Desde Barcelona
Ni vencedores ni vencidos, aunque una vez finalizado
el partido en un Camp Nou que seguía vestido de fiesta por el título de Liga
que los jugadores -ya muy cansados-, regresaron a compartir con la gente que
aún no se había retirado, la sensación es que el Barcelona terminó más conforme
con el 2-2 final, porque pudo mantener el invicto al cabo de 36 fechas –de las
38 totales- y porque había quedado con un hombre menos por la tonta expulsión
de Sergi Roberto justo antes del descanso.
Al margen del resultado, que dejará lugar para miles
de polémicas en todo el mundo luego del mal arbitraje del colegiado canario
Hernández Hernández, Barcelona y Real Madrid demostraron que se encuentran en
un altísimo nivel y no es para nada casual que uno sea el campeón de Liga y
Copa del Rey en esta temporada, y el otro esté en la final de la Champions
League.
Cada vez más, a partir del espectáculo que pueden
generar ambos equipos, este Clásico se está convirtiendo en algo así como la
versión futbolística de lo que representa el Superbowl norteamericano para el
planeta, pero sin necesidad de tanto marketing.
El Real Madrid, pese a jugar en un estadio sumamente
hostil, además enojado porque finalmente no hubo “Pasillo” de homenaje blanco a
los campeones de Liga, tuvo el partido en sus manos. Lo padeció en los primeros
quince minutos, cuando el Barcelona salió como una tromba, tuvo la pelota, y
llegó muy rápido al gol tras un gran centro de Sergi Roberto, aprovechando las
espaldas de Marcelo, que tiene vocación ofensiva pese a ser lateral, para que
Luis Suárez entrara por la izquierda y sacara una volea tremenda, que además le
cambió la dirección a Keylor Navas.
Sin embargo, pese a la rápida diferencia, el Real
Madrid se fue acomodando, se dio cuenta de que faltaba mucho tiempo, y que era
cuestión de pensar el partido, y entonces Luka Modric y Toni Kroos le quitaron
la pelota a los volantes rivales y comenzaron a jugar con confianza.
Ya en el 0-0 le habían anulado un ataque de gol a
Cristiano Ronaldo por un inexistente fuera de juego (lo habilitaba Rakitic del
otro lado) y el portugués estableció el empate enseguida tras un gran centro de
Kroos que Benzema, del otro lado, de cabeza habilitó al medio para que el gran
goleador del Real Madrid la empujara casi en la línea si bien en esa misma
jugada se lesionó al chocar con Gerard Piqué y tuvo que abandonar la cancha al
terminar el primer tiempo.
Hubo sin embargo tiempo para más polémicas, como una
embestida de Gareth Bale contra Samuel Umtiti que no mereció ni siquiera
tarjeta amarilla (luego en el segundo tiempo el galés sí sería amonestado por
otra parecida que debió ameritar entonces la expulsión), o la tarjeta roja en
el final del primer tiempo para Sergi Roberto, al parecer respondiendo una
provocación de Marcelo, a quien agredió
sin pelota.
El haber quedado con diez jugadores fue clave para
el Barcelona porque ya se retrasó y jugó de contragolpe aunque no se entiende
por qué el director técnico Valverde no acudió a Ousmane Dembélé, tan rápido
para esta función. Al contrario, los volantes fueron retrocediendo y el Real
Madrid, con el ingreso de Marco Asensio, fue ganando terreno.
Sin embargo, el Barcelona lo pudo haber definido de
contragolpe. El genio de Lionel Messi puso el 2-1 en uno de esos ataques- con
previa clarísima falta de Suárez a Varane que el árbitro no cobró- y tuvo otro,
partiendo de mitad de cancha, en el que se apresuró para rematar y dio tiempo a
que Keylor Navas, en excepcional momento, le tapara el remate final.
Sin embargo, ya el Real Madrid apretaba. Y
promediando el segundo tiempo, el director técnico Zinedine Zidane, acaso algo
tarde, por fin se decidió sacar a Nacho, anoche de lateral derecho, para
colocar una línea de tres con Sergio Ramos, Raphael Varane y Casemiro entre
ellos, y con el ingreso de Lucas Vázquez como extremo derecho, el asedio al
Barcelona se hizo sentir, al punto de que hubo un claro penal de Jordi Alba a
Marcelo no cobrado.
Pero el Barcelona resistió ese tirón final, pudo
mantener el empate, y de esta manera, sigue invicto y con la sensación de que
aunque quedan todavía dos fechas, la temporada ya finalizó y la mayoría de sus
jugadores se enfocarán en el Mundial. Para el Real Madrid, aún hay un escalón
importante, el del 26 de mayo ante el Liverpool en Kiev, porque salvo el
Clásico de ayer, ni la Liga ni la Copa del Rey le interesaron mucho este año y
las abandonó pronto, algo que deberá replantearse en el futuro.
¿Quién salió beneficiado con el resultado y con el
arbitraje? Creemos que en ambos casos, esta vez, el Barcelona, pero la mesa de
la polémica está servida. Fue el último Clásico de Andrés Iniesta. Se lo
extrañará.
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