jueves, 5 de julio de 2018

La pulseada entre Sampaoli y Tapia está en los preliminares (Jornada)




                                                    Desde Moscú



Uno llegó a Ezeiza y se fue por la puerta trasera, Jorge Sampaoli. Otro, fue recibido por unos cuarenta dirigentes y ovacionado por ellos, no se sabe si por convicción o por apoyo incondicional a su líder. Lo cierto es que había una clara mayoría de miembros de clubes del ascenso, la gran basa de Claudio “Chiqui” Tapia para llegar a la presidencia de la AFA.

Claro que en la comida posterior, en el predio de Ezeiza y con un Tapia tambaleante por el cansancio, no parece que los dirigentes, entre los que se encontraba el presidente de Lanús, Nicolás Russo, le hayan cuestionado aquello de que Sampaoli era “el mejor DT del mundo” o la rueda de prensa en Barcelona, previa al Mundial, en la que el mandamás de la AFA sostuvo que con la decisión de no viajar a jugar ante Israel en Jerusalén “contribuimos a la paz mundial”.

Tapia sabe que tiene que definir pronto la situación de Sampaoli si no quiere verse envuelto, él mismo, en un camino similar al hoy defenestrado DT por el que la AFA estuvo a punto de forzar su salida del Sevilla en 2016 pagando los 8 millones de euros de cláusula que pedía el club andaluz a través del puente que generaron Daniel Angelici, el hombre fuerte del fútbol argentino, y su amigo José Castro, presidente de los del Sánchez Pizjuán.

La situación económica y social que vive la Argentina, y la gran cercanía del presidente Mauricio Macri con el fútbol y la expectativa de éste por una buena performance de la Selección en Rusia (le dijo a Sampaoli en la despedida oficial que “depositamos en ustedes nuestra mayor esperanza”, aunque se encontró con una respuesta corta pero dura desde el entrenador, que lo dejó en silencio), podrían ser motivos de la necesidad del poder político nacional de mostrarse expeditivo y dar un cierre a la situación manejando sutiles cuestiones para buscar que el DT se aleje del cargo.

Por el momento, se trata de “amables” charlas entre el presidente de la AFA y el director técnico, en las que Sampaoli insiste en la necesidad de seguir para poder demostrar por fin, y en un ciclo desde cero y que siente como propio, que todo lo que ocurrió no es producto de su anarquía y malas decisiones tácticas sino porque no tuvo el tiempo suficiente para desarrollar sus ideas porque la urgencia lo llevó hacia lugares indeseados.

Tapia, en cambio, no solo cree que no hay plafond para Sampaoli, sino que sabe fehacientemente que si no cae el DT, el paso siguiente sería, ante un poder político necesitado de una cabeza rodante, la guillotina propia, que quiere evitar a toda costa.

En los diálogos, van a apareciendo de a poco elementos económicos, como lo que la AFA dejó de percibir como premios por no haber llegado a cuartos de final en el Mundial, o por el dinero ya percibido del amistoso cancelado ante Israel que iba a jugarse el 9 de junio y que ahora la AFA se habría comprometido a compensar con dos partidos, uno antes de fin de año y otro, en el primer semestre de 2019.

En la inauguración de la Casa de la Conmebol en Moscú, en el inicio del Mundial, Tapia había afirmado que la AFA “no recibió un peso” de adelanto por ese partido, aunque desde la empresa organizadora se dice otra cosa. ¿O será que hay un tercero que ya percibió el dinero y juega de callado?

Así las cosas, Sampaoli busca aislarse, por fin, de días que lo mantuvieron literalmente en vilo, y ya no veía la hora de que todo esto acabara pronto.

Mientras tanto, los dirigentes comienzan a barajar nombres. Descartados los que todos coinciden, Mauricio Pochettino (renovó por cinco años con el Tottenham y le renovaron por el mismo tiempo a todos sus jugadores preferidos), Diego Simeone (ya manifestó sus deseos de seguir en Europa dirigiendo a clubes casualmente hasta 2022, cuando acabe el Mundial de Catar) y Marcelo Gallardo (River Plate está enfrentado a la actual dirigencia de la AFA), algunos apuntan a Ricardo Gareca (que en el combo traería a su gran amigo Oscar Ruggeri como parte del cuerpo técnico), y otros a José Pekerman, quien posiblemente deje de dirigir a la selección colombiana, y cuyos ex jugadores en el equipo nacional como Nicolás Diez, Pablo Aimar y Diego Placente, ya están instalados en los distintos equipos juveniles.

Al menos, hay una coincidencia general: jugadores con futuro hay, pero no puede ser que no se conozcan o no jueguen juntos, y ponen el ejemplo de dos que no tuvieron protagonismo en este Mundial y son estrellas en sus equipos europeos: Mauro Icardi y Paulo Dybala. Ninguno tuvo paso por seleccionados juveniles.

Pekerman aportaría entonces, además de sus conocimientos y habiendo formado parte de uno de los únicos tres proyectos reales de la selección argentina desde 1974, una estructura para trabajar desde los juveniles, que no aportan masivamente jugadores a la selección mayor desde Canadá 2007, es decir, hace once años.


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