DESDE SANTIAGO DE CHILE
Del 13 de Julio en el Maracaná, al 4 de julio en el
Estadio Nacional. La selección argentina se sacó todas las mochilas, desplegó
ese fútbol que los hinchas tanto pedían para semejantes jugadores que se
destacan en las mejores ligas del mundo, y aquellos goles que perdió en la fase
de grupos ante Paraguay, anoche entraron y los guaraníes nada pudieron hacer
para evitar el contundente 6-1 para volver a jugar una final, como el año
pasado en el Mundial.
El equipo argentino estará el próximo sábado ante el
equipo local, Chile, en la esperada final de Copa América entre los dos mejores
del torneo, y en un escenario que ya conoce y en el que ya se consagró
anteriormente.
Los albicelestes, que no pierden un solo partido de
Copa América en Chile desde 1926, fueron campeones cuatro veces ya en este país
en el pasado y por la demostración de ayer ante Paraguay, se transforman en
grandes candidatos a recuperar el trofeo, con tres grandes figuras: Lionel
Messi, Javier Pastore y Angel Di María.
El equipo argentino se puso en ventaja muy pronto
por intermedio de Marcos Rojo, aprovechando un rebote y un anticipo en el área
paraguaya, y enseguida todo se complicó para los de Ramón Díaz, cuando se
lesionaron Derlis González y Roque Santa Cruz, lesionados en un lapso menor a
los cinco minutos, promediando la primera parte, para ser reemplazados por
Lucas Barrios y Raúl Bobadilla.
Sin poder terminar de concentrarse, llegó entonces
el 2-0 por intermedio de Javier Pastore, en una excelente combinación con
Lionel Messi y parecía todo definido, incluso con total dominio territorial
argentino, pero en los últimos cinco minutos, el equipo paraguayo apretó más
arriba, poco más de tres cuartos de cancha, y en una mala salida de los de
Martino, Barrios pudo descontar antes del descanso, generando una sensación
parecida a la del partido de la fase de grupos, cuando estando 0-2, Paraguay
consiguió empatar.
Sin embargo, muy poco duró la esperanza paraguaya
porque de saque, Di María estableció el 3-1 y desde ese momento, la distancia
se fue agrandando porque el equipo argentino fue encontrando cada vez más
espacios y la gran noche de Messi, Pastore y Di María, los dos primeros
triangulando y el tercero, utilizando muy bien su punta, apareció justo cuando
se acerca el final del torneo y llega la final contra Chile.
Otra vez Di María, luego un centro de éste desde la
izquierda terminó en un cabezazo de Sergio Agüero al ángulo izquierdo de Justo
Villar, y cerró Gonzalo Higuaín, que había reemplazado justamente a Agüero,
aprovechando una muy buena presión argentina en la salida paraguaya, aunque ya
hacía tiempo que todo estaba definido y que el mismo rival que tanto había
complicado en la primera fase a los albicelestes, ahora sabía que poco podía
hacer.
El equipo argentino encontró la contundencia que es
lo que le faltó en los partidos anteriores y especialmente ante este mismo
rival en la fase de grupos y con un muy buen nivel en algunas individualidades,
lo que genera una gran expectativa en las puertas de una nueva final para
conseguir un título que se niega desde 1993.
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