A partir del conflicto desatado entre la AFA y el Grupo Clarín, por los derechos de TV del fútbol, no sólo vamos a ir descubriendo datos que se nos ocultaron por décadas, por ambas partes, sino que comenzarán las confesiones de parte, no menos interesantes. Una de ellas es la del abogado José Luis Meiszner, quien asumiera la presidencia de Quilmes (el nuevo estadio lleva su nombre, una moda que se inició en los noventa con esta dirigencia sin muchos escrúpulos, como ocurría en San Lorenzo con el Nuevo Gasómetro, que se llegó a llamar Fernando Miele, hasta que el ex presidente fue expulsado) en 1979 y renunciara en 1996 para dedicarse a los asuntos de la AFA y ahora ocupa el cargo de "secretario ejecutivo" y fue quien anudó el contacto con el Gobierno debido a su amistad con el Jefede Gabinete, Aníbal Fernández, reconocido hincha "cervecero".
Meiszner, parado al lado de Fernández en la conferencia de prensa que tuvo en vilo a todos los medios de comunicación del país, dijo, suelto de cuerpo, que si la situación del fútbol argentino había llegado hasta aquí es "por nuestra propia responsabilidad". Vaya sorpresa. El fútbol argentino necesita dar explicaciones desde hace demasiado tiempo, pase lo que pase con los derechos de TV y se alíe o no con el Gobierno y sea o no auxiliado por el Estado. Son temas aparte pero no puede quedar todo en una declaración de mea culpa. Meiszner, cuyo hijo Andrés es titular del Registro Nacional de Armas (RENAR) desde 2006, y que usa un anillo en su dedo meñique izquierdo que dice "Algo queda", como complemento del de su jefe que dice ·Todo pasa", también se refiere ahora a un "borrón y cuenta nueva" desde esta temporada, en la que supuestamente la AFA se dispone a castigar a los clubes que no estén al día con sus economías. A esa película, lamentablemente, ya la hemos visto demasiadas veces. Nada, que no sea la ruptura del contrato con la asociación Clarín-TyC, es nuevo. Todo lo demás es conocido y sería bueno que justamente por eso, el Estado argentino pusiera peros en las negociaciones, que no sólo tengan que ver con futuros reclamos económicos de salvataje, sino en cuanto al manejo de los fondos, los repartos y la propia situación de la AFA, que no es como repiten Meiszner y Grondona a diestra y siniestra: "La AFA son los clubes". La AFA hoy sólo suma clubes porque está pensada caseramente, con el voto a mano alzada incluído, para que Grondona y sus amigos tengan el absoluto control (hasta visual) de todo lo que allí ocurre, aún vaciado el edificio central de la calle Viamonte. Por ejemplo, cuando Meiszner y Grondona dicen que uno de los motivos de la ruptura contractual con TSC fue enterarse de que la empresa vendía derechos de TV al exterior sin que ellos vieran un centavo, parece realmente que nos toman por giles. Grondona,. que se la pasa instalado en el lujoso hotel Barolac en Zurich, y que se pasa de avión en avión y de hotel en hotel en el mundo, sabe mejor que nadie que una empresa como TRISA vende desde siempre los derechos del fútbol por TV a emisoras del exterior, y en verdaderas fortunas, que no llegaron jamás a las arcas de los clubes, en otro dinero más que suma a la deuda que la TV fue contrayendo con el fútbol en estos años. El fútbol argentino se ve en todo el mundo por su atractivo, por los jugadores que luego emigran a los mejores torneos del mundo, y eso implica una venta de derechos a no menos de cincuenta países, sinque los protagonistas vean una sola moneda. Y los dirigentes de la AFA lo supieron dede siempre, y los de los clubes no se atrevieron, o no quisieron preguntar por ellos, debido a las prebendas que han tenido en todo este tiempo, viajes a mundiales todo pago incluídos, y acaso al temor de represalias como arbitrajes molestos que comprometa el futuro de los equipos. También hace poco, Grondona había dicho que uno de sus objetivos era quitar del fútbol "a la lacra de los intermediarios" cuando se produjo el escándalo de los pasaportes truchos, sin que nada ocurriera. Todo el fútbol sabe lo que pasa, pero nadie se atreve, nadie denuncia y cuando lo hace, como Raúl Gámez, de Vélez Sársfield, termina en soledad o alejándose de la institución para no perjudicar al club de sus amores. Desde este blog, hace tiempo que preguntamos dónde están los fondos que los clubes han recibido por todos los conceptos en estos años y que el diario As de España cita en 400 millones de euros en los últimos tres años sólo de transferencias de jugadores al exterior. Es cierto que la TV le robó al fútbol desde hace años, pero el fútbol tiene mucho para decir de lo suyo en este tiempo. Todo indica que viene un tiempo muy jugoso en el que nos enteraremos de muchas cosas, aunque también es bastante probable que todo pase, una vez más.
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