domingo, 11 de julio de 2010

Aprender a aprender



Después de haber estado presente en la fiesta de lanzamiento del Mundial de Brasil en 2014, uno siente una sana envidia por la situación del vecino país en muchos aspectos pero básicamente en uno: su trabajada idea de desarrollo, algo que en Argentina se planteó, seriamente, por última vez en aquellos años cincuenta aún con la discusión y el debate sobre las bondades del plan de Raúl Prebisch. Pero al menos, el debate se produjo y el tema se había instalado.
Tras escuchar de boca del propio simpatiquísimo presidente Luis Ignacio "Lula" Da Silva, de una oratoria simple pero directa, y que denota un absoluto liderazgo latinoamericano (en menos de media hora mencionó a Argentina, Uruguay, Paraguay, Perú y Bolivia, dijo que será "el Mundial de Latinoamérica y hasta hizo hincapié en las necesidades de establecer escalas en Africa en el camino de los vuelos de Brasil a Europa, luego de llegar de una gira por seis países africanos), nos preguntamos si acaso hay, después de este Mundial de Sudáfrica que finaliza hoy, algún otro acontecimiento futbolístico de fuste comparable con éste como para promocionar la Copa América que se disputará en la Argentina en junio de 2011, es decir, dentro de exactamente un año.
Y no. No hay ningún otro acontecimiento de este tipo y aquí Argentina, a través de sus dirigentes de la AFA, de su dirigencia deportiva nacional, de su Gobierno, no hizo absolutamente nada por promocionar "su" Copa. ¿Quién tiene la culpa de esto? ¿quién es responsable de que la propia Argentina, presente en este Mundial con el mejor jugador del planeta, Lionel Messi -reconocido ayer mismo por Xavi, uno de los mejores jugadores de la España finalista del Mundial y compañero suyo en el Barcelona-, y con una figura estelar y multimediática como Diego Maradona, no haya hecho nada por promocionar la Copa? ¿acaso el imperialismo yanqui? ¿O será que en verdad hay una solapada campaña de desprestigio internacional contra la Argentina?
Ya lo decía Ortega y Gasset (esa dupla atacante comparable con la de Labruna y Loustau, o Campana y Busico, o Bochini-Bertoni): "Argentinos a las cosas". No se trabaja bien, porque no se proyecta, no se planifica y se libera todo a lo que nuestro talento, que existe pero está dormido, pueda generar. Sabemos que la Argentina está más que en condiciones de organizar la Copa América desde todo punto de vista, pero se confía demasiado en la improvisación.
Este periodista, al igual que muchos otros colegas argentinos, ha recibido infinidad de preguntas de colegas extranjeros sobre las bondades turísticas, hoteleras, de transporte, de la Argentina, porque hay un enorme deseo de visitar el país en un año, desde polacos, indios, sudafricanos, de Bangladesh, mexicanos. Pero la respuesta queda en las manos de quienes voluntariamente queremos que la gente se acerque, visite el país, lo conozca, disfrute de una fiesta en las tribunas, de la calidez de los argentinos, de los drugstores abiertos a toda hora, de los taxistas que estudiaron hasta tercer año de filosofía y tienen respuestas para todo, desde los tantos lugares para compartir un café, una buena salida. Pero desde las instituciones argentinas no hay el menor interés en la promoción. No hemos visto una sola referencia a la Copa América en el hermoso stand que la Argentina tiene en Sandton, en el Centro de Convenciones, en el que apenas un piso más arriba, la Casa de Brasil es un gigante que lo contiene todo. Tampoco hemos visto nada en la embajada argentina, ni ningún prospecto en los Centros de Prensa, ni en los estadios, ni conferencias de prensa, ni tampoco nada en la concentración de la selección argentina en Pretoria, mientras duró.
No deja de ser parecido todo esto a lo que pasó con el equipo. Es cierto, a la selección brasileña le fue parecido y es más, hace dos Mundiales que le va casi igual (cuartos de final), pero hay diferencias notables en la concepción de las cosas. Desde que Brasil, mal que mal, ya va definiendo su nuevo entrenador, que parece que será Leonardo hasta la Copa América aunque los cañones para su Mundial de local apuntan al gran Luiz Felipe Scolari (campeón mundial en 2002) mientras que Argentina, en cambio, sigue haciendo la plancha esperando que se desencadene la situación desde la política y el tachín tachín de los medios.
Brasil tiene un vocero como Rodrigo Paiva, que habla varios idiomas, y cumple estrictamente con el horario de atención a la prensa que figura en la web de la FIFA, y hasta con un palquito para que los periodistas tengan dónde apoyar sus computadoras. Argentina jamás cumplió su horario y su vocero no hablaba idiomas, mientras que Maradona tenía su propio "jefe de prensa" y la AFA, otro más que prefirió quedarse en Buenos Aires.
Es cierto que no estamos igual, y que en Brasil existe una burguesía nacional que se esfumó en una Argentina sin proyectos reales a debatir, y que va solucionando como puede, con la mejor buena voluntad, algunas situaciones acuciantes.
Pero no todo se consigue sólo con el talento, o con la capacidad o la improvisación,. Hay que planificar, las instituciones tienen que existir, y los principios colectivos deben estar por encima de los individuales. Pruebas al canto, eso en el fútbol no existe. Tenemos que aprender a aprender.

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