lunes, 20 de julio de 2015

Pese a todo, Bartomeu tuvo respaldo en el Barça (Yahoo)



Pese a que existen posibilidades de que se vea envuelto en el Caso Neymar, por el que su antecesor Sandro Rosell tuvo que salir del cargo, y a otros cuestionamientos relacionados con las finanzas y los símbolos del club, como la publicidad relacionada con Qatar,  Josep María Bartomeu fue elegido como presidente del Fútbol Club Barcelona.

Bartomeu, vicepresidente original en la anterior elección presidencial que le dio el voto a Rosell, fue ungido presidente incluso ante quien representó una de las etapas más productivas para el club en lo deportivo, Joan Laporta, estrechamente vinculado al entrenador Josep Guardiola, a otro símbolo de fuerte presencia en el club como el holandés Johan Cruyff, y con el que el propio Lionel Messi se siente más cómodo.

Parecía poco probable que Bartomeu pudiera ganar las elecciones en el Barcelona apenas hace pocos meses, cuando el club atravesaba el vendaval de una campaña futbolística complicada, con el enfrentamiento entre el entrenador Luis Enrique y Messi, a principios de 2015, y cuando se le endilgaban sobreprecios demasiado altos (que además, seguían aumentando el valor) en el pase de Neymar, sumado a otros casos como el de los fichajes de juveniles por lo que la FIFA suspendió la posibilidad de incorporar jugadores hasta 2016, algo que sigue pesando en la actualidad.

En aquel momento, parecía imposible ni siquiera la chance de pensar en permanecer en el cargo, incluso con la posibilidad de salir en cualquier momento, del mismo modo que Rosell, y con demasiados frentes que resolver.

Pero Bartomeu es un empresario que creyó en el trabajo, que fue acabando lentamente con los distintos problemas más graves en el club y hasta tomó la medida de reforzar mucho al equipo de fútbol sabiendo que ahora se encontraría con la imposibilidad de contratar jugadores, para terminar ganando el triplete (Liga Española, Copa del Rey y Champions League), con la posibilidad de aumentar los títulos en 2015 de ganar la Supercopa de España, la Supercopa de Europa y hasta el Mundial de Clubes.

En cuanto al Caso Neymar, éste parece haber bajado unos cuantos decibeles cuando el Fútbol Club Barcelona consiguió que el expediente fuera trasladado de Madrid a Cataluña, lo mismo que la discusión que podía desatar una tormenta entre Messi y el entonces vicepresidente Javier Faus, que hace poco tiempo acabaron con la discusión, demasiado subida de tono.

Bartomeu tampoco la tuvo fácil con el director deportivo, cuando tuvo que prescindir de Andoni Zubizarreta, quien se desligó del asunto de los fichajes de jugadores juveniles que derivó en el problema judicial con la FIFA, y se lo cargó al presidente, aunque no se dé a conocer esto públicamente.

Zubizarreta, en verdad, tampoco había acertado con algunas decisiones, como prescindir de José Manuel Pinto como segundo arquero en la temporada 2013/14 cuando ya se conocía la lesión de Víctor Valdés, o no buscar un reemplazante para un Carles Puyol lesionado, que terminó abandonando la práctica del fútbol.

En cambio, Bartomeu rectificó para la siguiente temporada con un plantel completo al que se sumó luego Luis Suárez y tuvo que manejar el final de los tiempos de Xavi Hernández y la falta de partidos de jugadores como Pedro Rodríguez o Adriano, o el culebrón de la renovación de Daniel Alves y la dependencia de Montoya sobre si seguir o no en el club de acuerdo a esto.

Bartomeu negó siempre ser “un Florentino Pérez”, como le endilgó su principal oponente, Laporta, quien decía de él que buscaba fichar jugadores “galácticos” para el plantel, al responder que a los culés “nos gusta desde siempre que el mejor futbolista esté siempre en el equipo”.

Se define como “un trabajador silencioso, una persona a la que le gusta unir más que la ruptura y que busca el consenso, no la imposición” y también alguien que toma decisiones “y genero un buen rollo”.

Evidentemente le ha alcanzado para ganar las elecciones presidenciales del Barcelona con cierta holgura, y ya apostando a 2016 con los fichajes de Aleix Vidal y Arda Turan, teniendo en cuenta las bajas de Montoya y Xavi.

Le esperan tiempos complicados, aunque menos turbulentos que hasta ahora, porque el consenso dará cierta tranquilidad a los socios y Laporta tendrá menos fuerza como principal opositor, o al menos lo deberá ser desde otro lugar.

También seguramente Bartomeu y su comisión directiva deberán tomar alguna postura respecto de una posible independencia catalana de España porque hasta el momento el Barcelona ha sido protagonista fundamental en este aspecto y en la campaña, Laporta ha tenido duras palabras hacia España que en cambio el presidente no parece querer seguir en esa misma línea.


Al nuevo presidente le espera un enorme trabajo y muchos desafíos, que el tiempo se irá encargando de decirnos si los pudo resolver exitosamente.

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