Esta dirigencia del fútbol argentino tiene mucho que
aclarar, porque ya oscurece demasiado. De hecho, vuelven los tiempos del
absoluto oscurantismo mediático. Nomás con comprender cómo se suscitaron los
hechos por los cuales les fueron concedidos los derechos de TV por cinco años
(más cinco renovables) a la alianza Fox-Turner desde agosto próximo, daría para
una enciclopedia de varios tomos. ¿Se podía esperar otra cosa?
Si bien los medios señalan como decisiva una carta
enviada por TRISA (Torneos y Clarín) a esta alianza entre Fox y Turner para
garantizarles que desistirán del juicio a la AFA por la rescisión unilateral
del contrato que los unía hasta 2009 cuando comenzó el programa “Fútbol Para
Todos”, esto es otro cuento del tío argentino.
¿En serio ustedes creen que esta dirigencia del
fútbol necesita de una carta como ésta para decidir otorgarle los derechos a
los que detentan desde siempre el poder mediático mayor? Basta recordar aquel
diálogo impresionante entre Héctor Magnetto, CEO del Grupo Clarín, y el
entonces presidente Carlos Menem, cuando éste lo quiso parar diciéndole “póngase
usted de presidente, entonces” y el interlocutor le dijo “presidente…cargo
menor”. Todo dicho.
Entonces, retrotraigámonos nueve meses (justo el
tiempo necesario para una gestación humana, aunque ésta haya sido empresarial y
de intereses concretos): a mediados de 2016, antes aún de que asumiera la
Comisión Normacrizadora, que ahora sí parece ir llegando a su final, en muletas
(como decía Ricardo Balbín del gobierno de Isabel Perón a principios de 1976), de la mano del agente internacional Guillermo
Toffoni, llegó a la AFA una oferta de la empresa estadounidense Cárdenas
Marketing Network para quedarse con los derechos de todo el paquete del fútbol
menos la Primera A (que estaba aún en la órbita estatal).
Esta oferta comprendía entonces Nacional B, Primera
B, Copa Argentina y partidos de la selección argentina. La oferta era buena,
pero los dirigentes de entonces, con absoluta mayoría de los clubes grandes,
que ya estaban en ardua disputa entre sí, corrieron a ofrecerle el mismo monto
al Grupo Clarín y a Torneos, dándoles la posibilidad de empardar la citada
oferta y quedarse con todo. ¿Les suena?
La excusa que dieron, para otorgarle todo este
paquete al zorro conocido entre las estúpidas gallinas que corren a buscarlo, y
no a alguien al menos desconocido que no tuviera las manos sucias en el FIFA
Gate, fue justamente que de esta forma, se cerraría el juicio por la rescisión
de contrato de los derechos del fútbol en 2009. Ustedes saben lo ocurrido después:
no existía tal posibilidad. ¿Entonces, por qué corrieron a buscarlos?
Por lo mismo que ahora, con la excusa de esta carta
que además, es absurdo que haya visto la luz y haya perdido confidencialidad,
porque muestra el absoluto desenfado empresarial por quedarse con todo, sin
importar nada, a sabiendas de que da lo mismo, y que es apenas una pantalla
para que los dirigentes tengan una excusa supuestamente válida (porque habría
que ver la legalidad de esta acción, además) para entregarlo todo al que ya probó
que tiene total ambición monopólica.
Los dirigentes se vanaglorian del precio porque es
cierto que si TRISA ofrecía 55 millones de dólares por estos mismos derechos en
2009, ahora los 267,5 millones de 2017 suenan a un aumento sustancial, pero hay
que tener en cuenta que antes, Julio Grondona se cansó de esperar a que le
dijeran cuántos abonados a la TV cable había en concreto (arma que se utilizó
para evadir la cifra y quedarse con una torta que no correspondía y así, robar al
fútbol), y hoy se sabe que al menos hasta febrero de 2017, había 11.045.155
abonados, según la consultora Business Bureau.
Entonces, el cálculo es simple: si en agosto
comienza el fútbol en la nueva era de la TV, en la que otra vez todos tendrán
que pagar para ver todos los partidos (todos) salvo que al final, en un gesto
magnánimo, Fox-Turner entreguen un pedacito a ESPN, que tenía como idea dar
algunos sin codificar, entonces si fueran apenas 4 millones los que decidieran
pagar (menos del 40 por ciento de los abonados), y a un abono de 15 dólares
mensuales (que bien podrían ser 20, según se estima), serían 60 millones de
dólares por mes, o sea 300 millones de dólares al año, sin contar con la torta
publicitaria, que es impresionante, y en
menos de medio año…
Es decir que si hacemos un cálculo anual, con cifras
de hoy, para 2018 y en dólares, la ganancia total del fútbol televisado podría
estar (siempre partiendo de 4 millones que paguen, sobre 11 millones totales)
en más de mil millones de dólares anuales.
Claro que la alianza Fox-Turner no es la única
ganadora. Los verdaderos ganadores son
los que estaban atrás, como el Grupo Clarín (eterno beneficiario de este
gobierno de Mauricio Macri, y si no ver 4G, Nextel, Ley de Medios, funcionarios
que sólo hablan con ellos y no con la competencia), DirecTV, que forma parte
del conglomerado AT&Tm y Telecentro, por ser las plataformas en las que
necesariamente se tiene que transmitir el fútbol, y aquí hagamos un punto y
volvamos otra vez hacia mediados de 2016 y veremos cómo todo tiene que ver con
todo en la AFA.
En junio de 2016, tal como acabó ocurriendo ahora,
el moyanismo y el tinellismo salieron de
una reunión con la gente de Turner y con la de AFA TV, prácticamente abrazados
y brindando por el futuro que les esperaba.
El acuerdo era que el moyanismo (en ese tiempo, con
Daniel Angelici en contra) se quedaba con la AFA de Viamonte pero sin la
Primera A pero con todas las categorías de Ascenso desde la Primera B, y con la
selección argentina, y el tinellismo con la Superliga y el Nacional B.
En ese momento, hubo una llamada a los celulares de
los nuevos amigos, desde la Casa Rosada, para abortar cualquier acuerdo. El
motivo esgrimido es que faltaba un actor al que no se había tenido en cuenta:
¿se imaginan cuál es? Lo que se les dijo en ese momento es que sin el Grupo
Clarín, no se podía hacer nada, por lo que no hubo problemas: Turner se fue
acercando a Fox, cuyas producciones están a cargo de Torneos, viejo socio de
Clarín en TRISA.
Para más botones de muestra: en 2015, Fox Pan
American compró el 50 por ciento de T&T Sports Marketing (nada menos que
Traffic y Torneos, las dos empresas involucradas en las coimas del FIFA Gate
junto a Full Play), y por si fuera poco, Fernando Niembro, operador en las
sombras tras su affaire preelectoral en el PRO, y hombre muy cercano a Macri y
a Fernando Marín (ex Blanquiceleste y ex titular del Fútbol Para Todos
macrista), fue hasta hace poco la cara más importante de Fox Sports en
Latinoamérica.
Si sumamos que el ex CEO de Torneos de Alejandro
Burzaco, quien estuvo detenido en Estados Unidos por el FIFA-Gate, es hermano del secretario de Seguridad de la
Nación, Eugenio, cartón más que lleno.
Con todos estos antecedentes, se entiende la desilusión
de ESPN, una cadena seria que fue armando un equipo acorde para quedarse
legítimamente con los derechos, o la de Mediapro, cuya experiencia en las
transmisiones de fútbol en España es innegable, sumado a que en su batalla
contra Prisa, acabó quedándose con todo bajando rotundamente los precios del
PPV de la Liga Española, en una cultura acostumbrada a pagar para ver.
Pero no había posibilidades reales visto lo visto.
Por eso, se retiró incluso la ignota Consor, porque la misma escondía desde sí
misma todo un entramado que no hubo tiempo de cerrar y porque, al fin y al
cabo, sus actores se dieron cuenta de que la vaca estaba atada de todos modos.
Todo vuelve: aquel pacto entre el moyanismo y el
tinellismo se pudo concretar igual, tal como hace nueve meses pero con Daniel
Angelici como control principal desde el gobierno de Macri, y oh casualidad:
con Turner, como antes, pero en lugar de AFA TV…vuelve TRISA…es decir, vuelven
Clarín y los Torneos Sin Competencia.
Es decir que vuelve la paga para ver, vuelve la ñata
contra el vidrio para ver los codificados desde la ventana del bar, inclinando
la cabeza para poder detectar mejor la jugada, vuelven las barras en los bares
a cambio de un café, vuelve la imposibilidad de ver a la selección para muchos,
porque van por todo y quieren sacar hasta la ley de interés público, por la que
los acontecimientos más importantes pueden ser televisados por el canal
estatal.
Vuelven las cámaras apuntando
al abrazo en las tribunas y no a los goles, vuelve el mostrarte todo como para ilusionarte
y cuando van a sacar del medio, la pantalla se pone gris, para que como la
droga quieras ya mismo el codificado, y vuelven también los botones moviéndose
en la pizarra de algún DT de moda del sistema, mientras la pelota corre en otro
lado.
Todo vuelve y siempre pasa lo mismo, como cuando en
1965, a días del lleno más grande de la historia del Luna Park antes de pelear
contra Peralta, le preguntaron a Oscar Ringo Bonavena quién ganaba el sábado y
éste respondió “Lectoure, viejo…siempre gana Lectoure”.
En el fútbol, pasa exactamente lo mismo. Siempre
ganan los mismos. Y siempre perdemos los mismos.
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