martes, 31 de octubre de 2017

Cataluña vive horas de confusión e incertidumbre (Jornada)




Cataluña vive días de confusión e incertidumbre. Si bien ya se produjo la intervención del Gobierno español de Mariano Rajoy desde ayer, con una implícita aceptación de todas las partes, en los hechos, algunos pocos dirigentes que formaron parte del proceso independentista que abortó el pasado viernes, como la Candidatura de Unidad Popular (CUP), antisistema, insisten en que no reconocen la nueva etapa y queda la gran duda para sus aliados de toda este ciclo,  el Partido Democrático de Cataluña (PDECat) y la Esquerra Republicana de Cataluña (ERC), acerca de si aceptan presentarse a las elecciones convocadas por Madrid para el 21 de diciembre.

Todo es tan complejo, que el PDECat (derecha catalana) y el ERC (izquierda), que conformaron la alianza “JXSí” (Juntos por el Sí), evalúan ahora presentarse con la explicación de que “no le temen a las urnas” pero en el fondo, al hacerlo, no dejan de aceptar que la proclamada independencia del pasado viernes no fue tal porque están operando bajo el ala de una decisión del gobierno español.

El de ayer fue otro día frenético, como todos los últimos que se viven en Cataluña. La vicepresidente española a cargo de la intervención, Soraya Sáenz de Santamaría, prefirió manejar a control remoto y desde Madrid la nueva etapa, mientras el ex presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, twitteaba por la mañana con una foto suya con el Palacio de Gobierno de fondo, y sin embargo al mismo tiempo había viajado hasta Marsella para volar desde allí a Bruselas con el aparente objeto de pedir asilo político, aunque no era claro si lo iba a obtener (los antecedentes de los últimos nueve casos de españoles, no lo ayudan).

Puigdemont no iba solo sino acompañado de cinco consejeros de su gobierno, ayudado por el ex delegado de la Generalitat en Bruselas, Amadeu Altafaz, y aconsejado por quien fuera abogado nada menos que de la ETA, Paul Beckaert, sabiendo que arrastra por acusación de la Fiscalía General, cargos como rebelión, sedición y malversación.

De hecho, el fiscal general José Manuel Maza (llamado irónicamente “Torquemaza” desde los independendistas catalanes) presentó dos querellas: ante la Audiencia Nacional contra Puigdemont, su vicepresidente Oriol Junqueras (ERC) y el resto de los funcionarios del Govern catalán, y ante el Tribunal Supremo, contra la presidente del Parlamento catalán, Carme Forcadell y el resto de la mesa que la secundó “con la falsa apariencia de legalidad al proceso de facto de demolición del ordenamiento constitucional” y que dio lugar a “la crisis institucional que culminó con la Declaración Unilateral de Independencia, con total desprecio a nuestra Constitución”.

La querella consta de 118 páginas y está dirigida contra veinte personas (entre ellas, “Los dos Jordis”, como se los conoce en Cataluña, Cuxart, de la organización independentista Omnium, y Sánchez, de la Asamblea Nacional Catalana, ambos presos en Soto del Real), con una fianza “solidaria” de 6.2 millones de euros para hacer frente a una posible condena.

El Día D de la intervención de Madrid, transcurrido ayer, no tuvo, sin embargo, la oposición que se esperaba y rápidamente los partidos políticos comenzaron a acelerar sus tratativas para las elecciones del 21 de diciembre.

La gran incógnita es si los resultados se parecerán o no a la última elección, porque la pregunta en ese caso, es qué sucedería de ganar nuevamente algún partido o una alianza independentista. ¿Otra vez buscarían declarar la independencia de España? Y también, si esta vez el PDECat irá junto con ERC (ninguna de las dos partes lo descarta) y si a su vez los partidos más “españolistas” como el PP, el PSOE (en su versión catalana, el PSC) , y Ciudadanos, irán por separado o intentarán aliarse en vista de los antecedentes electorales que no los favorecen en la región.

Según las últimas encuestas que rápidamente publicaron algunos diarios como El Periódico de Cataluña o El Mundo de Madrid, lo que varía son los porcentajes pero es claro que los partidos independentistas siguen teniendo más fuerza que los españolistas, pero está por verse qué tipos de alianzas se generan.

Lo probable es que difícilmente Cataluña vuelva a ser la misma que en estos años, cuando generaba el 19 por ciento del PBI español. Con casi todos los bancos ya emigrados de la zona y con más de dos mil empresas de todo tipo que cambiaron sus domicilios fiscales, se plantea el gran interrogante sobre cómo se hará para mantener las fuentes de trabajo, el movimiento económico y el status de uno de los grandes puertos de Europa.

Ni siquiera el cuerpo de Policía local, los Mossos D’Esquadra, con 17 mil agentes armados, responde ya oficialmente al Govern al haber sido desplazado Josep Lluis Trapero, querellado por sedición por no querer ayudar a la Guardia Civil tras aquella extraña elección del 1 de octubre pasado cuando según el entonces Govern de Puigdemont, salieron a votar dos millones de personas (de una población de 7,5) pese a que Madrid no sólo no la reconoció, sino que intentó torpemente y  por todas las vías prohibirla secuestrando todas las boletas y custodiando todos los centros de votación.
Trapero había sido considerado héroe apenas semanas antes por su participación en la ayuda de tantos catalanes heridos durante el atentado yihadista en las Ramblas, pero todo corre demasiado de prisa.

Hasta las filas de Podemos (izquierda española cuya aliada en Barcelona, Ada Colau, es la alcaldesa de la ciudad) hubo problemas ayer y su líder Pablo Iglesias acabó desautorizando a su par catalán, Albano Fachín, quien emitió un comunicado independentista.

Iglesias sigue diferenciándose del resto de los partidos españoles porque insiste en que mientras continúa este proceso independentista y la intervención estatal desde Madrid, se siguen tapando los graves hechos de corrupción del gobierno de Rajoy.

Al mismo tiempo, la Bolsa española subía ayer un 2,44 por ciento y llegaba a los 10.400 puntos, en lo que fue la tercera mejor sesión de 2017.

Y por si fuera poco, el domingo pasado, un recién ascendido a la Liga Española, el Girona, vencía nada menos que al Real Madrid por 2-1 entre gritos de “In-de-pen-den-cia” desde las tribunas. El hecho fue ignorado por la TVE estatal de Madrid en el Telediario central del lunes.

Desde 1990 que Real Madrid (actual campeón europeo y mundial) no caía ante un recién ascendido y al rato, Puigdemont apareció en las redes sociales vestido con la camiseta del Girona.

Y todo esto, en apenas horas.


No hay comentarios: