domingo, 29 de julio de 2018

El Mundial no aportó demasiado al mercado español (Yahoo)




Así como en otros Mundiales, el mercado español funcionó de acuerdo con las estrellas emergentes en esos certámenes, el hecho de que en Rusia 2018, las figuras sobresalientes por lo general hayan ratificado su condición y no hayan aparecido demasiadas nuevas pudo haber contribuido a que en buena parte el movimiento sea menor en este verano.

Si bien es difícil establecer absolutamente el motivo, también es cierto que en las ventanas anteriores de los mercados se han pagado cifras siderales que no ayudaron a las economías de los clubes, sumado a que el hecho de que en España exista la llamada cláusula de rescisión, por la que sociedades extranjeras pueden depositar los valores establecidos y llevarse los jugadores, facilita la emigración de muchos de ellos.

De todos modos, de momento no apareció ningún fichaje de los rutilantes y no aparece fácil esta posibilidad, de acuerdo con la situación económica de la mayoría, ahora muy controlada por la Liga de Fútbol Profesional (LFP), que puja para que todos se pongan al día con sus economías y porque salvo grandes ventas al exterior, tampoco disponen de esas cifras que, por ejemplo, generaron las sumas de los pases de Neymar al PSG y el posterior gasto monumental del Barcelona en Philippe Coutinho o de Osmane Dembélé.

La prueba está en que el Barcelona ahora ha generado, por llamarlo de alguna manera, fichajes intermedios, más de apuestas a futuro que cracks ya establecidos. El caso de jugador más consolidado es el del volante brasileño Arthur, quien ya ha comenzado a rendir sus frutos en los torneos de verano, y de características parecidas a Xavi Hernández, por quien el club catalán pagó 31 millones de euros, o el defensor francés del Sevilla Clement Lenglet, por el que abonó casi 36 millones, pero en el caso de Malcom (45), es claramente una idea de futuro, aunque ya ha generado polémica con Dembélé, inquieto porque la nueva contratación se mueve por su mismo sector en el campo.

Tampoco es distinto el caso del Real Madrid. Si bien es cierto que su presidente Florentino Pérez se suele tomar su tiempo para los fichajes y los estelares suelen llegar más cerca del cierre del mercado (31 de agosto), y que muy posiblemente llegue el portero belga Thibaut Courtois, no p0arece fácil que arribe, por ejemplo, un crack ratificado en el pasado Mundial como el también belga y del Chelsea, Eden Hazard, cuyo valor sobrepasa los 200 millones de euros.

Si tras Brasil 2014, el Real Madrid contrató a otro portero, el costarricense Keylor Navas, y al volante creativo colombiano James Rodríguez, con suerte diversa en el club, ahora los blancos están interesados en los belgas y disponen del dinero, pero han apuntado, de momento, al futuro, con la contratación de jóvenes como los brasileños Vinicius Jr. (45 millones), y Rodrygo, un lateral como Alvaro Odriozola, aunque no tendrá fácilmente un lugar entre los titulares, y también un portero como el ruso Lunin.

Se trata de un mercado particular en España porque además, la próxima será una Liga que marcará el inicio de una etapa sin íconos en sus tres equipos principales si tomamos en cuenta los que han animado los torneos en la última década.

El Real Madrid, por ejemplo, se ha quedado sin Cristiano Ronaldo, acaso el jugador más influyente en la historia del club desde la salida de Alfredo Di Stéfano, y que había sido fichado en 2009, quien se marchó de manera rauda a la Juventus, si bien sus declaraciones tras la final de la Champions League de Kiev y sus festejos en el vestuario de aquel día ante el Liverpool sonaron a despedida anticipada.

El Barcelona, por su parte, pierde a otro de los grandes íconos, Andrés Iniesta, despedido con todos los fastos, y quien representaba un modo de jugar de muy difícil reemplazo porque fue quien marcó el estilo de la elegancia y la pausa que caracterizaron el juego azulgrana de los últimos años.

Y en menor medida, dado que su poder de influencia en el equipo había bajado hasta desdibujarse, la salida de Fernando Torres del Atlético Madrid, y en cierta medida, por su condición de capitán y de peso en el vestuario como Gabi, pueden hacerse notar en el futuro próximo en los rojiblancos.

El Atlético Madrid vivirá una temporada especial porque ésta acaba justamente con la final de la Champions en su nuevo estadio, el Wanda Metropolitano, y la creciente economía del club, gracias a los sostenidos premios por sus buenas ubicaciones en las copas europeas y los certámenes locales, le permitieron a su dirigencia fichajes de jugadores más consolidados si observamos el mercado actual: Rodri (Villarreal), Thomas Lemar (Mónaco), Gelson Martins (Sporting Lisboa), Adán (Betis), Nehuén Pérez (Argentinos Juniors), y una apuesta al futuro como Juan Manuel Sanabria (Nacional de Uruguay).

El Valencia, que regresa a la Champions League, también apostó por jugadores consolidados como Geoffrey Kondogbia (Inter), el danés Daniel Wass (Celta), el francés Mouctar Diakhaby (Lyon), o el italiano Cristiano Piccini (Sporting Lisboa).
De todos modos, hay tiempo para más fichajes hasta el 31 de agosto, cuando cierre el mercado, y cientos de culebrones aparecerán hasta entonces por la necesidad de los clubes, y los medios, por generar ilusión en los aficionados.

Otra tendencia que veremos es la creciente argentinización de los entrenadores con el regreso de Eduardo Berizzo, en este caso al Athletic de Bilbao, y de Mauricio Pellegrino al Leganés, quienes se suman a los debutantes (en la Liga) Antonio Mohamed –de gran éxito en México- (Celta) y Leo Franco (en el ascendido Huesca), sumados al ya consagrado Diego Simeone (Atlético Madrid).


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