No hay discusión en cuanto al resultado en el repleto estadio de Lokomotiv en Moscú. El seleccionado argentino ganó con justicia al ruso, al reponerse de un marcador en contra, aumentar luego su ventaja, y mantener el 2-3 final, con algunos buenos rendimientos, como el de Sergio Agüero o el de los ingresados Jesús Dátolo y Lisandro López, pero suma algunas imprevisiones que a esta altura de los acontecimientos, cuestan mucho entender.
Hasta horas previas al mismísimo comienzo del partido, un Diego Maradona otra vez quejoso, aparecía molesto por las circunstancias en las que se jugaría el partido amistoso, cuando se trata de una llamada “fecha FIFA” por la que casi todos los seleccionados del mundo aprovechan para practicar, juntar a sus jugadores y evaluar en qué lugar se encuentran parados. El próximo rival de Argentina en la clasificación para el Mundial el 5 de setiembre, Brasil, también jugó un amistoso en Estonia y ganó 0-1. Pero Maradona se quejó amargamente de tener que viajar hasta Moscú para jugar su partido, cuando Rusia es en este momento un más que aceptable rival, que pelea palmo a palmo la llegada directa a Sudáfrica 2010 en el grupo nada menos que con los alemanes. Tampoco es para tanto que la estrella del equipo, Lionel Messi, no se encontrara en condiciones de jugar porque fue bueno poder observar en acción a Diego Milito, al Kun Agüero, a Ezequiel Lavezzi y a los citados López y Dátolo. Y la conclusión es muy parecida a la de partidos anteriores: la táctica es cada vez más clara, con un 4-4-2, pero no se sabe bien a qué se juega. No hay un patrón de juego y no llega bien la pelota a los atacantes, que se la rebuscan como pueden (y por suerte pueden bastante) pero como en todo equipo argentino, hace falta un conductor. Ese rol lo ejercía Juan Román Riquelme, ahora enfrentado con el entrenador, y si no, podría ejercerlo Juan Sebastián Verón, lesionado, si bien “La Bruja” es más un cinco todocampista que un diez clásico. Y si no, todo indica que Messi podría ocupar esa función, que es la que más siente (esto nos lo dijo en una entrevista hace un año y medio en Barcelona) y en la que se consagró campeón mundial juvenil en 2005. Pero sea quien fuere el diez, el seleccionado necesita alguien que comunique las dos líneas, la del medio y la del ataque, y hoy hay muchísima distancia (eso se evidenció en el primer tiempo) entre ambas. Tampoco se entiende mucho, una vez más, el “doble cinco” en el medio. Al menos, Mario Bolati fue uno de los tres mejores jugadores del Torneo Clausura 2009 jugando en soledad en esa posición, y de lo contrario, y más lógico, Javier Mascherano viene jugando acompañado en el medio, y ese dibujo táctico hace perder un jugador para el ataque. Atrás, Mariano Andujar aparece muy seguro, mientras que la falta de Martín Demichelis genera ciertas dudas de parte del primer central, porque ni Daniel Díaz ni Nicolás Burdisso ofrecen garantías. Todo lo contrario con el joven Nicolás Otamendi, mientras que Javier Zanetti y Gabriel Heinze continúan con los mismos problemas de siempre y son limitados en sus posiciones. El tema de los dos carrileros es para analizar con profundidad: ni Maxi Rodríguez ni Jonás Gutiérrez tienen llegada clara, y parecen más útiles en la marca por los costados, pero todo mejoró cuando Dátolo ocupó el lado izquierdo, cerrándose para la proyección de Emiliano Papa, y Gutiérrez fue hacia el derecho, pero ese esquema quita creatividad y un jugador al ataque.
Quedan muchos temas para reflexionar, como el de que el seleccionado haya ganado en un estadio complicado y con todo el público en contra, lo cual significa que el estadio no es tan importante como se declama para las eliminatorias, y no queda clara la ausencia, entre otros, de Gonzalo Higuaín, quien no está teniendo una oportunidad como sí tienen casi todos los demás, a excepción también de Fernando Cavenaghi. Pero en el caso de Higuaín resalta más porque se trata de un delantero de veintitrés goles en la temporada pasada con la camiseta del Real Madrid, y que sigue marcando goles con su equipo en la pretemporada, No parece el seleccionado un ámbito para decidir en función de amistades o enemistades, sino por lo que más le conviene al equipo.
Ya no hay más tiempo para pruebas, y llega Brasil en menos de un mes, en el Gigante de Arroyito, en Rosario. Todo indica que el seleccionado deberá buscar jugar más cercano a lo que realizó en el segundo tiempo de Moscú, y no tanto del primero. Y también, que con Messi, Carlos Tévez y Verón, todo puede mejorar aún más, pero no le vendría mal un toque de previsibilidad y de no abandonar a los delanteros, sino acompañarlos con más jugadores. Este resultado ante los rusos, al menos, es alentador en lo anímico y eso no es poco decir.
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