todos” recibieron millones de pesos y las deudas continuaron y aumentaron, considera que la única garantía de recibir el dinero ahora (se calcula que la masa de deuda total con los jugadores es de 475 millones de pesos) es con la garantía de que el Estado pague el resarcimiento por la rescisión del contrato con la AFA (¿Por qué hay que pagar por una rescisión? Es una pregunta que parece no tener respuesta seria) directamente a las cuentas de cada uno de los propios jugadores sin pasar por la entidad futbolística argentina.

A todo esto, quedaba en la nada un intento transversal de la legisladora Graciela Ocaña (Confianza Pública), que había interpuesto un recurso de amparo ante la jueza María Servini para que el dinero de la rescisión del Fútbol Para Todos quedara en el estado y no fuera a los clubes, que deben tanto dinero. Pareció extraña la rapidez judicial para que esto no prosperara.

Pero las cosas no terminan allí sino que apenas es un comienzo de la resolución de un mini conflicto, dentro del mega conflicto del fútbol argentino, porque desde la Comisión Normacrizadora se insiste en que si el dinero ya salió desde el estado hacia el fútbol, y solamente no llegó por cuestiones burocráticas, y hay clubes que no tienen deuda, “todo está dado para jugar y que los que no jueguen se atengan a las consecuencias”, sostiene el abogado Javier Medín, número dos de la intervención FIFA-Gobierno.

Hay que destacar que ni Marchi tiene consenso total entre los jugadores y lo aceptó él mismo al manifestar que “hubo un debate enriquecedor”, ni Medín lo tiene en la Comisión. Tanto es así, que cerca del mediodía circuló un documento de parte de éste en el que se amenazaba con una quita de 6 puntos a los equipos que no se presentaran a jugar, pero fue públicamente defenestrado por el titular de la Comisión, Armando Pérez, quien dijo lacónicamente: “A veces tengo que recordarle a Medín que el presidente soy yo”.

Al mediodía se produjo un intento de conciliación informal en la sede del gremio de Camioneros, pero no sólo las dos partes (dirigencia y FAA) siguieron irreductibles (aunque en términos amables) sino que al salir primero los dirigentes, decían que se jugaría la fecha, y luego, al salir Marchi, que todo “sigue igual” y que no se jugará.

Ni siquiera cambió la situación cuando, hijos del rigor, los dirigentes aparecieron con una “oferta superadora” que parecía la de los vendedores ambulantes en los colectivos dirigidos a quienes viajan con los bolsillos vacíos: varios de los clubes grandes “resignaban” unos 25 millones de pesos, que sumados a los 40 de Axion (el main sponsor del torneo) y a los 332,5 millones del contrato de FPT, daban un total de 397,5 millones a repartir, pero no sólo no se llegaba al total de la deuda sino que la parte estatal no había llegado a las cuentas de los jugadores hasta la noche.

Este conflicto sui generis, que ni siquiera llegó anoche al punto final sino apenas a un punto seguido (porque a la mañana del viernes habrá conciliación en el Ministerio de Trabajo y quién sabe si el dinero llega expeditivamente a las cuentas de los jugadores, y aún puede haber una nueva apretada dirigencia pretendiendo jugar con juveniles, como cuando River ganó su primer título tras 18 años en el Metropolitano de 1975).

Todas las partes deben sincerarse porque la resolución es típica de este fútbol argentino sin bola y sin manija: FAA no tomó las medidas necesarias hasta el día antes de recomenzar el torneo. La dirigencia de la mayoría de los clubes, nefasta, se siguió endeudando luego de desquiciar a sus entidades tras años de recibir fondos altísimos con los que podrían estar en situaciones florecientes y ya no es garantía de nada, y la Comisión Normacrizadora navega a varias aguas al mismo tiempo y sus cuatro integrantes se miran permanentemente de reojo.

Todo esto, sin contar el contexto general, en el que mientras esta locura avanza, las tres empresas que compiten por quedarse con los derechos de Tv desde agosto (ESPN, Fox-Turner y Mediapro) observan con atención y acaso a esta altura ya se habrán dado cuenta de que no hay la más mínima garantía de nada y menos que menos, un mínimo de sentido común en esta dirigencia.

¿Qué pasaría si se retiraran, al no haber un contexto de seriedad, y los clubes, por culpa de su propia dirigencia, no pueden cobrar siquiera el adelanto prometido de 1200 millones de pesos de la que resultara ganadora con el “mejor sobre”?

¿Cómo se le explica a un consorcio estadounidense o español lo ocurrido este jueves 2 de marzo de 2017, o simplemente que la FIFA conminó a la AFA a que acepte que sus dirigentes candidatos a presidirla tras la intervención, tengan que ser evaluados por la Comisión Ética de la Conmebol y no por el Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires, cuyo vicepresidente segundo es el presidente de Boca, Daniel Angelici, dueño de bingos en la provincia de Buenos Aires y candidato a uno de los principales cargos en la AFA futura?


Con tantos dislates, y con tantas miserias, sólo se puede afirmar que “por ahora”, y otra vez, no se juega el torneo argentino, como desde el 19 de diciembre y acaso, como puede ser que ocurra por muchas semanas, si los astros no se alinean o si una varita mágica les arroja a los miembros de esta extraña comunidad, un poquito de sensibilidad y sentido común, que, está claro como nunca, es el menos común de los sentidos.

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