sábado, 4 de julio de 2009

Rosario y la enseñanza de la Copa Davis (Por Octavio Palazzo)

La maniobra del cuerpo técnico de la selección argentina para sacar al equipo nacional de la cancha de River Plate, donde se perdió una sola vez en cuarenta y pico de partidos de Eliminatorias, podría terminar como terminaron varios intentos de avivadas ventajistas en la historia de nuestro deporte. El más fresco de todos, ocurrió hace muy poco tiempo, en oportunidad de jugarse la final de Copa Davis ante España a fines de 2008. En aquella ocasión, también se cambió una sede natural, Buenos Aires, una superficie natural, el polvo de ladrillo, y la cuestión geográfica desplazó, entre especulaciones económicas y políticas, a la cuestión deportiva. La sede finalmente fue Mar del Plata, y el piso, una superficie rápida, cambiando más de cien años de historia, con la excusa de afectar al rival, en este caso Rafael Nadal. Lo que pasó cuando se antepusieron las posibles y nada comprobables falencias del rival por nuestras propias virtudes, es por todos conocido. Sobre la hora, el cuco Nadal no vino, poniendo a la organización en la tarea contra reloj de hacer más lenta la cancha, con la que se pretendía perjudicar al rival a la vez que el habitual triunfalismo argentino pronosticaba la serie como un "paseo". La picardía terminó constituyendo uno de los golpes más duros que debió soportar el deporte argentino a lo largo de su historia, con heridas internas que hasta hoy no han cicatrizado. ¿Qué pasará con el invento maradoniano de sacar a Argentina de River para ganarle a Brasil? ¿arrugarán los inexpertos Lucio, Maicon, Kaká, Julio Cesar, Luis Fabiano y compañía? ¿El "temible" Gigante de Arroyito , ámbito en el que Rosario Central terminó jugando la Promoción del devaluado torneo argentino, nos asegurará la aparición de un equipo que hoy brilla por su ausencia? Tendremos que esperar dos meses para contestar estos interrogantes. Pero, a lo largo de nuestra historia, hemos visto cómo terminaron nuestras más ingeniosas picardías argentinas en el deporte, y peor aún, fuera de los ámbitos deportivos.

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