miércoles, 15 de marzo de 2017

Otra vez sopa: siempre ganan y pierden los mismos




Esta dirigencia del fútbol argentino tiene mucho que aclarar, porque ya oscurece demasiado. De hecho, vuelven los tiempos del absoluto oscurantismo mediático. Nomás con comprender cómo se suscitaron los hechos por los cuales les fueron concedidos los derechos de TV por cinco años (más cinco renovables) a la alianza Fox-Turner desde agosto próximo, daría para una enciclopedia de varios tomos. ¿Se podía esperar otra cosa?

Si bien los medios señalan como decisiva una carta enviada por TRISA (Torneos y Clarín) a esta alianza entre Fox y Turner para garantizarles que desistirán del juicio a la AFA por la rescisión unilateral del contrato que los unía hasta 2009 cuando comenzó el programa “Fútbol Para Todos”, esto es otro cuento del tío argentino.

¿En serio ustedes creen que esta dirigencia del fútbol necesita de una carta como ésta para decidir otorgarle los derechos a los que detentan desde siempre el poder mediático mayor? Basta recordar aquel diálogo impresionante entre Héctor Magnetto, CEO del Grupo Clarín, y el entonces presidente Carlos Menem, cuando éste lo quiso parar diciéndole “póngase usted de presidente, entonces” y el interlocutor le dijo “presidente…cargo menor”. Todo dicho.

Entonces, retrotraigámonos nueve meses (justo el tiempo necesario para una gestación humana, aunque ésta haya sido empresarial y de intereses concretos): a mediados de 2016, antes aún de que asumiera la Comisión Normacrizadora, que ahora sí parece ir llegando a su final, en muletas (como decía Ricardo Balbín del gobierno de Isabel Perón a principios de 1976),  de la mano del agente internacional Guillermo Toffoni, llegó a la AFA una oferta de la empresa estadounidense Cárdenas Marketing Network para quedarse con los derechos de todo el paquete del fútbol menos la Primera A (que estaba aún en la órbita estatal).

Esta oferta comprendía entonces Nacional B, Primera B, Copa Argentina y partidos de la selección argentina. La oferta era buena, pero los dirigentes de entonces, con absoluta mayoría de los clubes grandes, que ya estaban en ardua disputa entre sí, corrieron a ofrecerle el mismo monto al Grupo Clarín y a Torneos, dándoles la posibilidad de empardar la citada oferta y quedarse con todo. ¿Les suena?

La excusa que dieron, para otorgarle todo este paquete al zorro conocido entre las estúpidas gallinas que corren a buscarlo, y no a alguien al menos desconocido que no tuviera las manos sucias en el FIFA Gate, fue justamente que de esta forma, se cerraría el juicio por la rescisión de contrato de los derechos del fútbol en 2009. Ustedes saben lo ocurrido después: no existía tal posibilidad. ¿Entonces, por qué corrieron a buscarlos?

Por lo mismo que ahora, con la excusa de esta carta que además, es absurdo que haya visto la luz y haya perdido confidencialidad, porque muestra el absoluto desenfado empresarial por quedarse con todo, sin importar nada, a sabiendas de que da lo mismo, y que es apenas una pantalla para que los dirigentes tengan una excusa supuestamente válida (porque habría que ver la legalidad de esta acción, además) para entregarlo todo al que ya probó que tiene total ambición monopólica.

Los dirigentes se vanaglorian del precio porque es cierto que si TRISA ofrecía 55 millones de dólares por estos mismos derechos en 2009, ahora los 267,5 millones de 2017 suenan a un aumento sustancial, pero hay que tener en cuenta que antes, Julio Grondona se cansó de esperar a que le dijeran cuántos abonados a la TV cable había en concreto (arma que se utilizó para evadir la cifra y quedarse con una torta que no correspondía y así, robar al fútbol), y hoy se sabe que al menos hasta febrero de 2017, había 11.045.155 abonados, según la consultora Business Bureau.

Entonces, el cálculo es simple: si en agosto comienza el fútbol en la nueva era de la TV, en la que otra vez todos tendrán que pagar para ver todos los partidos (todos) salvo que al final, en un gesto magnánimo, Fox-Turner entreguen un pedacito a ESPN, que tenía como idea dar algunos sin codificar, entonces si fueran apenas 4 millones los que decidieran pagar (menos del 40 por ciento de los abonados), y a un abono de 15 dólares mensuales (que bien podrían ser 20, según se estima), serían 60 millones de dólares por mes, o sea 300 millones de dólares al año, sin contar con la torta publicitaria, que es impresionante,  y en menos de medio año…

Es decir que si hacemos un cálculo anual, con cifras de hoy, para 2018 y en dólares, la ganancia total del fútbol televisado podría estar (siempre partiendo de 4 millones que paguen, sobre 11 millones totales) en más de mil millones de dólares anuales.

Claro que la alianza Fox-Turner no es la única ganadora.  Los verdaderos ganadores son los que estaban atrás, como el Grupo Clarín (eterno beneficiario de este gobierno de Mauricio Macri, y si no ver 4G, Nextel, Ley de Medios, funcionarios que sólo hablan con ellos y no con la competencia), DirecTV, que forma parte del conglomerado AT&Tm y Telecentro, por ser las plataformas en las que necesariamente se tiene que transmitir el fútbol, y aquí hagamos un punto y volvamos otra vez hacia mediados de 2016 y veremos cómo todo tiene que ver con todo en la AFA.

En junio de 2016, tal como acabó ocurriendo ahora, el  moyanismo y el tinellismo salieron de una reunión con la gente de Turner y con la de AFA TV, prácticamente abrazados y brindando por el futuro que les esperaba.

El acuerdo era que el moyanismo (en ese tiempo, con Daniel Angelici en contra) se quedaba con la AFA de Viamonte pero sin la Primera A pero con todas las categorías de Ascenso desde la Primera B, y con la selección argentina, y el tinellismo con la Superliga y el Nacional B.

En ese momento, hubo una llamada a los celulares de los nuevos amigos, desde la Casa Rosada, para abortar cualquier acuerdo. El motivo esgrimido es que faltaba un actor al que no se había tenido en cuenta: ¿se imaginan cuál es? Lo que se les dijo en ese momento es que sin el Grupo Clarín, no se podía hacer nada, por lo que no hubo problemas: Turner se fue acercando a Fox, cuyas producciones están a cargo de Torneos, viejo socio de Clarín en TRISA.

Para más botones de muestra: en 2015, Fox Pan American compró el 50 por ciento de T&T Sports Marketing (nada menos que Traffic y Torneos, las dos empresas involucradas en las coimas del FIFA Gate junto a Full Play), y por si fuera poco, Fernando Niembro, operador en las sombras tras su affaire preelectoral en el PRO, y hombre muy cercano a Macri y a Fernando Marín (ex Blanquiceleste y ex titular del Fútbol Para Todos macrista), fue hasta hace poco la cara más importante de Fox Sports en Latinoamérica.

Si sumamos que el ex CEO de Torneos de Alejandro Burzaco, quien estuvo detenido en Estados Unidos por el FIFA-Gate,  es hermano del secretario de Seguridad de la Nación, Eugenio, cartón más que lleno.

Con todos estos antecedentes, se entiende la desilusión de ESPN, una cadena seria que fue armando un equipo acorde para quedarse legítimamente con los derechos, o la de Mediapro, cuya experiencia en las transmisiones de fútbol en España es innegable, sumado a que en su batalla contra Prisa, acabó quedándose con todo bajando rotundamente los precios del PPV de la Liga Española, en una cultura acostumbrada a pagar para ver.

Pero no había posibilidades reales visto lo visto. Por eso, se retiró incluso la ignota Consor, porque la misma escondía desde sí misma todo un entramado que no hubo tiempo de cerrar y porque, al fin y al cabo, sus actores se dieron cuenta de que la vaca estaba atada de todos modos.

Todo vuelve: aquel pacto entre el moyanismo y el tinellismo se pudo concretar igual, tal como hace nueve meses pero con Daniel Angelici como control principal desde el gobierno de Macri, y oh casualidad: con Turner, como antes, pero en lugar de AFA TV…vuelve TRISA…es decir, vuelven Clarín y los Torneos Sin Competencia.

Es decir que vuelve la paga para ver, vuelve la ñata contra el vidrio para ver los codificados desde la ventana del bar, inclinando la cabeza para poder detectar mejor la jugada, vuelven las barras en los bares a cambio de un café, vuelve la imposibilidad de ver a la selección para muchos, porque van por todo y quieren sacar hasta la ley de interés público, por la que los acontecimientos más importantes pueden ser televisados por el canal estatal.  

Vuelven las cámaras apuntando al abrazo en las tribunas y no a los goles, vuelve el mostrarte todo como para ilusionarte y cuando van a sacar del medio, la pantalla se pone gris, para que como la droga quieras ya mismo el codificado, y vuelven también los botones moviéndose en la pizarra de algún DT de moda del sistema, mientras la pelota corre en otro lado.

Todo vuelve y siempre pasa lo mismo, como cuando en 1965, a días del lleno más grande de la historia del Luna Park antes de pelear contra Peralta, le preguntaron a Oscar Ringo Bonavena quién ganaba el sábado y éste respondió “Lectoure, viejo…siempre gana Lectoure”.


En el fútbol, pasa exactamente lo mismo. Siempre ganan los mismos. Y siempre perdemos los mismos.

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