viernes, 9 de junio de 2017

El resultado y las cartas ocultas de la Selección




Por el momento, lo más destacado del debut de Jorge Sampaoli como director técnico de la selección argentina pasa nada menos que por un resultado positivo ante un equipo brasileño con algunos titulares y varios suplentes, en un amistoso, y que el cambio de sistemas hace que al rival pueda costarle varios minutos, o acaso todo un partido, entender los movimientos albicelestes.

En verdad, no creemos que la selección argentina haya merecido ganar ante Brasil 1-0 como finalmente se impuso en Australia, pero es lo de menos porque se trata de un partido mucho más para evaluar jugadores y sistemas que para sacar conclusiones definitivas en tan pocos días de trabajo y con tanto nuevo convocado.

La selección argentina salió con un esquema novedoso pero que ya utilizara Sampaoli en otras oportunidades, con tres defensores (entre los que no contó con los lesionados y probablemente titulares Javier Mascherano y Javier Pinola), un cuadrado compuesto por dos volantes más retrasados (Lucas Biglia y Ever Banega) y dos más adelantados (Paulo Dybala y Lionel Messi), un ala derecha que partía desde más abajo (José Gómez), un ala izquierda del medio hacia arriba (Angel Di María) y un punta, Gonzalo Higuaín.

Sin embargo, el dibujo no resultó porque salvo algunas buenas intenciones en la idea de hacer circular la pelota o salir con ella en los pies sin reventarla (a excepción de Sergio Romero, en especial cuando los delanteros brasileños venían a presionarlo hasta casi el área chica), fueron los verdeamarillos los que se apoderaron del balón y lo hicieron correr con velocidad.

Enseguida aparecieron algunas dudas en el equipo argentino. Por ejemplo, la falta de presencia defensiva y de salida en Banega, la soledad de Gómez por la derecha (doblemente bloqueado por Willian y Filipe Luis), y la desconexión del cuadrado entre los dos más adelantados respecto de los dos atrasados, lo cual llevó a un problema crónico en la selección nacional: que Messi tenga que bajar demasiado terreno a buscar juego, y eso hace que luego tenga que recorrer muchos metros para llegar y termina agotado e inofensivo.

Siempre un poco mejor Brasil, con más juego pero bien controlado en los últimos metros por la firmeza de Jonathan Maidana y especialmente de Nicolás Otamendi (al cabo, una de las figuras junto a Lucas Biglia), recién desde los treinta minutos del primer tiempo es que el equipo argentino se apoderó del terreno y la pelota y a consecuencia de ese dominio llegó el gol, un poco ayudado por la suerte de un rebote en el palo tras cabezazo de Otamendi (muy buen centro de Di María), que encontró solo a Mercado para empujar a la red.

Tras el descanso, Sampaoli ya dispuso de otro esquema, con cuatro en el fondo, para lo cual quitó a un sacrificado Gómez, mandó a Mercado a ese lateral, e ingresó Tagliafico por la izquierda, mientras que Joaquiín Correa reemplazó a Higuaín, quedó sin un nueve de referencia y en cambio, como muchas veces jugó el Sevilla, con tres volantes con buen pie.

Sin embargo, Brasil fue llevando hacia atrás paulatinamente a Argentina pero no tuvo suerte a la hora de la definición. Tanto Coutinho como Gabriel Jesús dispusieron de varias posibilidades pero a veces terminaron con la pelota en los palos o con alguna buena atajada de Romero.

Ya al final, cuando el resultado se convertía en algo muy importante para el inicio de un ciclo que tiene por delante cuatro partidos cruciales por la clasificación mundialista, ya el equipo argentino se paró con cinco defensores, empujó a Brasil hacia la mitad de la cancha, que pobló con Lanzini y Guido Rodríguez, hasta que el árbitro marcó el final y con él, el alivio.


Un triunfo más simbólico que justificado, y que sirve para seguir analizando variantes, pero no hay que engañarse. Ni Brasil contó con todos sus titulares ni el resultado es un indicador preciso de lo que ocurrió en el partido.

No hay comentarios: