DESDE SANTIAGO DE CHILE
Lo dijo Javier Mascherano, una de las voces más
escuchadas en el vestuario argentino. “No es casualidad que otra vez estemos en
una final luego de la de 2014 en Brasil. Hay una forma de trabajar que nos
tiene que hacer sentir orgullosos, aunque hayamos cambiado la forma de jugar,
pero tenemos coherencia y credibilidad”.
Mascherano se refería no sólo a la final perdida
ante Alemania hace un año en el Maracaná, sino que muchas cosas cambiaron,
especialmente el entrenador, porque Alejandro Sabella dejó su lugar a Gerardo
Martino, y de sistema, porque ahora la selección argentina apuesta a la
posesión de la pelota y no espera más para matar de contragolpe con los cuatro
cracks de adelante: Lionel Messi, Sergio Agüero, Gonzalo Higuaín y Angel Di
María.
Si algo tuvo este equipo argentino en esta Copa
América es que tenía casi siempre la pelota (raro que ante un rival con tanta
técnica como Colombia en cuartos de final haya tenido un 68,5 por ciento de
posesión) pero le costaba definir los partidos, y se quedaba físicamente en los
minutos finales.
Pero Martino fue corrigiendo eso y siempre dijo que
en algún momento, esos goles iban a llegar y así fue ante el siempre duro
Paraguay en semifinales con un contundente 6-1, y si bien Messi no marcó
ninguno, sí participó en tres asistencias y fue clave para llegar a la final,
en dupla con un jugador que se convierte en fundamental para este nuevo ciclo,
Javier Pastore (PSG).
Pastore y Messi conforman una dupla fundamental
porque uno le lleva la pelota al otro y se complementan en las asistencias y
las definiciones, y se suman a los atacantes, como Sergio Agüero (el titular
como centrodelantero) y Angel Di María.
De todos modos, Martino es cauto y sabe que el
partido final ante Chile no será nada fácil. No sólo porque es el local sino
porque también “jugó siempre bien en esta Copa y hace tres años que trabaja la
misma idea y le gusta atacar con mucha gente”.
En el equipo argentino, los que llevan muchos años
como Mascherano o Messi, conocen lo que significa ganar algo por fin en mayores
porque desde 1993 que esta selección no obtiene un título, desde la Copa
América de Ecuador, en tiempos muy pasados ya de Gabriel Batistuta, Sergio
Goycoechea, Diego Simeone u Oscar Ruggeri.
“Sería una pena que esta generación se vaya sin
ganar algo”, se lamentaba Mascherano, y también Messi espera redimirse ante su
gente y levantar una Copa, para quitarse el peso de la presión que significa
ser el mejor jugador del mundo y no ganar con su equipo nacional pese a que ya
tanto ha ganado con el Barcelona.
Incluso, a Messi se le cuestiona por no haber
marcado más que un gol de penal en todo el torneo, sin tener en cuenta que sólo
ante Paraguay en semifinales, hizo tres asistencias, pero también se decía que
este equipo convertía muy pocos goles.
“Lo charlábamos con algunos compañeros antes de
entrar a jugar contra Paraguay, que el día que viniera un gol, llegarían muchos
más, y eso es lo que pasó”, dijo un Messi visiblemente feliz en Concepción al
saberse ya finalista, aunque elogió a Chile. “Creo que es otro equipo que como
nosotros siempre salió a ganar sus partidos”, comentó.
El equipo argentino tuvo un raro comienzo de Copa
América, a la que llegó como gran candidata. Porque ante este mismo rival de
semifinales, Paraguay, iba ganando 2-0, que es lo más difícil de conseguir ante
un rival tan duro, que se cierra mucho atrás y que tiene un sistema casi
italiano en la defensa, y sin embargo se durmió en el segundo tiempo y le
empataron.
Luego le ganó con lo justo a Uruguay, pero sufriendo
mucho en el juego aéreo, y terminó demasiado relajado y muy ajustado ante la
débil Jamaica, cuando las señales ya no eran las mejores, y más, cuando se supo
que el rival de cuartos de final sería Colombia.
Sin embargo, el equipo colombiano no fue en esta
Copa lo que había sido en el Mundial y aunque resistió el partido y acabó
empatando, Argentina pudo imponerse en una infartante serie de penales, con
Carlos Tévez, el mismo que había sido excluido en el ciclo anterior de Sabella,
como héroe.
Y en semifinales, esperaba otra vez Paraguay aunque
ya con una actitud menos cerrada, presionando más arriba, que terminó siendo
parte de la clave para que Argentina pudiera superar esa primera línea para
acercarse más al arco rival, funcionó a la perfección la dupla Pastore- Messi y
Di María apareció con todo su esplendor.
“Las cosas no van a cambiar en cuatro días, sino que
seguiremos trabajando la idea, que pasa por tener más la pelota y administrarla
nosotros. Tenemos que afianzar esa idea y recién nos acercamos al primer año de
trabajo. Estamos en esta etapa, con sólo 13 partidos desde que asumimos”,
sostuvo con claridad Martino, que no quiere que todo se detenga en la Copa
América sino tratando de que se sepa que se apunta a mucho más adelante, no
sólo a 2015.
La selección argentina, además, se afianzó con este
resultado en el primer lugar del ranking FIFA pero todos saben que sin un
título el sábado, muchas cosas podrían teñirse de escepticismo, y por eso,
muchos jugadores prefieren guardarse para cuando todo acabe y se sepa si, por
fin, pueden ser campeones, como espera la gente desde hace 22 años.
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