DESDE SANTIAGO DE CHILE
Se hizo justicia. Los dos mejores equipos de la Copa
América, Chile y Argentina, se enfrentarán el próximo sábado en el Estadio
Nacional de Santiago, y uno de los dos será el campeón de América y a su vez,
será el representante de la Conmebol en la Copa Confederaciones de 2017 en
Rusia.
Y es justo porque fueron las dos selecciones que
siempre intentaron ganar sus partidos, que buscaron atacar, que tuvieron la
mayor parte del tiempo la pelota en su poder. Tal vez con mayor regularidad la
chilena que la argentina, que pasó por distintas etapas en las que tuvo más o
menos eficacia.
Tal vez la diferencia entre las dos es que Chile
tuvo un grupo inicial muy accesible. Compartió el Grupo A contra tres equipos
bastante débiles como Ecuador, Bolivia y México, que no llegó con su mejor
plantel, porque en pocos días apunta a ganar la Copa de Oro de la Concacaf en
la que tiene chances de ir a la Copa Confederaciones como representante de Norte
y Centroamérica.
Entonces, Chile tuvo tiempo de armarse, de ir
subiendo en la escala, de ir encontrando su propio juego, aunque no hayan
lucido tanto dos de sus estrellas de quienes más se esperaba como Arturo Vidal
y Alexis Sánchez, muy desgastados por una muy fuerte temporada europea con sus
clubes.
En cambio, sí pudo tener como su parte más decisiva
a la línea de los volantes creativos, con un muy buen Charles Aránguiz y
especialmente de Jorge Valdivia, un exponente del clásico armador de juego que se
está perdiendo en el fútbol moderno.
Valdivia había tenido un enfrentamiento con el
entrenador del equipo, Jorge Sampaoli, durante los meses previos al Mundial de
Brasil, pero ahora fue incluido para la Copa América y resultó tan fundamental
que hasta los días previos a la final, ha sido el mejor jugador del torneo y de
sus pies salen casi todos los pases en profundidad.
De todos modos, Chile ataca por muchos lados, y eso
a veces le juega en contra porque le hacen goles de contragolpe o bien, con
centros aéreos porque tiene una defensa muy baja y le cuesta mucho marcar a
jugadores muy altos en los cabezazos.
Además, la selección chilena atravesó momentos muy
duros, complicados como grupo, como cuando en el primer día libre, Vidal
atropelló a una persona con su coche, no lo ayudó y cuando fue detenido por la
Policía, se resistió a ser detenido generando un debate nacional sobre si
había que excluirlo del equipo o
perdonarlo.
Cuando terminó ese debate, llegó el durísimo partido
con Uruguay por los cuartos de final y allí se produjo el episodio del defensor
Gonzalo Jara, que provocó a Edinson Cavani hasta hacerlo expulsar, y acabó
suspendido y marginado del torneo.
En cambio, Argentina tuvo un Grupo B mucho más
complicado y con dos equipos de tradición como Paraguay y Uruguay, además de la
débil Jamaica.
En el primer partido, el equipo de Gerardo Martino
había conseguido muy pronto lo más difícil: marcar goles ante una defensa que
se cierra como si fuera italiana pero ya en la primera parte, Argentina ganaba
2-0 y todo indicaba que se encaminaba a una goleada, pero al revés de lo
imaginado, el equipo se durmió, y el descuento le sirvió a Paraguay, dirigido
por Ramón Díaz, para terminar empatando.
Casi una hazaña
A Argentina le costó mucho también vencer a Uruguay,
que lo amenazó con sus jugadores altos y los centros aéreos, y cuando se
pensaba en una goleada a Jamaica, los de Messi y Mascherano se conformaron con
un muy pobre 1-0.
Argentina dominó todos los partidos, incluso el de
cuartos ante la siempre difícil Colombia, que no hizo una buena Copa y se fue
con apenas un gol y convertido por un defensor, Jeison Murillo, algo extraño
para un equipo con Radamel Falcao, Jackson Martínez, Carlos Bacca y Teo
Gutiérrez, pero aún así, se las rebuscaron para aguantar los noventa minutos y
apenas perder por penales en una definición para el infarto.
Hasta semifinales, Argentina amagaba mucho, se
notaba que tenía muy buenos jugadores y gran predisposición por tener la pelota
y atacar pero no llegaba al arco rival con el peligro necesario hasta que vino
la semifinal con Paraguay, Messi y Pastore se encontraron por fin y llegó la
tan esperada goleada de 6-1 para aventar todas las dudas.
Y ahora llega el momento de la verdad para los dos.
Chile nunca ganó una Copa y entiende que es “ahora o nunca” con una generación
dorada y de local, sabiendo que si se escapa esta vez, pasará mucho tiempo para
que coincidan jugadores tan talentosos y ser local.
Para Argentina, es también la chance de ganar por
fin un título con la selección absoluta, algo que se le niega desde la Copa
América de Ecuador 1993, con otros jugadores como Gabriel Batistuta, Oscar
Ruggeri, Diego Simeone o Claudio Caniggia.
Para Messi, también es una gran oportunidad de
levantar una Copa con la selección argentina, cuando tiene tantos títulos con
el Barcelona, además de que esto lo proyectaría a ganar definitivamente el
Balón de Oro como mejor futbolista del año 2015.
Por todo esto, la de Chile y Argentina, que además
tienen desde siempre una rivalidad vecinal, es la final que todos esperaban y
que ya este sábado, determinará quién es el mejor de América.
1 comentario:
Así la Copa se hubiese jugado en otro país, Argentina y Chile era igualmente la final lógica. Hoy son los dos mejores, como lo demuestra el hecho de que la Roja pudo y mereció eliminar a Brasilinho en el mundial 14. A propósito, los seis goles albicelestes podría habérselos comido la verdeamarelha.
Publicar un comentario