viernes, 9 de noviembre de 2018

El arañazo de Gallardo al Pato Abbondanzieri, el gol de Sarnari en el primer partido en 1966, la remontada de Boca del 4-3 de 1991, todos los Superclásicos coperos (Infobae)





No habrá ninguno igual…Boca Juniors y River Plate, el Superclásico del fútbol argentino y el considerado por medios de todo el mundo como el más trascendente y el que ningún futbolero se puede perder antes de morir, jugarán una inédita final de Copa Libertadores tras haberse enfrentado veinticuatro veces en la historia del torneo y con muy ricas anécdotas.

Boca lleva una ventaja de tres partidos, al haber ganado diez y perdido siete, con otros siete empates, en un enfrentamiento que atravesó las distintas etapas y formatos de la Copa Libertadores con el paso del tiempo.

Los xeneizes ganaron seis Copas y se encuentran a dos partidos de igualar a Independiente (máximo vencedor), mientras que River lo consiguió tres veces, aunque tanto uno como el otro necesitaron varios años para acceder por primera vez al título, luego de muchas participaciones en el certamen.

Boca comenzó a jugar la Copa antes que River, en 1963, y de hecho, para los analistas, fue el primer equipo argentino que le dio importancia al torneo cuando sólo accedían a él los campeones de cada país, pero fue derrotado en dos tremendas finales por el Santos de Pelé. En 1965 chocó, en partidos durísimos y polémicos, contra Independiente, que era el campeón vigente y que repetiría el título.

Cuando se instauró la disputa de la Copa Libertadores, en 1960, justo coincidió con un aciago momento para River en cuanto a títulos locales, porque entre 1957 y 1975 mantuvo una larga sequía, pero se benefició de que la Confederación Sudamericana (actual Conmebol), amplió la participación a los subcampeones nacionales.

Así fue que en 1966, Boca (campeón argentino) y River, se enfrentaran por primera vez en la historia de la Copa Libertadores, cuando compartieron el grupo inicial con Universitario y Alianza Lima de Perú, y con Deportivo Italia y Lara, de Venezuela, y los dos equipos argentinos lograron clasificarse a la fase siguiente.

El 10 de febrero de 1966,  en el primer Superclásico copero, River le ganó a Boca 2-1 con goles de Juan Carlos Sarnari y Daniel Bayo, y descontó el “Tanque” Alfredo Rojas en el segundo tiempo. El árbitro de ese partido fue Roberto Goicoechea.

De hecho, “El Tanque” Rojas, un jugador corpulento,  y que tenía como una de sus fortalezas el cabezazo –con un parecido a Ramón “Wanchope” Ábila aunque mucho más alto- fue una especie de verdugo de River en esos años sesenta (marcó los dos goles en un 2-0 en la Bombonera en ese mismo año, y otra vez en el 1-0 con el que Boca venció en la segunda fase, en la que los dos equipos argentinos se unieron al grupo de Independiente (bicampeón de América) y Guaraní de Paraguay.

Lo extraño es que tanto en 1966 como en 1970, cuando los dos se clasificaron a la Copa Libertadores, si bien Boca llegó como campeón argentino y River como subcampeón, fueron los “Millonarios” los que pudieron avanzar más lejos.

River se clasificó a la final de 1966 en la acumulación de puntos en la segunda fase, y luego cayó ante Peñarol de Montevideo, en Santiago de Chile, en la recordada remontada de los uruguayos 4-2 luego de ir 0-2 en el marcador que dio lugar al mote de “gallinas”. Y en 1970, después de que ambos pasaran la fase de grupos ante los bolivianos Bolívar y Universitario de La Paz, otra vez fue River el que se clasificó a las semifinales tras ganarle a Boca 1-0 en el Monumental, con gol del “Chamaco” Carlos Rodríguez, y empatar 1-1 en la Bombonera (Ángel Clemente Rojas, “Rojitas”, para Boca, y Daniel Onega, para River), pero esta vez fue despachado por el Estudiantes de La Plata de Osvaldo Zubeldía y Carlos Bilardo, que acabó ganando su tercera Copa seguida.

Pasaron siete años y un cambio de formato en la Copa para que Boca y River volvieran a encontrarse, y otra vez en la fase de grupos, que compartieron con Peñarol y Defensor Sporting de Uruguay, aunque sólo se clasificaba uno para las semifinales.

En el primer partido de esa Copa, el 9 de marzo de 1977, en la Bombonera, dos fuertísimos equipos. River, dirigido por Ángel Labruna y con varios jugadores en la selección argentina luego campeona del mundo- había perdido la final del año anterior- y Boca, bicampeón argentino de 1976, empataban sin goles en un partido apretado, cuando sobre el final, Boca tuvo la ocasión de desnivelar por un penal. Roberto Mouzo (el jugador con más partidos con la camiseta de Boca en la historia) se paró nada menos que frente al “Pato” Ubaldo Fillol en los últimos minutos. El defensor sacó un remate contra el palo izquierdo, el arquero alcanzó a rechazar pero la pelota le pegó en la espalda y le quedó servida al jugador de Boca para empujarla a la red en el rebote.

Ese 1-0 le dio a Boca, dirigido por Juan Carlos “Toto” Lorenzo, el envión que necesitaba para ganar el grupo sin ningún gol en contra, incluso sorteando con un 0-0 su visita al estadio Tomás A. Ducó, de Huracán, donde River oficiaba ese año de local por la remodelación del Monumental con miras al Mundial 1978. Boca terminaría ganando la Copa por primera vez, en Montevideo y por penales, ante el Cruzeiro.

A diferencia de los años sesenta, ahora era Boca el que dominaba en la Copa Libertadores y también en los superclásicos. En 1978 fue la primera vez que se enfrentaron por una fase semifinal, aunque compartiendo el grupo con Atlético Mineiro de Brasil (River venía de ganar en la primera fase).

El 19 de setiembre de 1978, en la Bombonera, el Superclásico terminó empatado 0-0, pero el 17 de octubre, en el Monumental, Boca se impuso 2-0 con goles de Eber Mastrángelo y Carlos Salinas, y consiguió llegar a una nueva final consecutiva, en la que se impuso a Deportivo Cali y obtuvo su segunda Copa Libertadores.

Cuatro años más tarde, en 1982, Boca y River volvieron a compartir la fase de grupos junto a los bolivianos The Stromgest y Jorge Wilsterman. La situación de los dos equipos argentinos era engañosa porque si bien en 1981 contaban con grandes planteles (Diego Maradona en Boca, Mario Kempes en River), todo había cambiado un año después por la situación económica y tras años de grandes estrellas, los dos planteles aparecían empobrecidos y no extrañó entonces que ambos fueran eliminados sin mayor suceso.

El 5 de agosto, en la Bombonera, empataron 0-0 y el 30 de setiembre, en el Monumental, River venció 1-0 con gol de Enzo Bulleri y al liderar el grupo, se clasificó a la fase siguiente, junto con Peñarol de Montevideo y Flamengo de Brasil. Los uruguayos pasaron a la final.

Para 1986, cuando otra vez coincidieron en la fase de grupos, River llegaba como campeón argentino, con Héctor Veira como DT, mientras que Boca se había impuesto en la Liguilla disputada en pleno Mundial de México. Tal como nueve años antes, los rivales ocasionales fueron Peñarol y Montevideo Wanderers, y los “Millonarios” se clasificaron a la fase siguiente.

El 9 de julio, en la Bombonera, empataron 1-1 (Alfredo Graciani para Boca, Roque Alfaro, para River) y el 20 de agosto, un River más sólido, luego campeón de América por primera vez, se impuso como local con gol del uruguayo Antonio Alzamendi. 

Ya en semifinales, River tuvo que jugar en el grupo del vigente campeón, Argentinos Juniors, y el Barcelona de Ecuador.  River se clasificaría a la final luego de un tremendo desempate con los “Bichos de la Paternal” y posteriormente ganaría la Copa por primera vez en su historia.

Cinco años más tarde, en 1991, River y Boca debieron compartir grupo con los bolivianos Bolívar y Oriente Petrolero, con la particularidad de que el formato del torneo había cambiado y ahora pasarían los primeros tres a la fase siguiente, y sólo uno quedaría eliminado.

El 27 de febrero, en la Bombonera, se jugó uno de los partidos más recordados de la historia de los Superclásicos. River sorprendió muy pronto y a los 11 minutos ya ganaba 2-0 con goles de Juan José Borrelli y Gustavo Zapata, y descontó Diego Latorre para Boca, que entonces dirigía el uruguayo Oscar Tabárez –Daniel Passarella era el DT de River-. Borrelli, de penal, estiró la ventaja para River a 3-1. Antes de terminar el primer tiempo, fue expulsado un jugador clave, el volante Leonardo Astrada, y River quedó con diez.

Blas Giunta descontó otra vez para Boca, faltando 19 minutos empató el defensor Víctor Marchesini, y a los 42 minutos, Latorre, con una sensacional tijera, le dio el celebrado triunfo a Boca.

En la revancha, el 20 de marzo, Boca volvió a vencer a River, esta vez 2-0, con dos goles de Gabriel Batistuta, pero la gran polémica llegaría en el último partido de ese grupo, cuando Boca y Oriente Petrolero empataron sin goles en la Bombonera, los xeneizes ya estaban clasificados, y este resultado dejó a River fuera de la fase siguiente, mientras que Boca avanzó hasta la semifinal, cuando también en un partido escandaloso, en Chile, fue eliminado por el Colo Colo, a la postre campeón.

En 2000, River y Boca debieron eliminarse entre sí en una recordada serie de cuartos de final. Ambos equipos tenían grandes planteles y la paridad entre ellos era notable. Los “Millonarios”, dirigidos por Américo Gallego, serían bicampeones argentinos 1999/2000 con jugadores como Pablo Aimar, Javier Saviola o el colombiano Juan Pablo Ángel, mientras que Boca había sido bicampeón 1998/1999, dirigido por Carlos Bianchi, y con Juan Román Riquelme como estandarte.

En el Monumental, el 17 de mayo, en la ida, River venció 2-1 con goles de Ángel y Saviola, mientras que Riquelme, de tiro libre, marcó el de Boca. Debieron definir en la Bombonera y en las horas previas, ante los rumores de que tras casi un año sin jugar, podría volver en el local el goleador Martín Palermo, Gallego afirmó irónicamente que si Bianchi lo llegaba a incluir en el partido, él pondría entonces a Enzo Francéscoli, ya retirado.

El 24 de mayo se jugó entonces la revancha, y tras un empate cerrado 0-0 al finalizar el primer tiempo, Bianchi mandó a Palermo a realizar ejercicios precompetitivos, por lo que pasó, trotando, frente al banco de suplentes de River. El foco de atención, entonces, se desvió hacia lo que parecía imposible, el regreso del goleador en un partido tan importante.

En ese lapso, Marcelo Delgado estableció el 1-0, Riquelme, de penal, ya le daba a Boca la ventaja para la clasificación, y Palermo, que ingresó, convirtió el soñado 3-0. Fue cuando la hinchada de Boca gritó irónicamente hacia Gallego, “Ponelo al Enzo”.  Boca ganaría su tercera Copa en la final ante el Palmeiras de Luiz Felipe Scolari.

Cuatro años más tarde, en 2004, se jugaron dos tremendos Superclásicos en la instancia semifinal, acaso el más importante de todos los que se disputaron hasta el presente. El ganador pasaría a la final, y fue tal la tensión que  por primera vez, el organismo estatal de Seguridad, a cargo del ex árbitro Javier Castrilli, determinó que se jugara sin público visitante en ambos estadios.

Sin embargo, la medida no sirvió de mucho. La violencia derivó en el campo de juego.  En la ida, el 10 de junio, en la Bombonera, Boca ganó 1-0 con gol de Rolando Schiavi en un partido violentísimo, con constantes choques. El árbitro Claudio Martín había expulsado en el primer tiempo a Marcelo Gallardo (River) y a Alfredo Cascini (Boca), cuando la mayoría de los jugadores se arremolinaron en un constante forcejeo, en el que Gallardo aprovechó para arañar en la cara al arquero Roberto Abbondanzieri . En el segundo tiempo, Boca reclamó penal por una mano de Eduardo Coudet en un tiro libre, pero no le fue concedido. A tres minutos del final se iría expulsado, en River, Ariel Garcé.

La revancha se jugó una semana más tarde en el Monumental. Con el arbitraje del hoy diputado Héctor Baldassi. River emparejó la serie rápidamente con un gol de Luis González y el panorama parecía aclararse cuando al rato, en Boca, fue expulsado el volante colombiano Fabián Vargas. Pero todo cambió al final del partido. A seis minutos del final, River se quedó con nueve jugadores por expulsión de Rubens Sambueza, envuelto en una discusión con Guillermo Barros Schelotto, y se fue lesionado el paraguayo Ricardo Rojas cuando el DT Leonardo Astrada ya había realizado los tres cambios.

Bianchi leyó que era el momento de colocar un delantero, aprovechando la nueva superioridad numérica e hizo ingresar a Franco Cángele, que inmediatamente sirvió el empate a Carlos Tévez, pero éste festejó, en un enmudecido estadio, con el gesto burlón del aleteo de las gallinas y se fue expulsado. Nuevamente en igualdad numérica, sobre la hora, River se impuso con un gol de Cristian Nasutti en un Superclásico de locura y fueron a los penales.

Allí, desde los doce pasos, iban 4-4 porque todos habían convertido el suyo cuando Abbondanzieri contuvo el de Maxi López y Javier Villarreal le dio a Boca una histórica clasificación para la final, aunque perdería, por la misma instancia, ante el Once Caldas de Colombia. En el vestuario visitante, en el Monumental, quedaría escrito en el pizarrón “casi casi se clasifican….arañando”.

La última vez que Boca y River se enfrentaron por la Copa Libertadores fue en 2015, por los octavos de final. El nuevo formato del torneo, que se basaba en la comparación entre grupos para determinar el rival desde octavos de final, puso a los dos equipos argentinos enfrentados porque Boca resultó el mejor de los dieciséis en la primera etapa, y River el de menos puntos. De esta forma, la ida se jugaría en el Monumental y la vuelta, en la Bombonera.

River, ya dirigido por Marcelo Gallardo desde 2014, cuando había ganado la Copa Sudamericana –en la que había eliminado a Boca en semifinales-, se impuso 1-0 en el Monumental el 7 de mayo de 2015, con un gol de penal de Carlos Sánchez a seis minutos del final, y en la revancha del 14 de mayo, en la Bombonera, empataban 0-0 al finalizar el primer tiempo, cuando en el entretiempo, el vestuario visitante apareció impregnado de gas pimienta, arrojado desde la tribuna que se encuentra detrás de la manga que conduce al lugar en el que se encontraban descansando los jugadores de River.

Tras una larga espera, con la mayoría de los jugadores de River afectados y su presidente, Rodolfo D’Onofrio en el césped, y ante presiones de la dirigencia de Boca y sus jugadores para que el partido continuara, el árbitro Darío Herrera, tras consultar con el veedor boliviano Roger Bello, determinó la suspensión del partido.

Luego se supo que quien había arrojado gas pimienta en el vestuario de River fue Adrián “Panadero” Napolitano, socio de Boca, y la Conmebol le dio por ganado el partido a River por 3-0 y los “Millonarios” se clasificaron para los cuartos de final, y luego terminarían ganando su tercera Copa Libertadores.








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