DESDE SANTIAGO DE CHILE
Si algo caracteriza a esta Copa América es el vacío.
Sin dirigentes de peso, ni empresarios de los medios de comunicación, la gran
mayoría involucrados en hechos de corrupción e investigados y perseguidos por
las Justicias de Suiza y Estados Unidos, algunos ya detenidos.
La pregunta, entonces, surge sola: ¿Quién entregará
mañana la Copa al campeón, cuando acabe la final entre Chile y Argentina en el
Estadio Nacional? Quien siempre lo hace es el presidente de la Conmebol, que
hasta la Copa pasada, en Argentina 2011, fue el paraguayo Nicolás Leoz, hoy
detenido en Suiza y con pedido de extradición. El actual, también paraguayo,
José Antonio Napout, no estuvo siquiera en la ceremonia inaugural, en la que la
presidente chilena, Michelle Bachelet estuvo sola, rodeada de sus funcionarios,
embajadores, y el titular de la Federación Chilena (ANFP), Sergio Jadue.
Algunos rumores, ayer por la tarde, indicaban que
Napout estaba por llegar a Santiago como para estar mañana en la final, porque
se cree que es casi imposible que el presidente de la FIFA, Joseph Blatter,
venga a Chile cuando ya informó que se ausentará de la final del Mundial
femenino de Canadá, algo muy poco usual en el suizo.
Perfil pudo dialogar ayer con Angel Villar, el
presidente de la Federación Española y segundo vicepresidente de FIFA, que ante
las ausencias de Blatter y el vicepresidente senior, el camerunés Issa Ayatou,
bien podría ser otro que entregara la Copa. Lo acompañó Gianni Infantino,
secretario general de la UEFA.
La tercera opción es que Jadue entregue la Copa si
Chile es el ganador, y si lo es Argentina, que la entregue el presidente de la
AFA, Luis Segura.
De no llegar Napout, Jadue le sigue en el orden
sucesorio en la Conmebol.
Más lejos está la hipótesis de que sea Bachelet la
que la entregue, porque su momento político no es el mejor (ni siquiera habló
en la inauguración) y porque se encuentra en Perú en una reunión de la Alianza
del Pacífico.
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