Todo fue preparado con tanta prolijidad, que hasta se cuidó que sólo fuera la presidente Cristina Fernández de Kirchner la que hablara por cadena nacional, para anunciar el acuerdo entre el Estado y la AFA para la televisación del fútbol. Hasta se buscó que quedaran lejos los silbidos para el sempiterno titular de la Federación Argentina, Julio Grondona, y que el discurso de éste, demasiado halagüeño para la primer mandataria argentina, no fuese visto más que por la imagen corriente de cualquier canal, pero no enmarcada por la alocución presidencial. Pareció un acto folklórico, a la usanza de la militancia peronista, en el predio que la AFA posee en Ezeiza, y con una presidente que habló en varios momentos mucho más como una hincha militante de Gimnasia, que además hace política, que como una política, que además es hincha de fútbol (o lo son sus familiares, como citó, en referencia a Gimnasia y Esgrima La Plata). Y este dato no es un mero detalle. El fútbol ha llegado a su punto máximo, nada menos que a la cadena nacional, y como dijo Grondona, con el oportunismo que lo caracteriza, se trató del "hecho institucional más importante que ha vivido esta Asociación en su historia". Porque fue la legitimación de la importancia que el fútbol ha cobrado en la sociedad argentina, al punto que el Estado no parece permitirse abandonarlo a su suerte, aún con los tremendos desaguisados de cada día de su dirigencia y de su recurrente "línea roja" al pasado y el "ahora sí vamos a cambiar" de cara al futuro. La apelación al "fútbol secuestrado", en clara referencia al monopolio del Grupo Clarín aliado a Torneos y Competencias (TyC), y la comparación con el secuestro y desaparición de treinta mil argentinos es otra paradoja que vuelve a colocar al fútbol en un inequívoco primer plano, al que no le faltó nada: hasta Diego Maradona, enfundado en un buzo de entrenador, aplaudía a rabiar, representando el sentir de "la familia", como la llamó Grondona en su discurso anterior. Porque el fútbol argentino se presentó así, en familia, con sus banderas, sus gorros, sus vinchas y sus bombos, confundidos, eso sí, con los de la vieja militancia de la JP, que entonó el himno con los dedos en V, como en los setenta, aunque Don Julio estuviera sentado al lado de la "compañera presidenta". El ninguneo al secretario de Deportes, Claudio Morresi, tanto en los actos oficiales como en el posterior saludo de la mandataria a los integrantes de las primeras filas del salón, es una muestra más del lugar que ocupa "El deporte" en la Argentina, aún cuando en el anuncio de Cristina Fernández de Kirchner se dice que el 50 por ciento de la recaudación irá a los deportes olímpicos. Es que el fútbol no es un "deporte" sino algo muchísimo más importante para los argentinos, es un hecho cultural, en el que se mezclan personajes de todo calibre como si nada pasara, amparados por los gritos, el folklore y la pelota. Aún cuando no se haya anunciado absolutamente nada y todos seguimos sin saber qué pasará con la TV cuando el Torneo Apertura comience a rodar dentro de unas horas, y mientras otros se descascaran criticando la aberración del "gasto" del Estado de 600 millones de pesos (157 millones de dólares) para pagar por los derechos de TV cuando hay otras necesidades, aún cuando se trata de un gran negocio que rinde 1500 millones de pesos anuales y cuando en 1982, nada dijeron cuando el Estado se hizo cargo, por ejemplo, de una deuda externa privada de 22.500 millones de dólares, por decisión de Domingo Cavallo. Es que en este caso se trata del fútbol y nada menos que en la Argentina, y entonces todo el mundo se siente con derecho a opinar.
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2 comentarios:
Sergio solo te limistaste a hacer una descripción de la acostumbrada ligurgia peronista del primer Gobierno justamente en serio peronista después de Perón. Descripción en la cual además olvidaste nada menos que hacer hincapié, opinando sobre lo medular que fué el vaciamiento económico e intelectual que también le produjo al fútbol y por lo tanto como bien decis a la cultura argentina, el nefasto monopolio privatizador con todos sus periodistas serviles de alquiler que tanto criticaste en tus libros.
Creo que podes hacer algo mucho mejor que esto porque ya lo demostraste.
Saludos
Dante, gracias por tu comentario. Creo que si leés más arriba otros artículos verás que están desarrollados más in extenso (también antes) los temas que mencionás. Lo que sucede es que no quiero ser reiterativo en el blog. Igualmente, gracias por la consideración hacia mis capacidades.
Saludos.
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