domingo, 27 de mayo de 2018

Real Madrid gana la 13ª Champions en el anti-día del arquero (Jornada)




                                                      Desde Kiev



Si en fútbol hay un “Día del Arquero”, la actuación del arquero alemán del Liverpool, Loris Karius, quien regaló dos goles en esta final, será uno de los hechos recordados en la historia, casi como el “anti Día”, al igual que la decisiva lesión del egipcio Mohamed Salah en el primer tiempo en los “reds”, todo lo cual fue aprovechado por el Real Madrid y su enorme poder de fuego para ganar 3-1 y llevarse la Decimotercera Champions League para su riquísimo palmarés, el más importante del mundo.

Al contrario de lo que las cifras podrían indicar, el Real Madrid nunca fue un claro dominador del partido, y lo que sí hizo muy bien, al igual que en toda esta competencia, fue aprovechar todos los errores rivales y rematar el partido en cada oportunidad.

De esta forma, además, y bajo la dirección de un Zinedine Zidane que siempre se mantuvo en un segundo plano, el Real Madrid hace historia y logra algo inédito, como es el hecho de llevarse tres Champions consecutivas.

Ya lo había conseguido el propio Real Madrid y en cinco oportunidades seguidas entre 1956 y 1960 pero en el formato anterior de Copa de Europa, y luego, tanto el Ajkax holandés como el Bayern Munich, ambos en los años setenta.

Tras un empate sin goles en el primer tiempo, que dejó como saldo principal la lesión del egipcio Mohamed Salah (reemplazado por Adam Lallana), y también, aunque menos determinante, la de Daniel Carvajal (por quien ingresó Nacho), lo más fuerte llegaría más tarde.

El segundo tiempo trajo bajo su brazo muchas emociones más. La primera llegó a los 5 minutos, cuando pareció un dejá vu de la semifinal. Otra vez un arquero alemán, así como Sven Ulreich del Bayern en el Santiago Bernabeu, en este caso Loris Karius, se equivocó gravemente y sirvió el gol a Karim Benzema.

En una fracción de segundos, Karius quiso sacar con la mano, pero con tanta mala fortuna que la pelota dio en el cuerpo de Benzema, que estaba a pocos metros, y el francés sólo tuvo que empujarla a la red, igual que en semifinales.

Parecía irremontable para un Liverpool tocado por la salida de Salah y este golpe pero los ingleses fueron con todo a buscar el empate y cuatro minutos más tarde, lo consiguieron por una atropellada del senegalés Sadio Mané.

Desde ese momento, el partido se pareció al inicio, por la misma presión alta de los “reds”, casi asfixiante, pero bastó que el Real Madrid avanzara una vez para que apareciera su enorme poder de fuego y Gareth Bale, que había ingresado por Isco (que tuvo dos oportunidades claras, una de ellas aprovechando un rechazo para mandar la pelota al travesaño), sacó una especie de chilena, muy bella, que superó de emboquillada a Karius.

A partir de ese momento, el Real Madrid se asentó en el campo, hizo correr la pelota y aunque el Liverpool siguió con el mismo ímpetu, los minutos fueron corriendo. Y aunque los ingleses buscaron llegar hasta un buen Keylor Navas, las mejores ocasiones llegaron de contragolpe por Cristiano Ronaldo y Benzema, con buenas respuestas de Karius y de su defensa.

Pero quedaba lugar para otro tremendo error de Karius y fue a los 37 minutos del segundo tiempo, cuando Bale remató desde lejos, no parecía muy complicado, aunque sí potente, pero la pelota se le escapó de las manos al arquero alemán y así Real Madrid se colocó 3-1 impensadamente y a minutos de coronarse campeón por decimotercera vez.

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