Trece años más tarde, Lucas Barrios puede ver todo
con otra perspectiva. Cuando en 1999 jugaba en equipos muy pequeños del ascenso
argentino, llevado por su padre, el maestro mayor de obras Eugenio, no se
imaginaba que poco más de una década más tarde, un club humilde como Barracas
Central de la Tercera División,
construiría un sector de plateas y ocho palcos de prensa con el dinero de los
derechos de formación que le llegó por el pase de Colo Colo al Borusia Dortmund
en 2009. No sólo eso: el presidente del club, Claudio Tapia, hoy aspira a
dirigir nada menos que la Federación Argentina (AFA) si gana las elecciones de
fin de año.
Si su padre fue muy importante para que no dejara el
fútbol cuando fue rechazado por Huracán (“me dejaron libre por enano. Era chico
y flaco y recién cuando tenía 16 años mejoré la estatura”, cuenta ahora, con su
1,88 metro y 43 de calzado en sus botines), su madre, Petrona Cáceres, de
origen paraguayo, le dio la chance de nacionalizarse pese a haber nacido en la
Argentina y haber hecho en este país sus primeros pasos.
Esta reciente Copa América de Chile, además de un
buen presente en la selección paraguaya, le trajo muchos recuerdos y varias
casualidades. “Es que con Ramón Díaz, que fue un gran delantero y es un muy
buen director técnico, me une también un pasado reciente porque en 2013 ya me
quiso llevar a River Plate, y aunque no pudo concretarse, ahora coincidimos en
la selección paraguaya, mientras que con Ricardo Gareca debuté en Primera en
Argentinos Juniors, y me tocó enfrentarlo en el partido por el tercer puesto en
Chile, yo jugando para Paraguay y él dirigiendo a Perú”, comenta.
Pero en esta Copa América hubo más casualidades. “Me
tocó marcarle sobre el final el gol a Argentina, en la fase de grupos, que
dirige Gerardo Martino, quien fue el que me pidió para la selección paraguaya
para el Mundial de Sudáfrica 2010 y la Copa América 2011, que fue cuando me
nacionalicé, y ahora estaba sentado en el banco de enfrente. Así es el fútbol”,
reflexiona.
La de Barrios es una trayectoria que comprende ya ocho
países, tres continentes y 12 clubes en Primera División, más otros cuatro,
anteriormente, en el ascenso argentino. Una lucha desde muy abajo, pasando por
todo tipo de etapas, con discusiones, peleas y muy malos momentos en el medio.
Un auténtico luchador.
Es que Barrios no hace mucho hincapié, pero cuando
debutó en Argentinos Juniors en 2003 rápidamente descendió a Segunda (Nacional
B) aunque sólo tiene buenos recuerdos para su primer entrenador, Gareca: “Fue
fundamental porque me dijo que dejara de moverme por las puntas y entrara más
al área”. En aquel tiempo, que jugaba
con un tatuaje de su hijo Thomas, recién nacido, en su antebrazo, lo acompañaba
un joven Leonardo Pisculichi, hoy jugando con River Plate las semifinales de la
Copa Libertadores de América.
En ese entonces, un casi desconocido Barrios fue
cedido a préstamo a Tigre, pero no tuvo suceso y regresó a Argentinos Juniors,
pero el entrenador Osvaldo Sosa, tampoco lo tuvo en cuenta y fue cuando decidió
el inesperado gran paso: irse a Chile a jugar en el Deportes Temuco en 2005.
Pero este club estaba en crisis y al no haberle pagado por meses a sus
jugadores, le acabaron descontando puntos que derivaron en su descenso a
Segunda por más que Lucas haya metido 12 goles. Casi lo venden al Audax
Italiano, pero rumores de indisciplina bloquearon la operación.
Así fue que sin mucho rumbo, Barrios volvió a la
Argentina para jugar en 2006 para un club pequeño de Santa Fe, Tiro Federal, y
con un solo gol en 12 partidos, regresó a Chile para jugar en Cobreloa, donde
llegó a estar separado del equipo por una discusión con el entrenador Jorge
Aravena, aunque allí le cambió la suerte y ganaron el Torneo Clausura para
llegar a la liguilla Pre-Copa Libertadores donde fueron eliminados por Colo
Colo.
Ya en la temporada
2006/7, Barrios consiguió 18 goles, en lo que fue su avance definitivo
en el Cobreloa y allí apareció el Necaxa mexicano, pero no le fue bien y para
2008 volvió a Chile, una vez más, aunque ya para jugar en Colo Colo en
reemplazo de Humberto Suazo, una estrella en este club. Y si bien perdió la
final del torneo ante Everton, Lucas metió 19 goles aunque otra vez en 2009
recibió dos partidos de suspensión por hacer un gesto como que el árbitro
estaba pagado, en un clásico ante la Universidad Católica.
Colo Colo fue campeón chileno en 2008 y Barrios
llegó a meter 37 goles en los 38 partidos de la temporada, convirtiéndose en el
goleador mundial del año. “Recuerdo que fue tal mi suceso en Chile que tuve el
orgullo de que 200 mil personas pidieran por facebook que me nacionalizara para
jugar por La Roja”, cuenta.
Desde 2009, la historia es más conocida, cuando
llegó al Borusia Dortmund y se convirtió en el tercer goleador de la Bundesliga
en un ataque que contaba con Kagawa, Götze, Grosskreutz y Lewandowski y
mantener un muy buen nivel, que lo proyectó a la selección paraguaya que casi
elimina a España en cuartos de final del Mundial 2010 y fue finalista de la
Copa América 2011.
A mediados de 2012, fue transferido al Guangzhou
Evergrande de China por 9 millones de euros, donde ganó la Liga y la Copa, y
fue cedido en las dos temporadas siguientes primero al Spartak de Moscú y luego
al Montpelier, para acabar ahora jugando en el Palmeiras de Brasil.
Que Chile le sienta bien a Barrios volvió a
comprobarse en esta reciente Copa América, en la que acabó cuarto con la
selección paraguaya del argentino Ramón Díaz (“El me quería llevar a River para
reemplazar a David Trezeguet”, indica), marcando tres goles.
“Fue una pena haber caído con Argentina 6-1 en
semifinales pero teníamos lesionados y veníamos de jugar demasiado pronto y no
nos pudimos recuperar, pero ahora estamos más fuertes y ya no vinimos a
competir sino a ganar el torneo”, asegura.
Hoy, Barrios ya es otro. Es “La Pantera” dentro del
ambiente del fútbol, y si bien empezará su etapa en el Palmeiras, en Brasil, no
descarta terminar su carrera en River.
“Sería lindo para estar cerca de mi familia y porque
siempre fui de River. Desde chico llevaba el cuaderno con esos colores y mis
compañeros me decían “el millonario” (el apodo del club)”, se emociona Barrios,
al que siempre lo esperan ocho hermanos.
Tampoco renuncia a seguir peleando con Paraguay por
llegar al Mundial 2018, aunque sabe que es muy complicada la empresa.
“Estábamos mal anímicamente por habernos quedado fuera de Brasil 2014 pero
Ramón Díaz nos levantó y ahora sabemos que podemos pelear por un lugar, aunque
habrá demasiados equipos competitivos en el grupo sudamericano”, se entusiasma.
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