domingo, 25 de junio de 2017

México supera el miedo escénico y es semifinalista (El Heraldo de Mexico)



                                                   
                                                         Desde Kazán


Ni la condición de local de los rusos, ni su aceptable estructura, ni tampoco el gol de Alexander Samedov que por unos minutos la dejaba fuera de competencia, pudieron con esta selección mexicana dispuesta a cualquier travesía desde la fortaleza mental.
El equipo mexicano, tal como vino sucediendo en toda esta Copa Confederaciones, volvió a sobreponerse a la adversidad y acabó venciendo 2-1 a Rusia en el Kazán Arena y logró la clasificación para la semifinal.

Las barreras siguen cayendo, y ahora otra: hacía veinte años que una selección mexicana no eliminaba a un conjunto local en Copa Confederaciones, porque la última vez fue a Arabia Saudita en 1997.

El 29 de junio, en el Fisht Stadium de Sochi, esperará como segundo del Grupo A al ganador del B, que saldrá hoy sin dudas entre Alemania y Chile.

Consciente de que cuanto más se conserve el balón, más difícil es que el rival pueda hacer algo con él, el conjunto mexicano parecía mejor estructurado que el ruso pero pasado el primer cuarto de hora, comenzó a tropezar con la misma piedra: los desacoples defensivos, especialmente entre los dos marcadores centrales.

Si a los 17 minutos ya Rusia pudo haber abierto el marcador por un penal que luego el VAR comprobó que no existió de Araujo a Smolov, siete minutos más tarde ya fue imposible evitar el gol de los locales a través de Samedov, a los pocos segundos de que Smolov estrellara la pelota en el palo.

Con el resultado a favor, parecía que Rusia aseguraría el pase a semifinales pero una vez más, como en todo el torneo, apareció la fuerza interior que ya parece caracterizar a este equipo, y con la ayuda del grave error de cálculo del otrora muy buen arquero Akinfeev, Araujo pudo empatar con otro gol de cabeza, otro asunto que se viene repitiendo en el Tri.

México ni siquiera sintió la lesión de Luis Reyes (también esto se reitera, que los defensores salgan con problemas físicos), ni la tarjeta amarilla a Andrés Guardado, que lo deja fuera de la semifinal por acumulación, y ya a los 7 minutos del segundo tiempo llegó el 2-1 con otro cabezazo de Lozano (el cuarto en el campeonato) aprovechando un rechazo alto de Herrera y otro fallo de Akinfeev.

A partir de allí, el partido se hizo cuesta arriba para los rusos, y más, con la expulsión del lateral izquierdo Zhirkov y con la tardanza de su entrenador Cherchesov para colocar a un delantero complementario de Slomov como Poloz, casi promediando la etapa.

Ya México jugaba más con la desesperación rusa y de hecho, tuvo varios contragolpes para aumentar el marcador pero por lo general Javier Hernández prefirió más pivotear que lanzarse hacia el arco adversario.


Aquellos tiempos de jugar como nunca y perder como siempre parecen lejanos.  Rusia, el local, quedó atrás.  

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