Desde Moscú
Acaba de quedar eliminado Uruguay en
cuartos de final ante Francia en Nizhny Novgorod. Estamos en la zona mixta,
pero no hay ambiente de drama. Todo muy tranquilo. Al rato, recibimos un
whatsapp. Es Ciro Vargas, profesional argentino, mendocino, de excelencia, que
trabaja con el cuerpo técnico celeste. Nos quiere saludar y entonces nos cuenta
por dónde va a salir. Su educación es excelsa y de muy bajo perfil, pero en
este riquísimo diálogo no esconde todo lo que sabe, lo que aprendió y lo que es
capaz de aportar luego de muchos años de estudio y viajes. Una pena que deba
ser en Uruguay, y no en su propia selección.
-
¿Qué balance hace de la actuación de la
selección uruguaya en el Mundial?
-
Creo que nos dimos cuenta del lugar en
donde debemos estar. Siempre uno quiere más, es natural, pero no estamos en la
misma dimensión de equipos como Francia por distintas razones, desde
demográficas hasta económicas.
-
¿Cómo fue el camino hasta llegar a la
selección uruguaya y por qué, en todo caso, Uruguay y no Argentina, siendo
usted argentino?
-
En Mendoza había trabajado en San Martín
en el Nacional B. Arrancamos en la temporada 2001/02 en Huracán con Osvaldo
Piazza, haciendo seguimiento de los jugadores rivales. Después, seguimos en el
Boca Juniors de Carlos Ischia, en el Vélez Sársfield de Ricardo Gareca, que
tenía jugadores como Santiago Silva, el “burrito” Juan Manuel Martínez, Ricky
Álvarez, y así fuimos llegando hasta el Maestro Oscar Tabárez. Yo soy de
Rivadavia, a 80 km de Mendoza capital. Me fui a los 18 años y no regresé más a
vivir allí, porque me fui a estudiar a Rosario y de allí, a Madrid. Pertenece
al Gran Mendoza.
-
¿Y no extraña?
-
Claro que sí, pero viajo bastante y
destaco en esto el enorme esfuerzo de mi familia, compuesta por mi esposa, que
es sanjuanina aunque estudió en Mendoza y es licenciada en Nutrición e
Investigación de Alimentos.
-
¿Cómo es que desde Mendoza se inserta en
el mundo del fútbol?
-
Nosotros hicimos un Máster en Ciencias
del Deporte en la Universidad Autónoma de Madrid y nos fuimos dedicando a
valorar la carga fisiológica del jugador en un partido, la fatiga. Lo que se
hace es medir el espacio recorrido, la intensidad del esfuerzo.
-
¿Y qué es lo que puede ir rescatando de
esos estudios?
-
Creo que la variable más interesante que
he descubierto para mis estudios es la llamada “de alta intensidad” en
determinados momentos de un partido, que es para destacar porque correr 13
kilómetros, por ejemplo, a baja intensidad, no sirve. Pero muchas veces uno
escucha o lee que se ha destacado a tal o cual jugador por lo que corre, y
correr sin un sentido, no tiene un valor en sí mismo en el futbol. Es un
instrumento de medición porque no todos tenemos la misma velocidad o
resistencia.
-
¿Y cómo es la metodología?
-
Yo tuve la inquietud de llevar adelante
un laboratorio móvil, a partir del contacto con un argentino de Italia (llamado
De Lellis) por una pasantía que hice en el laboratorio del Comité Olímpico
Italiano (CONI) en Roma. De Lellis fue un visionario con este tema y así fue
que a partir de su conocimiento armamos este laboratorio móvil con instrumentos
de medición y en vez de esperar a que el futbolista venga para poder
analizarlo, nosotros vamos a donde está el futbolista y desarrollamos tests con
él.
-
Entonces, después de la carrera en
distintos clubes argentinos, llega el momento de contactarse con Tabárez.
-
Sí, en 2011 nos contactó el profesor
José Herrera, el histórico preparador físico de Tabárez, con el que trabajó en
Peñarol, en la selección uruguaya, Boca, Milan. Es un tipo de perfil bajo, que
con el Maestro ya se conocen con sólo mirarse. Ahí descubrí excelentes personas
y profesionales. Lo que ocurrió en 2011 es que durante la Copa América, el
equipo uruguayo pasó por Mendoza y allí pudimos conversar mucho más.
-
Pero con este laboratorio que me cuenta,
seguramente varios equipos los deben estar buscando…
-
Así es. Tenemos una pequeña empresa,
“Sport-Test”. Somos 4-5 personas porque
a veces nos llaman de más de un club al mismo tiempo. Nos contratan distintos
equipos. Pedro Troglio y su cuerpo técnico, por ejemplo. Ahora me llamaron para
desarrollar esta idea en Gimnasia y Esgrima La Plata porque el cuerpo técnico
nos conoce.
-
Y en referencia a estos tests, ¿Ya hay
datos de Mundiales anteriores como para compararlos con éste para conocer la
evolución del fútbol en este tiempo?
-
Tenemos datos del Mundial de Brasil
emitidos por la propia FIFA a través de una empresa italiana para comparar con
una mayor objetividad.
-
Insisto con la pregunta: siendo usted
mendocino, y con esta idea innovadora y con tanto conocimiento de su equipo de
trabajo en los distintos cuerpos técnicos, ¿nunca lo llamaron desde la
selección argentina?
-
No…nunca me llamaron y realmente sería
un placer. Alguna vez, el profesor que trabajaba con Alejandro Sabella se
acercó, pero eso fue todo…A nosotros nos preguntan mucho esto mismo, y la
verdad es que no.
-
Seguramente será porque tienen a alguien
haciendo un trabajo similar…
-
No me consta, al menos hasta donde
conozco, no tienen a nadie haciendo esto, y creo que algo podríamos aportar.
-
¿Y cómo trabaja con la selección
uruguaya?
-
Lo que pasa es que la mayoría de los
jugadores de la selección forman parte de equipos europeos y entonces están
acostumbrados a la mejor tecnología. Uno lo que hace es mantener el nivel de
alta calidad de la preparación física, porque ellos son jugadores de élite, tienen
un nivel extraordinario.
-
¿Y cuál es la diferencia de trabajo con
las potencias europeas?
-
Bueno, ellos han sido los mentores de
los seguimientos a los rivales y por el contexto socioeconómico, nos toca ir
por detrás. En Uruguay se hace un esfuerzo por achicar esas diferencias. Son
muy humildes y tratan de buscar por todos lados todo lo que los haga sumar.
Ellos tienen en el presidente de la Asociación Uruguaya (AUF), Wilmar Valdez, a
un dirigente de primer nivel y entonces hay una línea para tratar de optimizar
el rendimiento de los jugadores. Y el método de trabajo en la selección ya está
instalado, funciona por ósmosis porque todo está ordenado, planificado. Tabárez
y su cuerpo técnico creen excesivamente en la planificación y el orden,
entonces yo tengo que tener a su disposición entre 24 y 36 horas después de que
me piden los informes si alguien nos consulta algo y jamás hemos sugerido algo
que no nos corresponde. Están muy claros los roles de cada uno.
-
Entonces, la experiencia con la
selección uruguaya fue positiva.
-
Yo tengo una admiración profundísima por
el Maestro Tabárez y se lo dije y me emocioné en ese momento. Fue como haber
hecho un doctorado.
Recuadro: “Riquelme
fue extremadamente brillante en dosificar cuándo correr y cuándo, no”
Por S.L. desde Moscú
- - Usted se dedica a analizar e investigar
los espacios recorridos, los esfuerzos. Y hay un jugador al que siempre se lo
criticó mucho porque se decía que no corría, Juan Román Riquelme.
- - Riquelme fue extremadamente brillante en
dosificar cuándo correr y cuándo, no, además de haber tenido el mapa del
partido en la cabeza. Sabía exactamente cuándo correr y cuándo cambiar de
ritmo. Recuerdo un artículo del diario Olé que se titulaba “Riquelme no corre,
vuela”. Siempre lo destacaba el preparador físico que en un tiempo tenía Boca,
Juan Manuel Alfano.
- - ¿Algún otro caso de jugador que supiera
dosificar esfuerzos?
- - Juan Sebastián Verón. Por los datos que
nos confirmaron, es así y por eso, fue lo que fue. Cada vez más hay que
aprender a dosificar para no desgastarse sin sentido. Y el jugador lo va
entendiendo.
- - ¿Y hacia dónde vamos en esto en el
futuro? Porque muchos medios y entrenadores insisten mucho con que hay que
correr en los partidos.
- - Creo que cada vez más importante es el
valor “Calidad de la alta intensidad”, la zona de espacios recorrida. Se apunta
hacia una mayor y mejor calidad de la alta intensidad, los desplazamientos
totales han ido cambiando con el tiempo y de los 13 kilómetros de promedio se
pasó a los 9-10 kilómetros.
- - Pero en los partidos, muchos medios
suelen poner en la pantalla cuántos kilómetros corrió un jugador.
- - Sí, lo veo y me doy cuenta de la
confusión que transmiten con este concepto. Correr por sí mismo no sirve de
nada.
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