Algo parecido, aunque más por el ruido y por el simbolismo que por el grado de la inversión, ocurrió en los años noventa cuando el Milan adquirió el pase de Gianluiggi Lentini al Torino, desatando un escándalo que tuvo hasta la opinión de El Vaticano, manifestándose decididamente en contra del uso de semejantes cifras para el fútbol.
Hoy, aquella transferencia de Lentini de 1992 puede sonar casi a cuento de niños. El Real Madrid, diecisiete años después, ha multiplicado por diez aquel gasto, para recuperar el glamour de los dulces años de principios de siglo XXI con su presidente Florentino Pérez, trayéndose para la Casa Blanca a jugadores de la talla de Cristiano Ronaldo, Kaká, Benzema, Raúl Albiol, Xabi Alonso o Arbeloa.
Si bien la promesa de Pérez, cuando asumió la presidencia hace escasos tres meses y con unanimidad de los socios, se refería a recuperar el terreno perdido ante el Barcelona y en cuanto a la imagen institucional, luego del caos que significó la etapa 2003-2009 y en especial, los últimos años del mandato de Ramón Calderón, este presente parece haber superado todas las previsiones y obliga a serios replanteos por parte de quienes rigen el fútbol mundial.
Aparecen lentamente voces de queja desde toda Europa, en especial la de los franceses Michel Platini, presidente de la UEFA, y de Arsène Wenger, entrenador del Arsenal inglés y que bien pudo recalar en Madrid porque era uno de los preferidos, hasta que la dirigencia del Real Madrid se decidiera por el ingeniero chileno Manuel Pellegrini.
Platini y Wenger hacen hincapié en el desequilibrio que genera en el mercado futbolístico, el pago de cifras tan espectaculares en tiempos de crisis en toda Europa, con tanta gente sin trabajo, y a su vez, genera que los montos en general suban demasiado de valor para otras transferencias, y hasta el entrenador se animó a hablar de “doping económico” contraponiendo un discutible (también) modelo del Arsenal, que si bien contrata jugadores jóvenes, en muchos casos se los lleva de países de economías en peor estado, para colocarlos en sus divisiones juveniles y luego en primera, hacerlos aparecer como propios, como formados en la propia casa de Londres.
El Barcelona, a su vez, ha dado un nuevo giro en estas políticas, y se ha decantado por el modelo de contratar jóvenes formados en campus que el propio club catalán implementa en esos países de origen, y luego se lleva a los mejores con más edad, cuando ya han sido formados en sus propios lugares, y no deben sufrir el desarraigo, aunque mientras tanto, también gasta fortunas en algunos fichajes, como el del sueco Zlatan Ibrahimovic.
El director deportivo, y adjunto a la presidencia del Real Madrid, el argentino Jorge Valdano, siempre crítico de este sistema, como cuando denominó irónicamente “Havechange” al ex presidente de la FIFA Joao Havelange cuando dijo que él vendía “un producto llamado fútbol”, ahora justifica estos gastos desde la explicación de que un club como el suyo tiene la capacidad de hacerlo por todo lo que genera y porque recupera la inversión (algo que bien pudo haber sostenido el dirigente belga-brasileño en los años ochenta, cuando pronunció aquella frase famosa).
Es cierto que buena parte de la explicación para tamaños fichajes tiene relación con los suculentos ingresos que por estos tiempos perciben los clubes españoles, ya sea por los derechos de televisión, que ahora pueden negociar de manera individual y que aprovecharon para subirlos debido a la guerra de dos empresas televisivas (Prisa y Mediapro), o por las recalificaciones estatales a sus distintos terrenos, que suelen ir de la mano con complicadas negociaciones políticas con los gobiernos de turno.
Pero tampoco deja de ser verdad que el Real Madrid entra a jugar un partido bastante fácil, el de subir tanto la probabilidad de vencer, con tanta inversión, que al fin y al cabo tiene muchísimo más para perder que para ganar, porque de conseguir un éxito, sería lo más lógico y esperable con semejante inversión, y en cambio sin llega a haber sequía, se pagaría muy caro.
Lo que es innegable es que el Real Madrid no puede atravesar otra temporada como las anteriores, especialmente en lo que respecta a la Champions League, donde ya van cinco temporadas que no puede atravesar los octavos de final, luego de haber ganado tres copas entre 1998 y 2002. Ya lo dijo con contundencia el ex entrenador Juande Ramos, tras la inapelable derrota ante el Liverpool en la pasada temporada (0-1 y 0-4): “Es lo que hay, es el nivel que hoy tiene el Real Madrid”.
Ramos, hoy caído en el ostracismo y casi en el olvido, había generado una segunda rueda espectacular en la Liga Española, en la que el Real Madrid había ganado casi todos sus partidos y sólo se encontró con una dura derrota ante el Barcelona en el Santiago Bernabeu (2-6) que lo quitó de la lucha por conseguir un nuevo campeonato, pero no parecía que fuera para dramatizar, al caer contra el acaso mejor Barcelona de su historia.
Sin embargo, así son los tiempos del Real Madrid, y no hay críticos que le interesen a la hora de tomar decisiones y cambiar el rumbo. No parece que haya tiempo para filosofar sobre si está bien o mal alterar el mercado o fichar, juntos, a los mejores del mundo. La medida está tomada y los jugadores nuevos, ya visten de blanco. Sólo queda ver ahora si llegan los resultados tan ansiados.
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1 comentario:
Interesante visión. Lo del Real Madrid verdaderamente es una locura. Cuenta con 35 futbolistas de primerísimo nivel, aunque me parece que el Barcelona, a partir de la llegada de Zlatan Ibrahimovic, se llevará todo de nuevo. Saludos!
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