Este artículo es sólo un delirio de una noche primaveral. Este articulista cree haber soñado que un día arribó al aeropuerto internacional de Ezeiza aquel gran jugador alemán de los años ochenta y noventa, Lothar Matthäus, hoy devenido director técnico sin mucha historia, para dirigir a un Racing Club desesperado, necesitado urgentemente de puntos, pobre, con dirigencia novata, y que no pudo aguantar a un entrenador local y "sacapuntos" como Ricardo Caruso Lombardi.
Pero en el sueño de este articulista no aparece nunca, vaya paradoja, el ignoto ex jugador Juan Cobián (de paso, según dicen, por el fútbol inglés en el pasado) , supuesto introductor del alemán en la operación sino que en uno de los tantos picaditos en dos localidades de la provincia de Buenos Aires, un altísimo ex funcionario nacional le comenta a uno de los más grandes ídolos futbolísticos argentinos, que está preocupado por el club de sus amores, y que algo habría que hacer para sacarlo adelante por fin. Pero, no sabía si el ídolo llegaba a interpretarlo, no quiere hacer nada "fuera de lo normal", que por favor quede claro. Sino que como conspicuo hincha académico, había pensado en cómo ayudar al club en un momento aciago, sin plantel y sin resultados, y que además, con los vecinos reestrenando estadio, ya quedarían muy abajo en lo anímico y en la consideración popular.
Ahí fue cuando el ídolo pensó en uno de sus amigos internacionales que el fútbol le dio. Se trataba de alguien que, se acordaba, lo había enfrentado en dos finales de mundiales, lo había marcado en una de ellas con lealtad, y lo había saludado con cortesía en el podio en la otra final, respetando su dolor, y tenía entendido que se trataba de un verdadero trotamundos. Pero que tal vez pediría mucho para lo que es el actual momento argentino, y especialmente de Racing. Pero el político lo calmó: "no te preocupes por el dinero. Tenemos contactos, bancos amigos, especialmente uno que suele trabajar en contextos macro. Puede poner el dinero y es más, recupera la inversión gracias al marketing, así que podría ser".
En este sueño, el ídolo, regordete y lenguaraz, le recuerda a este hombre sureño que el marketing podría mejorar porque tiene entendido también que su amigo está casado con una mujer espectacular, joven, y además modelo, hermosa como la mayoría de las ucranianas. "Quien te dice que la podemos ubicar con Marcelo en la TV y cartón lleno. Ya mismo estoy llamando a la dirigencia académica para darles la idea. La vamos a romper".
El entrenador, según el sueño, no se queda atrás. Ambicioso como es, va inflando su pecho. "Pero ojo que mi amigo se va a calentar si le dejan este plantel. Si se van a gastar una fortuna en pagarle, tráiganle jugadores. Me parece que en diciembre se pudene incorporar cuatro". El político revoleó sus errantes ojos: "buenísima idea: te aseguro que a tu amigo le traeremos material del bueno, pero se tendrá que bancar así el Apertura". "No te preocupes, yo le hablo a Juancito, lo conozco de chico, y le pediré que se banque estos dos meses con el alemán, que se vaya familiarizando con nuestro fútbol, y ya desde el 2010 tendrá un buen plantel e irán para adelante. Por lo menos, a Andrecito lo podemos convencer. Está cerquita y como es 10, no estaría mal que lo tengamos en el país pensando en la selección, así que matamos dos pájaros de un tiro". Claro, pero el ídolo se queda contrariado pensando en nuevos elementos. "¿Y los muchachos de la barra?". "No te preocupes, eso dejalo por mi cuenta".
En fin, delirios de primavera, no le hagan caso a este cronista.
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1 comentario:
Muy bueno, Sergio. Y la verdad que me dan ganas de SÍ hacerte caso. ¿Tenés alguna punta de que haya sido así realmente? Contestáme a mi e-mail si es así. Abrazo
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