lunes, 5 de julio de 2010

Unas semifinales demasiado inesperadas (Yahoo)



Si alguien hubiera osado aventurar unas semifinales como las del Mundial de Sudáfrica, seguramente lo habrían tildado de loco. Y no sólo por los equipos que la juegan, porque tres de ellos (España, Alemania y Holanda) bien podían entrar en el cálculo inicial, sino por los que han quedado eliminados en cuartos, entre ellos Argentina y Brasil.

Lo que hasta cuartos de final a todas luces parecía un gran éxito de Sudamérica en este Mundial, con cuatro equipos en cuartos de final (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) quedó sólo en manos de los celestes del profesor Oscar Tabárez, que aprovechó perfectamente la ruta que la organización generó para el equipo sudafricano.

Los otros equipos, se quedaron inesperadamente en el camino, siendo completamente superados. Brasil había jugado en el primer tiempo ante Holanda tal vez su mejor partido en la Copa del Mundo. Parecía que por fin el equipo de Dunga había superado la presión de tener que llegar entre los ocho primeros y sus jugadores aparecieron sueltos, dispuestos al toque tan reconocido de su tradición.

Pero un error fatal del muy buen volante que es Felipe Melo, permitió el empate de los holandeses y desde ese momento, los brasileños parecían una pila de nervios, alejados de todo lo efectivo que habían sido antes, y aparecieron en su justa medida Sneijder, y especialmente un Robben fresco físicamente e incontenible para sus marcadores, para ponerse en ventaja y fabricarle a Brasil muchísimas situaciones de gol, desperdiciadas una y otra vez pero dejando la sensación de haber ganado con holgura ante un rival impotente y nervioso como pocas veces se lo vio.

Con la chance esfumada de Brasil, era esperable que Argentina saliera al día siguiente con toda la fuerza de sentir que uno de los grandes rivales ya no estaba en la lucha, aunque enfrente estaba Alemania, un rival al que Argentina había vencido con cierta facilidad en marzo pasado y en Munich.

Pero esta Alemania de Joakim Low tiene poco que ver con aquella de hace tres meses. Juega distinto, más suelto, y la salida por lesión de Michael Ballack favoreció su andar veloz, y no es casualidad que haya convertido cuatro goles en tres partidos ya, ante Australia, Inglaterra y ahora Argentina.

Es cierto que el tempranero gol de Tomas Müller complicó mucho al equipo de Diego Maradona, pero también lo es que Argentina no había jugado todavía contra nadie de mucho valor, y siempre se había impuesto ante equipos más débiles a priori y el gran tema era qué pasaría ante un rival de la misma estatura. Era en ese momento cuando se vería para qué estaba este conjunto de estrellas que no lograba enhebrar un esquema colectivo de utilidad pero que alcanzaba para definir pleitos menores.

Y contra Alemania se encontró con un rival de gran peso, que pudo haberle metido más goles y que desnudó un sistema voluntarista de jugadores sin un esquema que los favoreciera y con un Lionel Messi presionado por demostrar que efectivamente es el mejor del mundo. No pudieron. La conferencia de prensa de Low al término del partido fue una ejemplar demostración de simpleza, porque dijo lo que pocos se atrevieron a decir: que el equipo de Maradona estaba partido, que no hubo mediocampo luego de que extrañamente Juan Sebastián Verón quedara afuera de la titularidad, y al apostarse por dos laterales en el medio como Maxi Rodríguez y especialmente Di María. Lo dijo bien clarito Low: “a los delanteros argentinos no les gusta bajar a marcar. Notamos eso y lo explotamos”, como también lo hicieron con la punta derecha de la defensa argentina, porque es el lugar en el que Maradona jamás encontró un jugador acorde y tampoco Nicolás Otamendi pudo rendir.

Lo de Paraguay fue mucho más digno, perdiendo en los últimos diez minutos ante España un partido que lo tuvo para ganar incluso, cuando Cardozo desperdició un penal, pero al menos resistió demasiado ante uno de los candidatos al título, si bien sufrió la falta de gol ante la ausencia de su principal delantero, Salvador Cabañas.

La situación de Uruguay, en cambio, es la mejor de las posibles. Es cierto que se encontró con un calendario inmejorable por heredar la ruta sudafricana, pero superó todos los escollos y especialmente el último, muy complicado, ante Ghana, cuando sobre el final, la mano en la línea de su delantero Luis Suárez se convirtió en heroica porque luego Gyan no pudo convertir su penal.

Sin embargo, no se puede decir que Uruguay pase sólo por el calendario o por un penal malogrado, sino por planteos inteligentes de su entrenador Tabárez, y por una táctica con un tridente ofensivo importante (Suárez, Forlán y Cavani) que ahora deberá cambiar ante la ausencia del atacante del Ajax.

Llega el momento de las definiciones y dos interesantes partidos para ver. Para Alemania, como le pasó a Argentina justamente en cuartos, España será la medida porque fue su rival en la final de la Eurocopa cuatro años atrás. Para Holanda, será por primera vez el momento de ser favorito ante Uruguay.

Unas semifinales inesperadas pero no por eso, menos impactantes.

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