DESDE SANTIAGO DE CHILE
Los medios chilenos, y la sociedad local, en
general, han cambiado desde el martes a la noche, cuando la selección argentina
goleó 6-1 a Paraguay. La confianza está, pero ya con una mirada de reojo hacia
el equipo de Gerardo Martino porque hay una coincidencia general: son grandes
cracks que parecían discontinuos, agotados por una larga temporada europea,
pero ahora parece recuperados justo en el momento preciso de las definiciones.
El sábado, en el Estadio Nacional, las selecciones
de Chile y Argentina se jugarán mucho porque la primera nunca ganó una Copa
América, y sabe que siendo local y con una gran generación de futbolistas, la
ocasión puede ser irrepetible por medio siglo o tal vez más. La sensación es la
de “ahora o nunca”.
Para el equipo argentino, en cambio, se trata mucho
más de un desafío generacional. Estos jugadores aún no han logrado títulos, si
bien es cierto que comienzan a auto-reivindicarse con la llegada a dos finales
consecutivas, la del Mundial 2014 y la de la Copa América 2015.
Nadie discute eso y que están en la élite del fútbol
mundial, y más ahora con haber alcanzado el número uno del ranking FIFA, no
existe la más mínima duda. Lo que queda por ponerse en juego es, en todo caso,
el carácter ganador, el saber jugar finales, luego de que se escapara por tan
poco aquella del Maracaná ante Alemania hace un año.
¿Puede este Chile hacerle partido a este equipo
argentino? Por las dudas, Gerardo Martino abrió el paraguas con cierta razón
desde los datos. Dijo que con Jorge Sampaoli, Chile ya viene trabajando desde
hace tres años y desde este punto de vista, le saca alguna ventaja a la selección
albiceleste, pero ésta compensa con su enorme capacidad individual y la
motivación de lo que fue el rendimiento en la semifinal ante Paraguay.
Por más que muchos se quejen, no deja de ser una
realidad (en este caso, favorable a Chile pero siempre ocurre con el local) que
todo se preparó para que los trasandinos tuvieran todas las ventajas posibles
en el calendario, desde un grupo muy accesible como el “A” (al punto de que la
vapuleada Bolivia pasó como segunda a cuartos de final), hasta el hecho de que
jugó la semifinal un día antes que Argentina y en la misma sede de la final,
pero eso fue finalmente compensado en que los de Martino liquidaron el pase a
la final en una hora y le sobraron treinta minutos.
Muchos de los puntos flojos que la prensa chilena
resalta del juego de los argentinos, como el cansancio y la baja de rendimiento
en los segundos tiempos, o lo que a algunos jugadores les cuesta en el
retroceso cuando se pierde la pelota, parece agua pasada, mucho más relacionada
con la fase de grupos que con el presente, debido a que los seis días de
descanso entre cuartos de final y semifinales, hizo su efecto y ayudó mucho en
la recuperación física.
Todo indica que, si como dice Martino, los de
Sampaoli no van a cambiar y seguirán con la mentalidad ofensiva, corren un
serio riesgo ante Argentina porque allí tanto Lionel Messi como Sergio Agüero,
o Angel Di María pueden llegar a imponer su potencia en el ida y vuelta.
Lo dijo Emiliano Díaz, el ayudante e hijo de Ramón
en Paraguay, cuando pudo dialogar con nosotros en La Serena tras el empate 2-2
con Argentina. “Planteamos romper el partido cuando estábamos 0-2. O lo
empatábamos o nos metían seis, y pudimos empatarlo”. Claro, eso ocurre cada
tanto, y ya en la segunda oportunidad…Argentina les metió seis.
Para Argentina la clave pasa por cómo frenar el
embate chileno, en especial, parece claro que hay que cortar el circuito que
establece Jorge Valdivia, acaso el mejor jugador de la Copa y el que maneja los
hilos del equipo como clásico diez, para lo cual hay tarea para Lucas Biglia y
Javier Mascherano.
Pero también es cierto que para Chile será muy complejo
si no regresa a tiempo de los ataques, o descuida las espaldas, especialmente
en el sector izquierdo de la defensa, con la definitiva salida del torneo de
Gonzalo Jara y su reemplazo por José Rojas que es cuestionado por su propia
afición y por algunos medios, en memes que molestaron al jugador y a sus
compañeros.
Todo indica que para Argentina, lo que vale es la
contundencia, que recuperó con creces ante Paraguay. Si mantiene su nivel de
definición del martes, y funciona el eje Pastore-Messi, tiene mucho camino por
recorrer, más aún si Chile no se mete atrás, como parece que ocurrirá.
Y queda una carta que la selección argentina no
utilizó ante Paraguay pero que sí puede ser fundamental en la final ante Chile,
el juego aéreo. Porque la defensa local tiene un promedio de estatura muy bajo,
y allí Argentina puede sacar ventaja en los tiros desde la esquina o los
cruzados desde los costados.
Lo importante para Argentina es que desde la llegada
de Martino a la conducción técnica se produjo un cambio fundamental: de pasar a
depender del error ajeno para luego “matar”, a dominar los partidos con un alto
porcentaje de posesión de pelota y dejar de depender de lo que haga el rival, y
en eso, Pastore es el claro símbolo de la nueva época.
Son los otros, ahora, los que dependen de que
Argentina se equivoque. Y eso significa tener, a priori, la posibilidad de la
victoria en sus pies, y con los mejores jugadores del mundo. Una buena forma de
comenzar ganando. La cuestión es no equivocarse y seguir la performance de Paraguay.
Entonces, puede entenderse que la prensa y la
sociedad chilena comiencen a preocuparse,
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