“Espero que los jugadores sean los protagonistas del
partido y no una mala decisión arbitral”, dice Jupp Heynckes en una repleta
sala de periodistas en el estadio Santiago Bernabeu y parece manejar muy bien
la tensión.
Su equipo, el Bayern Munich, perdió en la ida 2-1
como local ante el Real Madrid, equipo al que últimamente no puede ganar, pero
conoce de sobra lo que es jugar un partido fundamental de la máxima copa
europea. Tanto lo sabe que ya lleva ganadas dos, una con cada uno de los
equipos que se enfrentan esta noche en la capital española por un lugar en la
final delo 26 de mayo en Kiev.
Heynckes, a sus casi 73 años –nació el 9 de mayo de
1945, justo al día siguiente de terminada la Segunda Guerra Mundial que dejó
estragos a su país, Alemania-, sabe que la mayor parte de su larga carrera como
futbolista y como director técnico, ya quedó atrás.
Hijo de herrero y de una propietaria de un
ultramarino, Heynckes no sólo se crió en Mönchengladbach sino que pese a estar
tan ligado al Bayern Munich como director técnico, es una de las figuras
históricas del Borussia de su ciudad, con la que ganó cuatro Bundesligas y una
Copa UEFA, además de haber formado parte de un equipo que pudo haber llegado
mucho más lejos porque perdió antes otra Copa UEFA y una final de la Copa de
Campeones de Europa cuando aún no tenía el formato de Champions League.
Josef (su verdadero nombre) Heynckes debutó en el
Möchengladbach cuando todavía jugaba en Segunda, en 1964, pero le tocó ascender
un año más tarde y tras un breve paso por el Hannover entre 1967 y 1970,
completó catorce años en su club de origen hasta que se retiró en 1978.
Heynckes no era un nueve clásico sino un puntero con
mucho poder de gol y en ese tiempo en el que el Bayern Munich establecía un
imperio ganando copas europeas con el kaizer Franz Beckenbauer a la cabeza, él
competía gol a gol nada menos que con uno de los máximos anotadores de la
historia, Gerd Müller y si éste es el mayor goleador de la historia de la
Bundesliga con 365 tantos, nuestro protagonista se encuentra tercero en esa
competencia con 220 en 369 partidos, y con 51 en competencias europeas. En el
segundo lugar quedó otro goleador de los años setenta, Klaus Fischer (268). De
hecho, llegó a ser el máximo goleador de la Bundesliga junto a Müller en 1974
(30) y en 1975 (27).
Con Müller tenía una competencia particular que se
extendió a la selección alemana, campeona de la Eurocopa 1972 y del Mundial
1974, en este caso como local, cuando sólo pudo participar en los dos primeros
partidos de la fase de grupos porque el DT Helmut Schöen prefirió optar por
Grabowski y Holzenbein para las puntas, respaldados por Bonhof, Uli Hoeness y
Overath.
Ya más veterano, llegó con el Borussia
Möchengladbach a la final de la Copa de Campeones de Europa de 1977 pero allí
cayó ante su mayor rival de entonces, el Liverpool (al mismo que podría
enfrentar el 26 de mayo en Kiev, en una nueva final) 3-1 en Roma, y ya les
había ganado la final de la Copa de la UEFA en 1973 (perdieron 3-0 en la ida en
Inglaterra y ganaron 2-0 en Alemania con dos goles suyos). Aunque este título
lo acabaron ganando en 1975 tras empatar como locales 0-0 ante el FC Twente
holandés (Heynckes no jugó) para golear como visitante en Enschede 5-1 con tres
goles suyos.
En 1977, al negarse el Liverpool a jugar la Copa
Intercontinental, fue el equipo de Heynckes el que terminó enfrentando al Boca
Juniors de Juan Carlos “Toto” Lorenzo. Empataron 2-2 en una Bombonera repleta,
pero los argentinos se impusieron 3-0 en una revancha que no fue televisada en
el país.
Aquel Borussia era conocido por los argentinos
porque llegaba la Bundesliga a través del simpático relato del colombiano
Andrés Salcedo, que solía poner sobrenombres a los jugadores. Así es que solían
llegar imágenes de aquél equipo que tenía en sus filas a estrellas como Bertie
Vogts, Rainer Bonhof, Ulrich Stielike o el danés Allan Simonsen, dirigidos por
Udo Lattek, quien más tarde sería el DT de Diego Maradona en el Barcelona..
En 1978, Heynckes decidió colgar los botines y fue
entonces que el Borussia le ofreció ser el director técnico del equipo
reemplazando al saliente Lattek y duró ocho años en el cargo entre 1979 y 1987,
aunque pudo perderá la vida en 1982, cuando sobrevivió a un accidente de avión
en el que murieron los potros tres pasajeros.
Una vez terminado su ciclo en el Borussia, fue
convocado por el Bayern Munich para reemplazar otra vez a Lattek y ganó las
Bundesligas de 1989 y 1990, pero los festejos con el equipo de ésta última le
costarían demasiado caro. En plena Plaza Marienplatz, en Munich, de repente
gritó “¡y el año que viene, la Copa de Europa!” ante la euforia general. Pero
no sólo no ocurrió esto sino que el equipo entró en un bajón y a su amigo Uli
Hoeness, ex compañero de la selección, no le quedó más remedio que despedirlo,
aunque con el tiempo se arrepentiría y lo iría a buscar muchas veces más.
En esos tiempos, Heynckes era muy irascible, al
punto de que le pusieron como apodo “Osram”, por la marca de lamparitas
alemana, en referencia a que su cara se transformaba completamente en roja por
su stress y algunos jugadores lo llegaron a pasar muy mal a su lado.
“Hubo muchos momentos en los que hubiera querido
mandarlo a la luna. Cuando Jupp se ponía mal podía ser muy cruel con nosotros”.
Recuerda Ewald Lienen, un ex jugador suyo en el Bayern.
Muchos creen que la gran transformación de su
carácter llegó cuando en 1992 fue contratado para dirigir al Athletic de
Bilbao, que venía de crisis en crisis. Heynckes prefirió optar por algunos
jóvenes de la cantera que dieron gran resultado, como Julen Guerrero, Valencia
y aitor Karanka y ya en la segunda temporada consiguió clasificar al equipo en
la Copa UEFA, aunque se marchó en 1994 cuando hubo elecciones en el club y se
enfrentó duramente a un DT histórico de los vascos como Javier Clemente, a
quien llamó “fascista”.
Ya se había enamorado de España, al punto de que en
un tiempo en el que los clubes de ese país no tenían tan buen paso en Europa,
se transformó en una especie de embajador futbolístico en Alemania, y así fue
que tras un breve paso por el Eintracht Francfurt, volvió a tierras ibéricas,
convocado por el Tenerife, donde terminó quinto en la temporada y consiguió
clasificarlo a la Copa UEFA y en esta competición, su equipo le marcó cinco
goles a la Lazio y cuatro el Feyenoord.
Esta campaña de dos años, hasta 1997, lo puso
definitivamente en la vidriera del Real Madrid, que lo contrató para la
temporada 1997-98 aunque allí, Heynckes se encontraría con un panorama
diferente: tendría que lidiar con un vestuario muy pesado, con líderes como el
croata Davor Suker o el montenegrino Dejan Mijatovic, o jugadores de peso como
Fernando Redondo. Fernando Hierro, Raúl González o el alemán Bodo Ilgner. La
campaña en la Liga era muy mala, tampoco funcionó en la Copa del Rey, pero se
aferró a la Copa de Europa, que se le negaba al club desde hacía 32 años.
Finalmente, llegó la Séptima Copa de Europa en la final de Amsterdam ante
Juventus, pero la suerte de Heynckes parecía echada.
La prensa española hacía correr rumores de la falta
de peso del entrenador alemán en un vestuario que parecía dominado por las
estrellas aunque los jugadores de ese entonces hablan muy bien de él y sólo
dicen que fue permisivo con cierta autogestión a la hora de ciertas decisiones,
pero que Heynckes había sabido manejar un grupo complicado hasta el máximo
logro después de tanto tiempo.
Una vez salido del Real Madrid, pasó por el Benfica
y por el Schalke 04, y regresó al Athletic para llevarlo hasta la semifinal de
la Copa del Rey, volvió a ser convocado por el Bayern en 2009 (sólo Lattek,
Giovanni Trappatoni y el suizo Otmar Hitzfeld pudieron dirigir dos veces en
este club) , aunque por sólo cinco fechas, como interino, para suplir la salida
de Jürgen Klinsmann, y terminó segundo en la Bundesliga a dos puntos del
campeón, Wolfsburgo.
Dos años más tarde, en 2011, su amigo Uli Hoeness
volvió a convocarlo para reemplazar a Louis Van Gaal y aunque ya el club alemán
estaba muy fortalecido económicamente, Heynckes se encontraría con un rival que
anteriormente no había tenido tanto protagonismo: el Borussia Doprtmund de
Jürgen Klopp, que le arrebató la Bundesliga y la Pokal (Copa alemana) aunque la
gran ocasión de la temporada era sin dudas que la final de la Champions se
jugaría en el Allianz Arena, el nuevo estadio del Bayern.
Sin embargo, cayó en la final de 2012 ante el
Chelsea y es2o generó que el club fuera buscándole un sustituto, además de que
el propio Heynckes manifestaba ya un gran desgaste por tantos años en el puesto
de DT, pero además, cada vez le costaba más dejar su casa de campo en
Möchengladbach, donde no sólo disfruta de su esposa Iris y de su hija Karstin,
sino de su perro Cando, un ovejero alemán que llora y no come por dos días
cuando él se va a trabajar.
Para enero de 2013, el Bayern anunciaba oficialmente
la contratación de Josep Guardiola desde julio para la temporada 2013-14, y
también se explicó que el cambio se debía a que Heynckes quería retirarse, pero
los resultados del equipo eran cada vez mejores. En abril, ganó la Bundesliga,
y en mayo, la Champions a su rival local, al Borussia Dortmund de Klopp., en
una de las mejores finales que se recuerden y tras dejar en semifinales al
Barcelona con un global de 7-0. La temporada finalizaría con el triunfo también
en la Copa Alemana con un 3-2 al Stuttgart. Por primera vez, y justo cuando
Heynckes se retiraba, el Bayern ganaba un Triplete.
Tras ser reemplazado en el cargo por Carlo
Ancelotti, y cuando ya disfrutaba de su casa, de su colección de vinilos de
rock suave, y de una tranquilidad que en años no había tenido, otra vez los
directivos del Bayern fueron a buscarlo para que se hiciera cargo del equipo,
aunque más no fuere como una transición, y así es como Heynckes, a los casi 73
años, aceptó, aunque con la condición de que al término de la temporada ya
tuviera reemplazante y éste será el croata Nico Kovac.
Así es que Heynckes no le pudo decir que no a su
amigo Uli Hoeness, a quien visitaba a menudo en la cárcel cuando fue preso,
años atrás, cuando se destaparon maniobras de corrupción económica en los
manejos de fondos e impuestos del club.
Y como ocurrió en 2013, una vez sabido que se
marcharía al final de la temporada, los resultados volvieron a llegar y el
Bayern ganó la Bundesliga sin transpirar, y el Eintracht Francfurt lo espera el
19 de mayo en la final de la Copa. Para completar el Triplete debe ganar la
Champions, para lo cual, según Heynckes, hay que tener cuatro cosas: hay que
tener 4 cosas: “talento, jugadores, suerte en los sorteos y que toque el
árbitro adecuado”.
Secretamente, algunas figuras históricas del Bayern
aún creen que con los títulos pueden llegar a convencerlo de seguir algún otro
año más.
“Karl-Heinz Rummenigge y Uli Hoeness lo adoran. Las
estrellas del equipo lo adoran. Los hinchas lo adoran y hasta los aficionados
rivales lo respetan”, sostiene Lottar Matthaeus, mítica figura del club, quien
recuerda que “ningún entrenador del Bayern ha tenido nunca tanta unanimidad.
Por eso, el club tiene que poner todo para conservar a Jupp. Estoy seguro de
que le acabarán haciendo una propuesta realista para que se quede un año más”.
El propio Heynckes desvela uno de los secretos de su
éxito a la tradicional revista deportiva alemana Kicker: “Para hacer el trabajo
como lo hago yo a los casi 73 años con mis colaboradores hay que tener una
disciplina personal muy grande y una resistencia extrema”.
Acaso por eso, cuando en la conferencia de prensa en
el Santiago Bernabeu le piden que por favor hable en español (idioma que domina
perfectamente), Heynckes sigue en alemán, sin inmutarse. “El que quiere otro
idioma, tiene un traductor en el auricular”, y el rojo de su cara se enciende
un poco.
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