Con 844 heridos, represión policial ante el
Referéndum de Cataluña para determinar si la sociedad quiere o no
independizarse de España, que finalmente se realizó en condiciones muy
precarias, el fútbol también vivió una jornada muy particular el pasado domingo
1 de Octubre, que seguramente será recordado por muchísimos años.
Tal como se escribió en esta columna poco tiempo
atrás, la posibilidad de que en los próximos días el Parlament de Cataluña
declare unilateralmente la independencia de España traería consecuencias
imprevisibles al fútbol de este país, con una Liga que se transformaría y acaso
ya no tengamos más la chance de presenciar un clásico entre Barcelona y Real
Madrid si los azulgranas (al igual que el Espanyol y el Girona) deben abandonar
la competencia nacional.
Reglamentariamente, en el caso de que Cataluña se
independizara de España, los clubes catalanes sólo podrían seguir en la Liga
española en carácter de extranjeros, para lo que necesitarían la aprobación de
la Real Federación Española (RFEF) algo que desde el punto de vista del negocio
podría entenderse pero desde lo político suena bastante complicado.
Al punto tal es compleja la situación que ya
costará, desde ahora mismo, que el Barcelona juegue fuera de casa sin
dificultades en su relación con las hinchadas rivales lo que a su vez, podría
complicar la visita de los rivales al Camp Nou, como comenzó a notarse en el
extraño partido jugado ante Las Palmas en plena efervescencia del Referendum.
No sólo el Barcelona decidió jugarlo a puertas
cerradas con una extraña excusa dada a conocer por su presidente Josep María
Bartomeu (aludiendo a una imagen que se quiso mostrar al exterior cuando las
autoridades sostuvieron que lo que el dirigente realmente esgrimió fue que se
hizo por motivos de seguridad, por temor a una invasión de público o por falta
de garantías), y apareció en el campo vistiendo la “senyera” sino que su rival
saltó al campo con una banderita española estampada en su camiseta.
Si protagonistas emblemáticos como Josep Guardiola,
Carles Puyol o Xavi Hernández se mostraron abiertamente favorables al
referéndum, el defensor Gerard Piqué, quien en reiteradas oportunidades ha
manifestado sus deseos de ser presidente del Barcelona, llegó a llorar en el
vestuario, definiendo la jornada como “uno de los días más difíciles de mi
vida” y amenazó con adelantar su despedida de la selección española, pautada
para cuando termine su participación en el Mundial de Rusia 2018.
El partido ante Las Palmas, jugado sin público,
quedará en los archivos y se recordará
por mucho tiempo, igual que los debates internos en el vestuario por parte de
un plantel dividido, en el que algunos creían que había que jugar y otros, que
lo mejor hubiese sido no hacerlo.
Por contrario, y tal como la división instalada en
toda España, Real Madrid jugó su partido ante el Espanyol en un estadio
Santiago Bernabeu repleto de banderas españolas que reivindicaban su oposición
al Referendum catalán, mientras que horas previas a la jornada de Liga, el
capitán blanco, Sergio Ramos, profundizó la grieta con su compañero de zaga en
la selección española, Piqué, al escribir en Twitter que esas opiniones
políticas del azulgrana “no ayudan con los pitos “, acerca de la reacción de
muchos simpatizantes cuando “La Roja” juega como local.
Lo cierto es que aquello que ya venía ocurriendo en
los distintos estadios de España, profundizado durante los últimos años,
explotó en esta última jornada de Liga.
Aquellos cánticos de “Que viva España”
ante la presencia del Barcelona, y las banderas que dicen que Catalunya “is not
Spain” en los del Camp Nou, o los gritos de “Independencia” en el minuto 17 y
14 segundos de cada tiempo, simbolizando el año del levantamiento de los segadores
catalanes contra la monarquía borbónica (1714), que continúa en España,
recrudecieron como nunca y esta situación no parece tener arreglo fácil.
La gran pregunta es qué ocurrirá de aquí en más, con
o sin independencia. Sin ella, por un simple motivo de convivencia. Y con ella,
porque el camino del Barça en la Liga (como los del español y el Girona )
parece tortuoso y entonces se especula con otras posibilidades, como ser
invitados a la Liga Francesa (aunque no es el mismo caso del Mónaco, que es aceptado
porque no tiene federación ni liga propia ni selección nacional), comprar una
franquicia en la Major League Soccer de los Estados Unidos (no parece
casualidad que el Barcelona haya abierto una oficina en Nueva York en 2017) o
participar en una Liga Catalana que deberá fortalecerse en un futuro próximo
pero que habrá que ver si estrellas como Lionel Messi, Luis Suárez o Andrés
Iniesta quieren formar parte de ella.
El otro gran tema es el de la selección española,
que podría perder a los jugadores catalanes como Sergi Roberto, Sergio
Busquets, Jordi Alba o el mencionado Piqué, aunque peor habría sido hace una
década cuando el Barcelona era la base de “La Roja” de Luis Aragonés o
especialmente de Vicente Del Bosque.
¿Aceptaría la UEFA a la selección catalana? Para
eso, primero Catalunya debería ser aceptada como miembro de la Unión Europea
(UE) cosa nada fácil al menos por los primeros años de vida. En cambio, uno de
los pasos más firmes es formar parte de la FIFA, que suele aceptar rápidamente
a los nuevos países conformados, incluso antes, muchas veces, que las propias
Naciones Unidas (ONU).
En estos días agitados, todo puede ocurrir. Tal vez el paso del tiempo ayude a despejar
las malezas del camino.
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