El aumento de los riesgos de una polarización entre el múltiple campeón, el Barcelona, y el nuevo Real Madrid producto de los grandes fichajes por casi trescientos millones de euros de su presidente Florentino Pérez, es el dato más destacable de la nueva temporada del fútbol español, que se inicia este fin de semana.
Si ya la segunda rueda de la pasada temporada significó una dura persecución del Real Madrid al Barcelona, que se resolvió a poco del final en el estadio Santiago Bernabeu, ambos alejados casi a una treintena de puntos del tercero (Sevilla), esta vez, la diferencia entre los dos equipos más fuertes y los demás, parece haberse ampliado.
En una muy interesante alocución ante un público disímil en Santiago de Chile, el entrenador argentino del seleccionado de ese país, Marcelo Bielsa (al que suele seguir Josep Guardiola, el entrenador del Barcelona), afirmó que los cambios en un equipo “deben hacerse en los momentos de éxito, porque en los malos tiempos, hay que concentrarse en resolverlos”.
El entrenador azulgrana, entonces, tomó decisiones duras en el momento más alto de la trayectoria del equipo, ganador histórico de la triple corona en 2008/09 (Liga, Copa del Rey y Champions League) y optó por prescindir de su temible goleador camerunés Samuel Eto’o, uno de los mayores atacantes de la historia del club, para reemplazarlo por el talentoso sueco Zlatan Ibrahimovic, aunque salvo escasos fichajes (Maxwell, Chyrinsky), prefirió apostar a la misma base ganadora de la temporada pasada y subir también a algunos juveniles, que han mostrado su valía en la pretemporada (Pedrito, Jeffren, el israelí Gay Asulín y el ya consagrado Bojan).
Todo lo contrario ocurrió en el Real Madrid, que tuvo un verano muy agitado, a partir del profundo cambio vivido desde la asunción como presidente de Florentino Pérez, reviviendo en buena parte aquello que el club blanco ya vivió a principios de siglo con el glamour de contrataciones rimbombantes. Así fue que llegaron las prometidas estrelas como Cristiano Ronaldo, Kaká, Benzema, Albiol, Xabi Alonso, Arbeloa y aún queda una mínima posibilidad de que llegue el francés Ribéry, sumado al entrenador Manuel Pellegrini, proveniente del Villarreal, para intentar regresar a un estilo de juego y a una postura de juego más atildada y consecuente con la historia de la entidad.
La desesperación por el camino perdido y la enorme distancia sacada por el Barcelona en las últimas temporadas, hizo que el Real Madrid cortara camino con estas contrataciones de casi trescientos millones de euros, que generaron controversias hasta en El Vaticano, y en la UEFA, en la que el presidente Michel Platini ya propuso que los clubes no puedan gastar más que un determinado porcentaje de sus ingresos y su deudas.
La pregunta fundamental de esta liga, más allá de desentrañar si se impondrá el juego de base del Barcelona o la suma de nuevas estrellas del Real Madrid, es si existe aunque sea una mínima chance de que un tercer equipo pueda disputarles el título de campeón y si bien no parece muy posible, los dos con más jugadores y riqueza técnica siguen siendo los mismos que han logrado pasar la fase de clasificación de la Champions League para meterse en los grupos, como el Sevilla y el Atlético Madrid, tercero y cuarto en la temporada pasada. Ambos conservan sus duplas atacantes (Luis Fabiano-Kanouté y Forlán-Agüero) y en cuanto a los de Madrid, han mejorado sustancialmente en el arco con la llegada de Sergio Asenjo, para muchos, el Iker Casillas del futuro.
Otros dos equipos que aparecen en la línea siguiente son el Valencia y el Villarreal, pero en el caso de éste último, habrá que ver cómo acusa su plantel el cambio, luego de muchos años, de entrenador, por la salida de Pellegrini, ahora reemplazado por Ernesto Valverde, aunque con la misma base con la que fue protagonista por tantos años jugando un fútbol agradable, y la otra prueba la tendrá el renovado Zaragoza, que regresa a Primera División luego de un extraño año en Segunda.
Otro atractivo es el del Espanyol de Barcelona, ahora ya aliviado sin el fantasma de un posible descenso de categoría, aunque con el reciente fallecimiento de su defensor Dani Jarque, y con algunas contrataciones interesantes, como el japonés Nakamura, o los dos zagueros centrales argentinos Juan Fortín y Facundo Roncaglia, sumados a la motivación de volver a jugar en su estadio, “La Bombonera” de Cornelía, luego de pasar varias temporadas deambulando por el estadio olímpico de Montjuic desde que perdió su anterior templo de Sarriá.
Dos equipos que deberán seguir procurando mantenerse en una situación de cierto protagonismo son el Deportivo La Coruña, que lentamente se va rearmando buscando regresar a tiempos de gloria, y el Getafe, que sufrió en el fin de la temporada pasada el peso de participar al mismo tiempo de una copa europea, la liga y la Copa del Rey con un plantel escaso y que ahora aparece de la mano de Michel como entrenador.
Será extraño también no contar con el Betis, descendido a Segunda, como consecuencia de varios años de controvertidas administraciones por parte de Manuel Ruiz de Lopera, aún cuando ha contado siempre con excelentes jugadores, pero sin una política que sustentara las contrataciones.
Si ya la segunda rueda de la pasada temporada significó una dura persecución del Real Madrid al Barcelona, que se resolvió a poco del final en el estadio Santiago Bernabeu, ambos alejados casi a una treintena de puntos del tercero (Sevilla), esta vez, la diferencia entre los dos equipos más fuertes y los demás, parece haberse ampliado.
En una muy interesante alocución ante un público disímil en Santiago de Chile, el entrenador argentino del seleccionado de ese país, Marcelo Bielsa (al que suele seguir Josep Guardiola, el entrenador del Barcelona), afirmó que los cambios en un equipo “deben hacerse en los momentos de éxito, porque en los malos tiempos, hay que concentrarse en resolverlos”.
El entrenador azulgrana, entonces, tomó decisiones duras en el momento más alto de la trayectoria del equipo, ganador histórico de la triple corona en 2008/09 (Liga, Copa del Rey y Champions League) y optó por prescindir de su temible goleador camerunés Samuel Eto’o, uno de los mayores atacantes de la historia del club, para reemplazarlo por el talentoso sueco Zlatan Ibrahimovic, aunque salvo escasos fichajes (Maxwell, Chyrinsky), prefirió apostar a la misma base ganadora de la temporada pasada y subir también a algunos juveniles, que han mostrado su valía en la pretemporada (Pedrito, Jeffren, el israelí Gay Asulín y el ya consagrado Bojan).
Todo lo contrario ocurrió en el Real Madrid, que tuvo un verano muy agitado, a partir del profundo cambio vivido desde la asunción como presidente de Florentino Pérez, reviviendo en buena parte aquello que el club blanco ya vivió a principios de siglo con el glamour de contrataciones rimbombantes. Así fue que llegaron las prometidas estrelas como Cristiano Ronaldo, Kaká, Benzema, Albiol, Xabi Alonso, Arbeloa y aún queda una mínima posibilidad de que llegue el francés Ribéry, sumado al entrenador Manuel Pellegrini, proveniente del Villarreal, para intentar regresar a un estilo de juego y a una postura de juego más atildada y consecuente con la historia de la entidad.
La desesperación por el camino perdido y la enorme distancia sacada por el Barcelona en las últimas temporadas, hizo que el Real Madrid cortara camino con estas contrataciones de casi trescientos millones de euros, que generaron controversias hasta en El Vaticano, y en la UEFA, en la que el presidente Michel Platini ya propuso que los clubes no puedan gastar más que un determinado porcentaje de sus ingresos y su deudas.
La pregunta fundamental de esta liga, más allá de desentrañar si se impondrá el juego de base del Barcelona o la suma de nuevas estrellas del Real Madrid, es si existe aunque sea una mínima chance de que un tercer equipo pueda disputarles el título de campeón y si bien no parece muy posible, los dos con más jugadores y riqueza técnica siguen siendo los mismos que han logrado pasar la fase de clasificación de la Champions League para meterse en los grupos, como el Sevilla y el Atlético Madrid, tercero y cuarto en la temporada pasada. Ambos conservan sus duplas atacantes (Luis Fabiano-Kanouté y Forlán-Agüero) y en cuanto a los de Madrid, han mejorado sustancialmente en el arco con la llegada de Sergio Asenjo, para muchos, el Iker Casillas del futuro.
Otros dos equipos que aparecen en la línea siguiente son el Valencia y el Villarreal, pero en el caso de éste último, habrá que ver cómo acusa su plantel el cambio, luego de muchos años, de entrenador, por la salida de Pellegrini, ahora reemplazado por Ernesto Valverde, aunque con la misma base con la que fue protagonista por tantos años jugando un fútbol agradable, y la otra prueba la tendrá el renovado Zaragoza, que regresa a Primera División luego de un extraño año en Segunda.
Otro atractivo es el del Espanyol de Barcelona, ahora ya aliviado sin el fantasma de un posible descenso de categoría, aunque con el reciente fallecimiento de su defensor Dani Jarque, y con algunas contrataciones interesantes, como el japonés Nakamura, o los dos zagueros centrales argentinos Juan Fortín y Facundo Roncaglia, sumados a la motivación de volver a jugar en su estadio, “La Bombonera” de Cornelía, luego de pasar varias temporadas deambulando por el estadio olímpico de Montjuic desde que perdió su anterior templo de Sarriá.
Dos equipos que deberán seguir procurando mantenerse en una situación de cierto protagonismo son el Deportivo La Coruña, que lentamente se va rearmando buscando regresar a tiempos de gloria, y el Getafe, que sufrió en el fin de la temporada pasada el peso de participar al mismo tiempo de una copa europea, la liga y la Copa del Rey con un plantel escaso y que ahora aparece de la mano de Michel como entrenador.
Será extraño también no contar con el Betis, descendido a Segunda, como consecuencia de varios años de controvertidas administraciones por parte de Manuel Ruiz de Lopera, aún cuando ha contado siempre con excelentes jugadores, pero sin una política que sustentara las contrataciones.
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