domingo, 25 de noviembre de 2018

Cuando el Barcelona se negó a jugar ante el Atlético por la Copa del Rey (Infobae)





Lo más parecido a lo que sucede con la dirigencia y los jugadores de Boca Juniors, que no quieren jugar la segunda final de la Copa Libertadores ante River Plate, ocurrió en 2000, cuando el Barcelona se negó a enfrentar al Atlético Madrid en la revancha de las semifinales de la Copa del Rey en 2000.

El 24 de abril de 2000, el Barcelona debía jugar como local, en el Camp Nou, ante el Atlético Madrid por la revancha de la semifinal de la Copa del Rey, luego de haber sido derrotado en la ida por 3-0 en el viejo estadio Vicente Calderón, pero venía teniendo problemas por no poder contar con un número importante de jugadores, que habían sido cedidos a las distintas selecciones nacionales.

La Real Federación Española de Fútbol (RFEF) había dispuesto jugar este partido de Copa del Rey aprovechando un hueco en el intenso calendario anual porque se disputaban partidos de selecciones nacionales en todo el mundo y entonces el Barcelona solicitó que se suspendiera ese compromiso con el Atlético Madrid por no contar con jugadores suficientes para afrontarlo, pero no consiguió posponerlo.

Entonces, ocurrió algo extraño, que todavía hoy se recuerda en España. Se abrió el Camp Nou para el público, pero el Barcelona, dirigido por el holandés Luos Van Gaal, salió a la cancha con diez jugadores y un único suplente –el arquero Arnau-, que se dirigió al banco, mientras el entonces capitán, nada menos que Josep Guardiola, se acercó al árbitro asturiano Manuel Díaz Vega, y le comunicó que la decisión del equipo es la de “no jugar” ante el Atlético Madrid.

Guardiola le dio la mano al árbitro, y éste le comunicó lo sucedido a los jugadores del Atlético Madrid,  que llevaban quince minutos en el césped, y ambos equipos se retiraron del campo de juego y luego el Barcelona, que intentó evitar una sanción por todos los medios y con toda clase de recursos y apelaciones desde su entonces presidente Josep LLuis Núñez, no pudo evitar la sanción del Comité Español de Disciplina deportiva (CEDD) de excluirlo de la competición, suspenderlo para la siguiente, y el pago de una multa de dos millones de pesetas.

 "El Barcelona no puede acceder a que sus jugadores disputen el partido, porque entiende que su convocatoria es nula de pleno derecho; vulnera los derechos deportivos, sociales y económicos del Barcelona; y finalmente porque no puede sumarse a una decisión federativa que entraña la adulteración, desvalorización y desprestigio de una competición oficial, ni puede asumir la responsabilidad de participar en la farsa en que consistiría la disputa de este partido en las condiciones en que lo ha situado la Federación, porque todo ello entrañaría una falta de respeto de respeto al adversario, a los socios, al público, a los patrocinadores y al Rey", sostenía el comunicado del club para explicar su ausencia en el partido.

"No podemos competir. Y no pensamos hacer el ridículo. ¿Es que acaso Hesp deberá jugar de delantero?", se defendía después el presidente Núñez, el alusión al arquero holandés. Luego se explicó desde la dirigencia azulgrana que la decisión de salir a la cancha y allí negarse a jugar partió de la idea de no abandonar premeditadamente el partido, para no exponerse a sanciones mayores y mostrar cierta disposición, aunque sus jugadores no se habían entrenado especialmente ni se habían concentrado en la previa.

En esas horas anteriores al partido, el excéntrico presidente del Atlético Madrid, Jesús Gil y Gil, se paseaba entre el vestuario y el césped preguntando por noticias, al igual que lo que ocurría en las despobladas tribunas del Camp Nou entre los desorientados aficionados que ya habían ingresado o merodeaban el estadio.

El Barcelona formó ese día con Hesp; Carles Puyol, Dehu, Abelardo, Sergi: Guardiola, Xavi, Gabri; Simao y Dani. En las tribunas colgaba una pancarta que decía “España teme otra noche mágica. Federación y medios, corruptos”.

"La decisión de no jugar es unánime. Estoy completamente de acuerdo. No implica esto romper con la Federación porque Joan Gaspart es nuestro representante. No había visto nada igual en setenta años", dijo entonces el vicepresidente del Barcelona, el argentino Nicolás Casaus. La empresa que poseía los derechos de transmisión, Audiovisual Sport, anunció que exigiría una indemnización.

Sin embargo, para la temporada siguiente, la 2000/2001, el Barcelona entró en el sorteo de la Copa del Rey siguiente, porque en el final de la temporada anterior había sido reelecto como Ángel María Villar como presidente de la RFEF y por este motivo, otorgó varias medidas de gracia, y una de ellas fue reincorporar al Barcelona a la competición.

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