Desde Madrid
En otra demostración de carácter y solidez, el
Atlético Madrid del “Cholo” Diego Simeone, aunque esta vez sin el director
técnico en el césped –suspendido por la UEFA al haber sido expulsado en la ida
en Londres, y reemplazado por su ayudante, Germán “Mono” Burgos- volvió a
clasificarse para una final, en este caso la de la Europa League, al vencer 1-0
al Arsenal en su nuevo estadio, el Wanda Metropolitano, que lució repleto y
eufórico.
Pese a que sufrió algunos instantes de dominio
territorial del Arsenal, cuyo entrenador, el francés Arsene Wenger, ya anunció
que dejará su cargo al finalizar esta temporada luego de 22 años en el club, el
Atlético siempre fue más que los ingleses, por presencia, solidez y hasta por
situaciones peligrosas que crearon especialmente sus dos excelentes delanteros,
el francés Antoine Griezmann y el hispano-brasileño Diego Costa, autor del
único tanto en la última jugada del primer tiempo.
Si alguien desprevenido hubiese llegado al Wanda
Metropolitano sin conocer el resultado de la ida de la semifinal en Londres
(que terminó empatado 1-1), habría supuesto que el Arsenal no se jugaba
demasiado por la indolencia que transmitía más allá de un atildado juego en el
medio y de su prolijo andar, pero casi no se acercó al arco del esloveno Jan
Oblak.
Es cierto que el Arsenal tuvo un duro golpe antes de
los 10 minutos, cuando se lesionó su marcador central Laurent Koscielny –quien podría
perderse el Mundial- pero también fallaron sus dos laterales, el español Nacho
Monreal y el catalán Héctor Bellerin, quienes tiraron muy malos centros
demasiado pasados cuando lograban pasar la última marca.
Pero siempre pareció que el Arsenal, que al fin y al
cabo era el necesitado porque con el 0-0 pasaba el Atlético, no estaba urgido,
se tomaba demasiado tiempo para enhebrar cada jugada, y chocaba contra el muro
defensivo de los uruguayos Diego Godín y José María Giménez y el muy buen
trabajo de los cuatro volantes del equipo local.
Siempre aparecía con mucho más peligro el Atlético
pese a tener menos la pelota porque Griezmann y Costa conocen a la perfección
su aporte al equipo. Y aunque ambos son grandes estrellas, tienen roles muy
diferentes. El francés pivotea y hace de enlace con los volantes y el
hispano-brasileño, con un físico más duro, se faja con gusto ante toda la
defensa rival y así y todo se las arregla para complicarlos y si no pudo marcar
el primero apenas iniciado el partido con una cuerpeada, sí lo logró en el
minuto 45, justo antes del descanso.
Ya en el segundo tiempo, el Arsenal siguió igual de
repetitivo, acaso acercándose unos metros más, especialmente por las puntas,
con la idea –acertada- de que ni Thomas Partey es lateral y jugó sólo por la
lesión de Juanfran, ni Filipe Luis estaba en su mejor condición física porque
venía de una larga inactividad, pero sirvió de poco y tampoco se entendió por
qué Wenger colocó tan tarde a un delantero peligroso como MKhitaryan, que llegó
como parte de pago de la transferencia del chileno Alexis Sánchez al Manchester
United.
Para el Atlético Madrid, el pase a la final de Lyon
del próximo 16 ante el Olympique de Marsella lo sitúa una vez más en la élite
europea, redondeando un extraordinario trabajo de Simeone como director
técnico, porque desde que asumió en 2011, con un equipo que estaba poco menos
que desquiciado, ya ganó esta misma Europa League y la Supercopa de Europa en
2012, la Copa del Rey en 2013, y la Liga Española y la Supercopa de España en
2014, pero también llegó dos veces a la final de la Champions League, en 2014 y
en 2016 y en ambas fue superado por el Real Madrid aunque estuvo muy cerca de
coronarse.
Es decir que con Simeone, el Atlético Madrid llegó a
cuatro finales europeas en seis temporadas y en la actual, está muy cerca de
ser, además, subcampeón de Liga detrás del Barcelona –y por delante del Real
Madrid-, aunque también le tocó quedar eliminado en la primera fase de la
Champions en un grupo en el que se clasificaron Roma y Chelsea, y eso generó
que pasara a jugar la Europa League.
En el caso de imponerse en la final de Lyon, el
Atlético tendrá que jugar en agosto en Talin, Estonia, contra el campeón de la
actual Champions League, cuya definición en Kiev, el 26 de mayo, tendrá al Real
Madrid y al Liverpool, lo que supone que hay chances de que Atlético y Real
Madrid se enfrenten en un nuevo derby europeo.
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