lunes, 21 de mayo de 2018

Una lista que apunta a la polifuncionalidad y sin gran atractivo (Jornada Online)





Los aficionados del fútbol de todo el mundo conocen, por fin, la lista definitiva de 23 jugadores de la selección argentina que irán al Mundial de Rusia y que comenzarán a trabajar desde ahora mismo en el predio de Ezeiza, y no se puede decir que al recitar los nombres, salvo el de Lionel Messi, la piel de nadie se vaya a erizar.

Todo lo contrario: no hubo grandes sorpresas y las escasas que aparecieron a último momento son una mezcla de cierta lógica (como en el caso del arquero Franco Armani, de grandes rendimientos en River Plate), como de algunas dudas en el caso de Cristian Ansaldi (seguramente el menos esperado) o en el de Maximiliano Meza.

Claramente, esta selección argentina tiene como punto fuerte el ataque, aún sin que Mauro Icardi tenga un lugar pese a haber finalizado la temporada como uno de los dos máximos goleadores de la Serie A italiana y otra vez, como en los tres casos anteriores, con el director técnico confiando en Gonzalo Higuaín pese a que éste sigue sin tener fortuna con la camiseta celeste y blanca pese a su formidable carrera europea.

Como en la mayoría de las selecciones que son potencias futbolísticas, caso España, Brasil o Alemania, el equipo argentino se mantuvo en el parámetro de la cantidad de jugadores que se mantuvieron desde el pasado Mundial de Brasil, hace cuatro años. En este caso son ocho (Sergio Romero, Marcos Rojo, Javier Mascherano, Lucas Biglia, Angel Di María, Lionel Messi, Sergio Agüero y Gonzalo Higuaín), prácticamente un tercio del total, y de ellos, tanto el arquero como el defensor, del mismo equipo (Manchester United) no han tenido continuidad en estos años, mientras que un tercero, Mascherano, perdió el puesto en el Barcelona, se fue a jugar a la mucho menos competitiva liga china, y pasó de volante a defensor y de defensor a volante.

Si sumamos a este panorama que Biglia debe andar entre algodones por su lesión vertebral, llegaremos a la conclusión de que apenas los cuatro de arriba llegan en un buen nivel de expectativas, en tanto que Sampaoli ha insistido, en el medio, con jugadores para la salida como Giovani Lo Celso o Ever Banega (éste último había sido descartado por Alejandro Sabella justamente cuando entregó la anterior lista de 23) que por ahora no han rendido en el equipo nacional.

Los dos problemas más serios que entonces se le presentan a la selección argentina, ahora más nítidamente desde que se conoce la lista definitiva de los jugadores que irán al Mundial pasa por una defensa de escasas garantías por los laterales, poco recambio en los centrales (fuera de los titulares Nicolás Otamendi y Federico Fazio aparecen un inactivo Rojo, un lento Mascherano y un Nicolás Tagliafico ahora otra vez reconvertido en lateral en el Ajax), y grandes dudas en la fuerza del medio por el lado de Banega y Lo Celso, con lo cual la gran duda es cómo llega la pelota a los que saben para que estos definan.

Desde el punto de vista táctico, todo indica que desde el medio hacia atrás, la gran preocupación de Sampaoli, el eje será la polifuncionalidad y en este eje es que fueron elegidos esos jugadores y no otros. Esto implica que probablemente en Rusia, veremos una selección argentina que no será la misma de un partido al siguiente, y acaso tampoco tendrá la misma disposición en distintos pasajes de un mismo cotejo.

Esto significa que si por ejemplo la selección argentina pueda partir con dos laterales-volantes como por ejemplo Gabriel Mercado y Marcos Acuña pensando en atacar a un rival en un esquema que podría  partir con tres defensores más fijos, ante otro de mayor calibre se incline más por una línea con dos laterales puros que compongan una línea de cuatro mucho más clara.

Una de las claves, entonces, será la salida. ¿Estos son los jugadores más aptos que tiene Argentina para salir con pelota dominada? ¿Es Lo Celso un jugador para participar del juego tan retrasado, cuando no pareció que se sentía cómodo en el Real Madrid-PSG de la Champions League en el Santiago Bernabeu, que fue lo más parecido a un escenario mundialista? ¿Resistirá Banega, con su físico endeble, la presión alta que pueda ejercerle un rival físicamente potente, cuando varios de los goles que padeció el Sevilla en el final de la Liga vinieron por sus fallas en ese espacio?

Del medio para arriba, en cambio, hay poco por decir y la elección de los acompañantes de Messi y compañía es, como todo, subjetiva. Meza conformó en la gira por Europa y tiene buenas condiciones, y Manuel Lanzini hizo una muy buena temporada en el West Ham. Cristian Pavón se fue superando y terminó la temporada en Boca Juniors mucho mejor de como la comenzó, más allá de que tuvo continuidad, pero la sensación es que faltaron jugadores desequilibrantes desde la habilidad, como Ricardo Centurión o Angel Correa, capaces de gambetear en el uno contra uno, un recurso casi perdido en el fútbol argentino. También faltó un puntero más. Sólo Di María cumple cada tanto esa función, pero bien pudieron estar Diego Perotti o el propio Centurión. El fútbol argentino sigue sin aprovechar del todo sus posibilidades.

En cuanto al arco, si bien la convocatoria de Armani parece justa por sus últimos rendimientos, al mismo tiempo es poco clara la salida de Nahuel Guzmán, que no se pudo mostrar en los amistosos y al que casi no se tiene acceso desde el fútbol mexicano, pero que ya formaba parte de este plantel y se había adaptado al mismo.
Romero sigue generando inquietud por la falta de partidos, aunque ya ha demostrado que puede rendir pese a eso, mientras que Willy Caballero se ganó un lugar por mantener su categoría durante años en los mejores equipos de la Premier League y por más que esta temporada fue suplente de Thibaut Courtois en el Chelsea, tuvo chances de jugar varios partidos y respondió.

Finalmente, como en tantas otras oportunidades, la lista de 23 jugadores vuelve a demostrar una alarmante carencia de proyecto. No se nota, si es que lo hubo, ningún intento de generar una idea de continuidad pensando en los Mundiales siguientes, teniendo en cuenta que varios de los actuales jugadores, por edad, acaban su periplo con el equipo nacional en este Mundial.

Hasta en tiempos confusos como en Alemania 1974, un joven Ubaldo Fillol fue el tercer arquero por detrás de los experimentados Daniel Carnevali y Miguel Angel Santoro, y también fueron convocados un tal René Houseman y un tal Mario Kempes. En España 1982, el tercer arquero era Nery Pumpido, y con César Menotti de director técnico, para luego ser campeón mundial con Carlos Bilardo.

Pero esta convocatoria deja en claro que en juveniles, todo se rompió tras el Mundial sub 20 de Canadá en 2007, cuando la selección argentina ganó su último título. Pasó más de una década, no hubo proyecto, y ahora hay lo que puede haber. Es una selección con lo que se pudo, y se nota.


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