Durante meses,
ocupó enorme centimetraje en los periódicos, muchísimo lugar en las tertulias
radiales o en los debates televisivos en materia deportiva. El presidente del
Real Madrid, Florentino Pérez, no encontraba una respuesta precisa a la
pregunta sobre qué hacer con el reemplazo de Julen Lopetegui, un fichaje que
comenzó de la peor manera, a dos días del Mundial de Rusia, y no podía terminar
peor.
Pérez, siempre
creyendo que el Real Madrid es una de sus empresas, comenzó a buscarle
reemplazante en los lugares más cercanos a sus ideas, pero que muchas veces no
se condicen con la tradición de juego del equipo, o la mentalidad de los
jugadores de su plantilla.
Así es que Pérez
se orientó primero para el lado del italiano Antonio Conte, pero allí el
problema no es la capacidad de este reconocido entrenador, sino que no pareció
importarle demasiado que la plantilla lo resistió y que prefería a otros, como
Roberto Martínez (actualmente en la selección de Bélgica), y detestaba, en un
gran porcentaje, una posibilidad de que José Mourinho, en crisis con el
Manchester United, pudiera siquiera pensar en regresar al banquillo blanco
luego de haberse ido enfrentado con muchos jugadores y de haber desquiciado la
imagen del club.
Fue entonces que
la dirigencia del Real Madrid optó por la típica solución de transición.
Lopetegui tenía que salir de manera urgente tras la catastrófica campaña del
equipo, que con los mejores delanteros de plaza estuvo horas sin marcar goles
(en eso tuvo razón Pérez cuando en su
comunicado de despido sostuvo que esta plantilla con tantos premios y
aspirantes a conseguirlos entre los mejores del mundo, no estaba teniendo un
rendimiento acorde). Y entonces, apareció la chance de Santiago Solari,
entrenador del Real Madrid B.
El argentino
Solari siempre fue un tipo pensante., un personaje no muy habitual en este
mundo del fútbol más allá de que provenga de una familia muy ligada a este
deporte (su tío, Jorge, fue volante en los años sesenta y mundialista en
Inglaterra 1966, su padre, Eduardo, fue volante por muchos años en los setenta,
mientras que Fernando Redondo está casado con su prima Natalia, su hermano
menor, Augusto, juega en Racing Club, y otro de sus hermanos, Esteban, es
entrenador de la cantera del Rosario Central).
Solari siempre
prefirió vivir, en sus tiempos de jugador, en el centro de Madrid que en La
Moraleja, donde se suelen alojar todos los jugadores, para poder estar cerca de
los museos y poder recorrerlos, y cuando dejó el fútbol fue por años columnista
del diario “El País” donde sorprendió con la distancia que pudo tomar para
observar el fenómeno del fútbol, mientras que aún hoy no tiene ningún problema
en mostrar su admiración por Lionel Messi, un símbolo del Barcelona.
La contratación
de Solari, aunque haya sido con la idea de una transición, implica un regreso a
los tiempos de Zinedine Zidane. El argentino es frío por fuera. No suele ser
muy demostrativo y no cree que los montajes del show de la línea de cal hacia
afuera, y tampoco en que haya que presionar a los jugadores cuando el fútbol es
un deporte mucho más sencillo de lo que parece.
Solari formó
parte de aquel Real Madrid manejado con maestría y mano izquierda por Vicente
Del Bosque, a principios de este siglo, que ha ganado todos los títulos, y
luego se convirtió en permanente contacto en los recientes tiempos de oro de
Zidane, y su equipo, en los cuatro partidos que lleva jugados bajo su
dirección, ya comenzó a mostrar lo que pretende: quitarse la presión, volver a
apostar a un esquema simple, que jueguen los que mejor están, que tengan lugar
aquellos que estaban postergados, y todos los goles que antes no salían,
comenzaron a aparecer (11), y cada uno de sus jugadores fue tomando confianza
(Benzema, Ramos).
Claro que además
de los cuatro triunfos al hilo (2-0 al Valladolid, 0-4 al Melilla, 0-5 al
Viktoria Plzen. 2-4 al Celta), se necesita una pizca de fortuna para que ayuden
otros resultados y eso ocurrió inesperadamente este fin de semana en el Camp Nou,
cuando el Barcelona, y con el regreso de Lionel Messi luego de una lesión, cayó
ante un gran Betis por 2-4 y entonces, aunque mantiene el sexto lugar en la
Liga, ahora se sitúa a sólo cuatro puntos de los azulgranas, y se volvió a
meter en la lucha por el título.
A propósito del
Betis, buena parte de sus aficionados habían cargado hace apenas unos pocos
días contra su entrenador, Quique Setién, porque el equipo dejó escapar un
triunfo como local ante el Celta en el Benito Villamarín cuando estuvo dos goles
arriba, pero en el Camp Nou dio una verdadera exhibición de fútbol en una de
las mejores producciones que se recuerden en los últimos años para un rival del
Barcelona.
No siempre se
obtienen buenos resultados jugando bien, pero con el paso de los partidos,
manteniendo un buen nivel, lo más probable es que se acaben consiguiendo, en
especial, con las notables actuaciones de Marc Bartra, Junior Firpo, Giovani Lo
Celso, el veterano Joaquín y, especialmente, el volante portugués William
Carvalho.
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