DESDE SANTIAGO DE CHILE
Un Javier Mascherano desencajado, lo describió muy
bien: “Lo de la selección ya es un vía crucis. Ni siquiera me importa ahora
rescatar los hechos positivos, que los hay, pero ya habrá momento para eso”.
Los jugadores argentinos, como tantas otras veces,
en una foto repetida, se fueron sin saludar y sin emitir opiniones, salvo, como
casi siempre, el volante del Barcelona, que se paró con un grupito de
periodistas por muy pocos minutos para decir algo, cuando la mayoría de estos
jugadores casi nunca dieron entrevistas a casi nadie y vivieron encerrados en
su nube, igual que cuando se fueron en fila india rumbo al micro, pese al
tiempo que hacía que esperaban los medios de todo el mundo para recoger alguna
opinión.
Como los jugadores no salían, y luego no hablaron,
enseguida comenzaron los rumores, lanzados desde un ex jugador, ahora panelista
de un programa de televisión, acerca de un problema entre el propio Mascherano
y Ever Banega por el penal errado por el volante del Sevilla, que fue
rotundamente desmentido a Perfil por miembros de la delegación y hastya uno de
ellos lo tildó de “ridículo”.
La coincidencia general es que a esta generación ya
le quedan pocos cartuchos, y que por lo pronto, lo primero importante que le
queda aparece en el horizonte con la
Copa América extra en Estados Unidos 2016, los Juegos Olímpicos de Río
de Janeiro de ese mismo año, y luego, el Mundial 2018, es decir que en todo
caso, lo importante serán los partidos de clasificación, que deberán comenzar a
jugarse este año, en pocos meses.
Además de la derrota, el plantel argentino tuvo que
soportar el contraste con los enormes festejos de los chilenos, con gritos como
“argentinos, argentinos, que amargados se los ve, Messi no tiene los huevos,
que tiene Gary Medel”.
La euforia fue tal que luego de los petardos y las
luces artificiales, los jugadores chilenos salieron por la zona mixta hacia el
micro, iban a pasar por la tradicional zona de Baquedano, que es donde se
reúnen los santiaguinos para los festejos (específicamente en la Plaza Italia)
y luego continuó hacia el Palacio de la Moneda, donde fueron recibidos por la
presidente Michelle Bachelet.
Para completar el mal día, la famiia Messi pasó un
mal trago en el sector de la platea donde estaba ubicada porque fue agredida
por todos los medios y debió cambiarse de ubicación gracias a la gestión del
embajador argentino en Chile, Ginés González García.
Mientras se escuchaba el griterío en los alrededores
del estadio, el director técnico argentino, Gerardo Martino, insistía en que
“nada cambia en el ciclo de cuatro años. La idea se mantiene”.
Muchos se preguntaban cuántos de estos jugadores
podrán continuar, en una proyección por edades y porque la confianza está
minada y el crédito comienza a perderse.
La selección argentina lleva ahora ocho Copas
América sin éxitos, desde aquella, cada vez más lejana, de Ecuador 1993.
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