No habrá ninguno
igual…Boca Juniors y River Plate, el Superclásico del fútbol argentino y el
considerado por medios de todo el mundo como el más trascendente y el que
ningún futbolero se puede perder antes de morir, jugarán una inédita final de
Copa Libertadores tras haberse enfrentado veinticuatro veces en la historia del
torneo y con muy ricas anécdotas.
Boca lleva una
ventaja de tres partidos, al haber ganado diez y perdido siete, con otros siete
empates, en un enfrentamiento que atravesó las distintas etapas y formatos de
la Copa Libertadores con el paso del tiempo.
Los xeneizes
ganaron seis Copas y se encuentran a dos partidos de igualar a Independiente
(máximo vencedor), mientras que River lo consiguió tres veces, aunque tanto uno
como el otro necesitaron varios años para acceder por primera vez al título,
luego de muchas participaciones en el certamen.
Boca comenzó a
jugar la Copa antes que River, en 1963, y de hecho, para los analistas, fue el
primer equipo argentino que le dio importancia al torneo cuando sólo accedían a
él los campeones de cada país, pero fue derrotado en dos tremendas finales por
el Santos de Pelé. En 1965 chocó, en partidos durísimos y polémicos, contra
Independiente, que era el campeón vigente y que repetiría el título.
Cuando se
instauró la disputa de la Copa Libertadores, en 1960, justo coincidió con un
aciago momento para River en cuanto a títulos locales, porque entre 1957 y 1975
mantuvo una larga sequía, pero se benefició de que la Confederación
Sudamericana (actual Conmebol), amplió la participación a los subcampeones
nacionales.
Así fue que en
1966, Boca (campeón argentino) y River, se enfrentaran por primera vez en la
historia de la Copa Libertadores, cuando compartieron el grupo inicial con
Universitario y Alianza Lima de Perú, y con Deportivo Italia y Lara, de
Venezuela, y los dos equipos argentinos lograron clasificarse a la fase
siguiente.
El 10 de febrero
de 1966, en el primer Superclásico
copero, River le ganó a Boca 2-1 con goles de Juan Carlos Sarnari y Daniel
Bayo, y descontó el “Tanque” Alfredo Rojas en el segundo tiempo. El árbitro de
ese partido fue Roberto Goicoechea.
De hecho, “El
Tanque” Rojas, un jugador corpulento, y
que tenía como una de sus fortalezas el cabezazo –con un parecido a Ramón
“Wanchope” Ábila aunque mucho más alto- fue una especie de verdugo de River en
esos años sesenta (marcó los dos goles en un 2-0 en la Bombonera en ese mismo
año, y otra vez en el 1-0 con el que Boca venció en la segunda fase, en la que
los dos equipos argentinos se unieron al grupo de Independiente (bicampeón de
América) y Guaraní de Paraguay.
Lo extraño es
que tanto en 1966 como en 1970, cuando los dos se clasificaron a la Copa
Libertadores, si bien Boca llegó como campeón argentino y River como
subcampeón, fueron los “Millonarios” los que pudieron avanzar más lejos.
River se
clasificó a la final de 1966 en la acumulación de puntos en la segunda fase, y
luego cayó ante Peñarol de Montevideo, en Santiago de Chile, en la recordada
remontada de los uruguayos 4-2 luego de ir 0-2 en el marcador que dio lugar al
mote de “gallinas”. Y en 1970, después de que ambos pasaran la fase de grupos
ante los bolivianos Bolívar y Universitario de La Paz, otra vez fue River el
que se clasificó a las semifinales tras ganarle a Boca 1-0 en el Monumental,
con gol del “Chamaco” Carlos Rodríguez, y empatar 1-1 en la Bombonera (Ángel
Clemente Rojas, “Rojitas”, para Boca, y Daniel Onega, para River), pero esta
vez fue despachado por el Estudiantes de La Plata de Osvaldo Zubeldía y Carlos
Bilardo, que acabó ganando su tercera Copa seguida.
Pasaron siete
años y un cambio de formato en la Copa para que Boca y River volvieran a
encontrarse, y otra vez en la fase de grupos, que compartieron con Peñarol y
Defensor Sporting de Uruguay, aunque sólo se clasificaba uno para las
semifinales.
En el primer
partido de esa Copa, el 9 de marzo de 1977, en la Bombonera, dos fuertísimos
equipos. River, dirigido por Ángel Labruna y con varios jugadores en la
selección argentina luego campeona del mundo- había perdido la final del año
anterior- y Boca, bicampeón argentino de 1976, empataban sin goles en un
partido apretado, cuando sobre el final, Boca tuvo la ocasión de desnivelar por
un penal. Roberto Mouzo (el jugador con más partidos con la camiseta de Boca en
la historia) se paró nada menos que frente al “Pato” Ubaldo Fillol en los últimos
minutos. El defensor sacó un remate contra el palo izquierdo, el arquero
alcanzó a rechazar pero la pelota le pegó en la espalda y le quedó servida al
jugador de Boca para empujarla a la red en el rebote.
Ese 1-0 le dio a
Boca, dirigido por Juan Carlos “Toto” Lorenzo, el envión que necesitaba para
ganar el grupo sin ningún gol en contra, incluso sorteando con un 0-0 su visita
al estadio Tomás A. Ducó, de Huracán, donde River oficiaba ese año de local por
la remodelación del Monumental con miras al Mundial 1978. Boca terminaría
ganando la Copa por primera vez, en Montevideo y por penales, ante el Cruzeiro.
A diferencia de
los años sesenta, ahora era Boca el que dominaba en la Copa Libertadores y
también en los superclásicos. En 1978 fue la primera vez que se enfrentaron por
una fase semifinal, aunque compartiendo el grupo con Atlético Mineiro de Brasil
(River venía de ganar en la primera fase).
El 19 de
setiembre de 1978, en la Bombonera, el Superclásico terminó empatado 0-0, pero
el 17 de octubre, en el Monumental, Boca se impuso 2-0 con goles de Eber
Mastrángelo y Carlos Salinas, y consiguió llegar a una nueva final consecutiva,
en la que se impuso a Deportivo Cali y obtuvo su segunda Copa Libertadores.
Cuatro años más
tarde, en 1982, Boca y River volvieron a compartir la fase de grupos junto a
los bolivianos The Stromgest y Jorge Wilsterman. La situación de los dos
equipos argentinos era engañosa porque si bien en 1981 contaban con grandes
planteles (Diego Maradona en Boca, Mario Kempes en River), todo había cambiado
un año después por la situación económica y tras años de grandes estrellas, los
dos planteles aparecían empobrecidos y no extrañó entonces que ambos fueran
eliminados sin mayor suceso.
El 5 de agosto,
en la Bombonera, empataron 0-0 y el 30 de setiembre, en el Monumental, River
venció 1-0 con gol de Enzo Bulleri y al liderar el grupo, se clasificó a la
fase siguiente, junto con Peñarol de Montevideo y Flamengo de Brasil. Los
uruguayos pasaron a la final.
Para 1986,
cuando otra vez coincidieron en la fase de grupos, River llegaba como campeón
argentino, con Héctor Veira como DT, mientras que Boca se había impuesto en la
Liguilla disputada en pleno Mundial de México. Tal como nueve años antes, los
rivales ocasionales fueron Peñarol y Montevideo Wanderers, y los “Millonarios”
se clasificaron a la fase siguiente.
El 9 de julio,
en la Bombonera, empataron 1-1 (Alfredo Graciani para Boca, Roque Alfaro, para
River) y el 20 de agosto, un River más sólido, luego campeón de América por
primera vez, se impuso como local con gol del uruguayo Antonio Alzamendi.
Ya en
semifinales, River tuvo que jugar en el grupo del vigente campeón, Argentinos
Juniors, y el Barcelona de Ecuador.
River se clasificaría a la final luego de un tremendo desempate con los
“Bichos de la Paternal” y posteriormente ganaría la Copa por primera vez en su
historia.
Cinco años más
tarde, en 1991, River y Boca debieron compartir grupo con los bolivianos
Bolívar y Oriente Petrolero, con la particularidad de que el formato del torneo
había cambiado y ahora pasarían los primeros tres a la fase siguiente, y sólo
uno quedaría eliminado.
El 27 de
febrero, en la Bombonera, se jugó uno de los partidos más recordados de la
historia de los Superclásicos. River sorprendió muy pronto y a los 11 minutos ya
ganaba 2-0 con goles de Juan José Borrelli y Gustavo Zapata, y descontó Diego
Latorre para Boca, que entonces dirigía el uruguayo Oscar Tabárez –Daniel
Passarella era el DT de River-. Borrelli, de penal, estiró la ventaja para
River a 3-1. Antes de terminar el primer tiempo, fue expulsado un jugador
clave, el volante Leonardo Astrada, y River quedó con diez.
Blas Giunta
descontó otra vez para Boca, faltando 19 minutos empató el defensor Víctor
Marchesini, y a los 42 minutos, Latorre, con una sensacional tijera, le dio el
celebrado triunfo a Boca.
En la revancha,
el 20 de marzo, Boca volvió a vencer a River, esta vez 2-0, con dos goles de
Gabriel Batistuta, pero la gran polémica llegaría en el último partido de ese
grupo, cuando Boca y Oriente Petrolero empataron sin goles en la Bombonera, los
xeneizes ya estaban clasificados, y este resultado dejó a River fuera de la
fase siguiente, mientras que Boca avanzó hasta la semifinal, cuando también en
un partido escandaloso, en Chile, fue eliminado por el Colo Colo, a la postre
campeón.
En 2000, River y
Boca debieron eliminarse entre sí en una recordada serie de cuartos de final.
Ambos equipos tenían grandes planteles y la paridad entre ellos era notable.
Los “Millonarios”, dirigidos por Américo Gallego, serían bicampeones argentinos
1999/2000 con jugadores como Pablo Aimar, Javier Saviola o el colombiano Juan
Pablo Ángel, mientras que Boca había sido bicampeón 1998/1999, dirigido por
Carlos Bianchi, y con Juan Román Riquelme como estandarte.
En el
Monumental, el 17 de mayo, en la ida, River venció 2-1 con goles de Ángel y
Saviola, mientras que Riquelme, de tiro libre, marcó el de Boca. Debieron
definir en la Bombonera y en las horas previas, ante los rumores de que tras
casi un año sin jugar, podría volver en el local el goleador Martín Palermo,
Gallego afirmó irónicamente que si Bianchi lo llegaba a incluir en el partido,
él pondría entonces a Enzo Francéscoli, ya retirado.
El 24 de mayo se
jugó entonces la revancha, y tras un empate cerrado 0-0 al finalizar el primer
tiempo, Bianchi mandó a Palermo a realizar ejercicios precompetitivos, por lo
que pasó, trotando, frente al banco de suplentes de River. El foco de atención,
entonces, se desvió hacia lo que parecía imposible, el regreso del goleador en
un partido tan importante.
En ese lapso,
Marcelo Delgado estableció el 1-0, Riquelme, de penal, ya le daba a Boca la
ventaja para la clasificación, y Palermo, que ingresó, convirtió el soñado 3-0.
Fue cuando la hinchada de Boca gritó irónicamente hacia Gallego, “Ponelo al
Enzo”. Boca ganaría su tercera Copa en
la final ante el Palmeiras de Luiz Felipe Scolari.
Cuatro años más
tarde, en 2004, se jugaron dos tremendos Superclásicos en la instancia
semifinal, acaso el más importante de todos los que se disputaron hasta el presente.
El ganador pasaría a la final, y fue tal la tensión que por primera vez, el organismo estatal de
Seguridad, a cargo del ex árbitro Javier Castrilli, determinó que se jugara sin
público visitante en ambos estadios.
Sin embargo, la
medida no sirvió de mucho. La violencia derivó en el campo de juego. En la ida, el 10 de junio, en la Bombonera,
Boca ganó 1-0 con gol de Rolando Schiavi en un partido violentísimo, con
constantes choques. El árbitro Claudio Martín había expulsado en el primer
tiempo a Marcelo Gallardo (River) y a Alfredo Cascini (Boca), cuando la mayoría
de los jugadores se arremolinaron en un constante forcejeo, en el que Gallardo
aprovechó para arañar en la cara al arquero Roberto Abbondanzieri . En el
segundo tiempo, Boca reclamó penal por una mano de Eduardo Coudet en un tiro
libre, pero no le fue concedido. A tres minutos del final se iría expulsado, en
River, Ariel Garcé.
La revancha se
jugó una semana más tarde en el Monumental. Con el arbitraje del hoy diputado
Héctor Baldassi. River emparejó la serie rápidamente con un gol de Luis
González y el panorama parecía aclararse cuando al rato, en Boca, fue expulsado
el volante colombiano Fabián Vargas. Pero todo cambió al final del partido. A
seis minutos del final, River se quedó con nueve jugadores por expulsión de
Rubens Sambueza, envuelto en una discusión con Guillermo Barros Schelotto, y se
fue lesionado el paraguayo Ricardo Rojas cuando el DT Leonardo Astrada ya había
realizado los tres cambios.
Bianchi leyó que
era el momento de colocar un delantero, aprovechando la nueva superioridad
numérica e hizo ingresar a Franco Cángele, que inmediatamente sirvió el empate
a Carlos Tévez, pero éste festejó, en un enmudecido estadio, con el gesto
burlón del aleteo de las gallinas y se fue expulsado. Nuevamente en igualdad
numérica, sobre la hora, River se impuso con un gol de Cristian Nasutti en un
Superclásico de locura y fueron a los penales.
Allí, desde los
doce pasos, iban 4-4 porque todos habían convertido el suyo cuando
Abbondanzieri contuvo el de Maxi López y Javier Villarreal le dio a Boca una
histórica clasificación para la final, aunque perdería, por la misma instancia,
ante el Once Caldas de Colombia. En el vestuario visitante, en el Monumental,
quedaría escrito en el pizarrón “casi casi se clasifican….arañando”.
La última vez
que Boca y River se enfrentaron por la Copa Libertadores fue en 2015, por los
octavos de final. El nuevo formato del torneo, que se basaba en la comparación
entre grupos para determinar el rival desde octavos de final, puso a los dos
equipos argentinos enfrentados porque Boca resultó el mejor de los dieciséis en
la primera etapa, y River el de menos puntos. De esta forma, la ida se jugaría
en el Monumental y la vuelta, en la Bombonera.
River, ya
dirigido por Marcelo Gallardo desde 2014, cuando había ganado la Copa
Sudamericana –en la que había eliminado a Boca en semifinales-, se impuso 1-0
en el Monumental el 7 de mayo de 2015, con un gol de penal de Carlos Sánchez a
seis minutos del final, y en la revancha del 14 de mayo, en la Bombonera,
empataban 0-0 al finalizar el primer tiempo, cuando en el entretiempo, el
vestuario visitante apareció impregnado de gas pimienta, arrojado desde la
tribuna que se encuentra detrás de la manga que conduce al lugar en el que se
encontraban descansando los jugadores de River.
Tras una larga
espera, con la mayoría de los jugadores de River afectados y su presidente,
Rodolfo D’Onofrio en el césped, y ante presiones de la dirigencia de Boca y sus
jugadores para que el partido continuara, el árbitro Darío Herrera, tras
consultar con el veedor boliviano Roger Bello, determinó la suspensión del
partido.
Luego se supo
que quien había arrojado gas pimienta en el vestuario de River fue Adrián
“Panadero” Napolitano, socio de Boca, y la Conmebol le dio por ganado el
partido a River por 3-0 y los “Millonarios” se clasificaron para los cuartos de
final, y luego terminarían ganando su tercera Copa Libertadores.
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