La lógica histérica del triunfalismo vernáculo, que sigue transmitiendo el virus del resultadismo cual pandemia futbolera, insiste en amarrar a este Estudiantes legítimo campeón de la Copa Libertadores de América con aquél tramposo y "vivo" de los sesenta, como si tuvieran que ver más allá de apellidos ilustres y transmisión de mentalidad ganadora. Pero esa "viveza criolla" de aquel equipo de Osvaldo Zubeldía estaba y sigue estando relacionada con otro concepto que se repite hasta el hartazgo como una máxima: sólo los que ganan quedan en la historia. Ya hemos comentado en nuestro blog aquella "trampa", si se quiere ingenua, que le hemos tendido a un reconocido periodista hace años, en un programa radial llamado "Palo y Palo", cuando a fuerza de repetir este concepto de ganadores y la historia, le recordamos parte de una delantera que tuvo Independiente en los años cincuenta, para que este colega nos mostrara toda su sapienza futbolera y su prodigiosa memoria, y nos adelantara en el suministro del dato: nos dijo con velocidad: Micheli, Cecconato, Lacasia, Grillo y Cruz. Efectivamente, esa era la delantera. Lo que el pasmado colega no esperaba es que nosotros le agregáramos que esa delantera que él repetía con firmeza, jamás había ganado un solo título. ¿Entonces por qué se acordaba, si él mismo sostenía que sólo en el futuro se recuerda a los ganadores del pasado? Es una pregunta sin fin. En la misma edición del diario Clarín de ayer, el colega Julio Marini en una columna se pregunta si este Estudiantes no merece quedar en la historia por haber perdido en el alargue la final de la Copa Sudamericana ante el Inter de Porto Alegre en diciembre de 2008, pero en cambio siete meses después, sí merece quedar en la historia por haberle ganado al Cruzeiro la final de la Copa Libertadores. Es decir, siguiendo este razonamiento, estos jugadores, según los resultadistas, quedarán en la historia, pero no quedarán. O repentinamente pasaron de no quedar, a quedar en la historia gracias al gol de cabeza de Boselli. Un segundo antes no merecían quedar en la historia, y un segundo después, sí. Tampoco Johan Cruyff merecería quedar en la historia con el maravilloso juego desplegado por aquel equipo holandés en Alemania 1974 por haber quedado segundo, y desde ya que tampoco este Huracán de Angel Cappa, por no haber ganado. Es interesante, desde este razonamiento, pensar qué significa "no quedar en la historia". Según esta misma línea de pensamiento, siempre es discutible saber "cuál es el fútbol que le gusta a la gente". Ahora bien, supongamos que aunque Huracán no haya salido campeón, a muchos nos haya entusiasmado su juego. Supongamos que de diez millones de seguidores del fútbol argentino en cuarenta millones de habitantes, haya un millón de aficionados (es decir, el diez por ciento de los seguidores) que hayan gustado o se hayan entusiasmado con el fútbol de Huracán y que el día de mañana se lo transmitan a sus hijos, o generaciones siguientes, o muchos periodistas, o bloggeros, escriban loas a este equipo, y los que han recibido este legado, transmitan en los medios, o escriban sobre lo que jugaba este equipo de Huracán. ¿No habrá quedado en la historia?, ¿sólo se recordará al campeón ocasional, o también habrá un lugar para el Globito? ¿en el mundo entero, se habla o no se habla de la "Naranja Mecánica" de Holanda 1974? ¿se emiten sus goles o no? es más, ¿Qué se emite más, goles y jugadas de Alemania campeona del mundo, o de Holanda, su vencida en la final?No parece, entonces, que sea cierto que sólo quedan en la historia los ganadores. También quedan los que han dejado algún legado. Si no interesa el transcurso, lo que se hace para ganar, la práctica misma del fútbol y sus jugadas y sólo interesa el resultado final, es fácil: con comprar el diario al día siguiente, o entrar a internet al final del partido y enterarse de cómo terminó, es suficiente y será motivo de alegrías y tristezas. Total, no interesa cómo se jugó, sólo el resultado. La historia es mucho más que un resultado o de un dato. La historia se cuenta a través de una hilación de hechos, de una cronología y de buscar las causas de esos hechos. Y muchos temen que la historia no les guarde el lugar que imaginan y tal vez otros sean reflejados sin esperar tanta mención.
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