Desde Lyon, Francia
Con dos goles del francés Antoine Griezmann en lo
que parece su despedida perfecta del equipo, y otro de Gabi, de gran partido,
el Atlético Madrid consiguió esta noche en Lyon su tercera Europa League, la
segunda con Diego Simeone, al vencer con comodidad 3-0 al Olympique de Marsella
ante unos sesenta mil espectadores.
Griezmann podría anunciar en las próximas horas que
dejará el Atlético Madrid para pasar al Barcelona y estos dos goles tienen
entonces un sabor especial, sumado a que
Simeone, que arrastraba una suspensión de cuatro partidos y sólo había cumplido
una, no pudo estar al comando del equipo y fue sustituido por Germán Burgos, su
ayudante de campo.
De esta forma, el Atlético sigue sumando títulos en
el ciclo de Simeone como entrenador, con una Supercopa de Europa, dos Europa
Leagues, una Copa del Rey. Una Supercopa de España y una Liga Española, además
de dos finales de Champions Leagues (ambas ante el Real Madrid) perdidas en los
instantes finales (una sobre la hora y la otra, por penales).
No fue un buen partido el primer tiempo porque todo
aquello que insinuó el Olympique de Marsella en el inicio, cuando Dimitri Payet
con maestría, habilitó a Germain para
dejarlo solo ante Oblak, aunque el delantero equivocó el remate final, se quedó
solo en eso.
Los franceses siempre tuvieron más la pelota, la
quisieron jugar con cierta estética, pero a los diez minutos ya el Atlético
Madrid y su eterno oficio lo fue sacando de su campo, lo fue alejando del arco
de Jan Oblak, y con más maña que fútbol, con más orden táctico que con juego,
todo se fue equilibrando.
Para colmo, a los 21 minutos, una mala salida desde
el arco de Mandanda facilitó que Gabi habilitara a Griezmann, acaso en el que puede ser su último
partido vestido de rojiblanco antes de recalar en el Barcelona, y éste facturara.
Se sabe que una vez que el Atlético se pone en
ventaja, aunque esta vez su director técnico Diego Simeone ni siquiera está del
otro lado de la línea de cal sino su ayudante Germán Burgos, ya resulta muy
difícil empatarle para cualquier equipo, incluso de mucho más calibre que este
Olympique, pero si además se le lesiona su mejor jugador, que ya estaba en duda
para la final, Payet, la cosa se empezó a complicar demasiado para los
franceses.
De a poco, el Atlético fue bloqueando el partido,
haciéndolo jugar en las zonas de las que siempre habla Simeone, lejos de su
arco, en todo caso en lugares neutros, esos en los que no hay molestia alguna,
y de esta manera tampoco pudimos ver en acción al reemplazante de Payet, Maxime
López, quien está en la mira de Zinedine Zidane (un ex jugador del Marsella)
para el Real Madrid.
Por si fuera poco, el Atlético remató a los 3
minutos del segundo tiempo cuando aprovechó otro error en la marca, y Koke
alcanzó a tocar hacia adentro del área para que una vez más, Griezmann
alcanzara a tocar a la red a la salida de Mandanda para establecer el 2-0.
Desde allí, el Marsella sintió el golpe, porque ya
no era lo mismo estar a tiro del resultado que a dos goles de distancia, y ya
los españoles manejaron el partido casi a voluntad, y durante un cuarto de
hora, en campo rival.
Ya con en 2-0 el Atlético justificó plenamente el
triunfo por oficio y por dominio psicológico del partido, sin padecer un solo
problema en su propio arco. Solamente Maxime López apareció con rebeldía para
tratar de cambiar el resultado, pero sus compañeros chocaban una y otra vez con
la valla interpuesta por los entusiastas rojiblancos.
Desde la mitad del segundo tiempo, todas las fichas
parecían jugadas. Tanto, que por momentos parecía un partido de esos de la Liga
Española en los que el Atlético domina táctica, futbolística y anímicamente a
sus rivales.
El único sobresalto para el Atlético llegó a diez
minutos del final cuando el Olympique se tuvo que adelantar en el campo y
Mitroglou, que había ingresado por el delantero Germain, alcanzó a anticipar de
cabeza y la pelota pegó en el palo derecho tras superar a Oblak.
Cuando ya no quedaba tiempo para más, Diego Costa
desde la izquierda pudo pasar limpiamente a Koke, quien a su vez habilitó a
Gabi y éste, de gran partido, sacó un remate angulado para convertir el tercero
para el Atlético en medio de una fiesta total rojiblanca que se amplió con el
simbólico cambio final de Fernando Torres (un ídolo del club que ya anunció su
salida) por Griezmann, otro que probablemente se vaya.
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