Los aficionados del fútbol de todo el mundo conocen,
por fin, la lista definitiva de 23 jugadores de la selección argentina que irán
al Mundial de Rusia y que comenzarán a trabajar desde ahora mismo en el predio
de Ezeiza, y no se puede decir que al recitar los nombres, salvo el de Lionel
Messi, la piel de nadie se vaya a erizar.
Todo lo contrario: no hubo grandes sorpresas y las
escasas que aparecieron a último momento son una mezcla de cierta lógica (como
en el caso del arquero Franco Armani, de grandes rendimientos en River Plate),
como de algunas dudas en el caso de Cristian Ansaldi (seguramente el menos
esperado) o en el de Maximiliano Meza.
Claramente, esta selección argentina tiene como
punto fuerte el ataque, aún sin que Mauro Icardi tenga un lugar pese a haber
finalizado la temporada como uno de los dos máximos goleadores de la Serie A
italiana y otra vez, como en los tres casos anteriores, con el director técnico
confiando en Gonzalo Higuaín pese a que éste sigue sin tener fortuna con la
camiseta celeste y blanca pese a su formidable carrera europea.
Como en la mayoría de las selecciones que son
potencias futbolísticas, caso España, Brasil o Alemania, el equipo argentino se
mantuvo en el parámetro de la cantidad de jugadores que se mantuvieron desde el
pasado Mundial de Brasil, hace cuatro años. En este caso son ocho (Sergio
Romero, Marcos Rojo, Javier Mascherano, Lucas Biglia, Angel Di María, Lionel
Messi, Sergio Agüero y Gonzalo Higuaín), prácticamente un tercio del total, y
de ellos, tanto el arquero como el defensor, del mismo equipo (Manchester
United) no han tenido continuidad en estos años, mientras que un tercero,
Mascherano, perdió el puesto en el Barcelona, se fue a jugar a la mucho menos
competitiva liga china, y pasó de volante a defensor y de defensor a volante.
Si sumamos a este panorama que Biglia debe andar
entre algodones por su lesión vertebral, llegaremos a la conclusión de que
apenas los cuatro de arriba llegan en un buen nivel de expectativas, en tanto
que Sampaoli ha insistido, en el medio, con jugadores para la salida como
Giovani Lo Celso o Ever Banega (éste último había sido descartado por Alejandro
Sabella justamente cuando entregó la anterior lista de 23) que por ahora no han
rendido en el equipo nacional.
Los dos problemas más serios que entonces se le
presentan a la selección argentina, ahora más nítidamente desde que se conoce
la lista definitiva de los jugadores que irán al Mundial pasa por una defensa
de escasas garantías por los laterales, poco recambio en los centrales (fuera
de los titulares Nicolás Otamendi y Federico Fazio aparecen un inactivo Rojo,
un lento Mascherano y un Nicolás Tagliafico ahora otra vez reconvertido en
lateral en el Ajax), y grandes dudas en la fuerza del medio por el lado de
Banega y Lo Celso, con lo cual la gran duda es cómo llega la pelota a los que
saben para que estos definan.
Desde el punto de vista táctico, todo indica que
desde el medio hacia atrás, la gran preocupación de Sampaoli, el eje será la
polifuncionalidad y en este eje es que fueron elegidos esos jugadores y no
otros. Esto implica que probablemente en Rusia, veremos una selección argentina
que no será la misma de un partido al siguiente, y acaso tampoco tendrá la
misma disposición en distintos pasajes de un mismo cotejo.
Esto significa que si por ejemplo la selección
argentina pueda partir con dos laterales-volantes como por ejemplo Gabriel
Mercado y Marcos Acuña pensando en atacar a un rival en un esquema que
podría partir con tres defensores más
fijos, ante otro de mayor calibre se incline más por una línea con dos
laterales puros que compongan una línea de cuatro mucho más clara.
Una de las claves, entonces, será la salida. ¿Estos
son los jugadores más aptos que tiene Argentina para salir con pelota dominada?
¿Es Lo Celso un jugador para participar del juego tan retrasado, cuando no
pareció que se sentía cómodo en el Real Madrid-PSG de la Champions League en el
Santiago Bernabeu, que fue lo más parecido a un escenario mundialista?
¿Resistirá Banega, con su físico endeble, la presión alta que pueda ejercerle
un rival físicamente potente, cuando varios de los goles que padeció el Sevilla
en el final de la Liga vinieron por sus fallas en ese espacio?
Del medio para arriba, en cambio, hay poco por decir
y la elección de los acompañantes de Messi y compañía es, como todo, subjetiva.
Meza conformó en la gira por Europa y tiene buenas condiciones, y Manuel
Lanzini hizo una muy buena temporada en el West Ham. Cristian Pavón se fue
superando y terminó la temporada en Boca Juniors mucho mejor de como la
comenzó, más allá de que tuvo continuidad, pero la sensación es que faltaron
jugadores desequilibrantes desde la habilidad, como Ricardo Centurión o Angel
Correa, capaces de gambetear en el uno contra uno, un recurso casi perdido en
el fútbol argentino. También faltó un puntero más. Sólo Di María cumple cada
tanto esa función, pero bien pudieron estar Diego Perotti o el propio
Centurión. El fútbol argentino sigue sin aprovechar del todo sus posibilidades.
En cuanto al arco, si bien la convocatoria de Armani
parece justa por sus últimos rendimientos, al mismo tiempo es poco clara la
salida de Nahuel Guzmán, que no se pudo mostrar en los amistosos y al que casi
no se tiene acceso desde el fútbol mexicano, pero que ya formaba parte de este
plantel y se había adaptado al mismo.
Romero sigue generando inquietud por la falta de
partidos, aunque ya ha demostrado que puede rendir pese a eso, mientras que
Willy Caballero se ganó un lugar por mantener su categoría durante años en los
mejores equipos de la Premier League y por más que esta temporada fue suplente
de Thibaut Courtois en el Chelsea, tuvo chances de jugar varios partidos y
respondió.
Finalmente, como en tantas otras oportunidades, la
lista de 23 jugadores vuelve a demostrar una alarmante carencia de proyecto. No
se nota, si es que lo hubo, ningún intento de generar una idea de continuidad
pensando en los Mundiales siguientes, teniendo en cuenta que varios de los
actuales jugadores, por edad, acaban su periplo con el equipo nacional en este
Mundial.
Hasta en tiempos confusos como en Alemania 1974, un
joven Ubaldo Fillol fue el tercer arquero por detrás de los experimentados
Daniel Carnevali y Miguel Angel Santoro, y también fueron convocados un tal
René Houseman y un tal Mario Kempes. En España 1982, el tercer arquero era Nery
Pumpido, y con César Menotti de director técnico, para luego ser campeón
mundial con Carlos Bilardo.
Pero esta convocatoria deja en claro que en
juveniles, todo se rompió tras el Mundial sub 20 de Canadá en 2007, cuando la
selección argentina ganó su último título. Pasó más de una década, no hubo
proyecto, y ahora hay lo que puede haber. Es una selección con lo que se pudo, y
se nota.
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