El City Football
Group vivió, en el pasado fin de semana, sentimientos encontrados. Casi a la
misma hora, festejaba el título de bicampeón de la Premier League inglesa con
el Manchester City, dirigido por Josep Guardiola, mientras que sufría el
descenso de otro de sus equipos, el Girona, en la Liga Española, cuya cara
visible es Pere Guardiola, el hermano del reconocido entrenador catalán.
Pocas horas
después del festejado título del Manchester City, un punto por encima del
Liverpool y con 98 puntos sobre 114 (en la temporada pasada llegó a los cien),
comenzó a crecer la versión de que el equipo inglés podría perderse la próxima
edición de la Champions League (que se le viene negando a Guardiola desde sus
tiempos en el Barcelona, tras pasar también tres años en el Bayern Munich), o a
lo sumo la de la temporada 2020-2021, por vulnerar las reglas del llamado “Fair
Play Financiero” de la UEFA, que impone un techo en los gastos anuales respecto
de los ingresos.
La versión de
una sanción para el Manchester City la lanzó días atrás el diario “The New York
Times”, que sostiene que habría habido engaños en el manejo de los fondos del
club a la Junta de Control Financiero de la UEFA con sede en Nyon, Suiza, a
cargo del ex primer ministro belga Yves Laterme, aunque el club inglés acaba de
emitir un comunicado en el que niega rotundamente estar implicado: “Algunos nos
quieren hacer daño porque las acusaciones son completamente falsas. Hemos
enviado un informe de nuestra situación a la Cámara de Investigaciones del
Comité de Control Financiero de Clubes (CFCBIC) de la UEFA”.
Desde hace
tiempo que al Manchester City se lo vincula con lo que se dio en llamar “Doping
Financiero”, término que instaló el ingeniero francés y ex entrenador del
Arsenal por más de dos décadas, Arséne Wenger para referirse a fondos que
llegan a los clubes en forma disimulada y a través de empresas ligadas a
Estados, como en este caso ocurre con Emiratos Árabes Unidos porque quien está
a cargo del club, el jeque Mansour bin Zayed Al Nahyan, es hermano de Jalifa,
presidente de EUA y emir de Abu Dhabi, ciudad en la que abundan los pósters
callejeros de los jugadores de los “Ciudadanos”.
Es decir que
detrás del Manchester City, y del City Football Group, hay un Estado. Y parte
de la realeza controla la empresa Etihad, que da nombre al estadio de
Manchester y patrocina la camiseta del equipo. Tanto el club como el grupo
dependen del Abu Dhabi United Group (ADUG), propiedad del jeque Mansour bin
Zayed Al-Nahyan, con sede central en Manchester y oficinas en Abu Dhabi,
Londres, Nueva York, Melbourne y Tokio.
El City Football
Group se fundó en 2008 para comprarle el Manchester City al ex primer ministro
de Tailandia, Thaksin Shinawatra. No bien se hizo cargo del club, echó al
entrenador Mark Hughes (un ex jugador galés del Manchester United y el
Barcelona), tuvo una segunda etapa con el italiano Roberto Mancini, y con una enorme inversión en jugadores justo
antes de que llegara el control del Fair Play Financiero.
También invirtió
10 millones de libras para su academia de Platt Lane, amplió la capacidad de su
estadio a las 62.000 personas (el tercero de Inglaterra), tuvo un salto de
calidad en su estilo de juego con la llegada del director técnico chileno
Manuel Pellegrini, hasta que en 2016/17 llegó Guardiola.
En el primer
año, dio el gran golpe de autoridad cuando fichó al brasileño Robinho en 30
millones de euros en el límite del cierre del mercado de pases y al tercer año,
ganó la primera liga con un recordado gol sobre la hora de Sergio Agüero,
postergando al Manchester United. “Agüero, juro que no volveréis a ver jamás
algo así”, se escuchó entonces de la voz vibrante de Martin Tyler, elegido como
el mejor comentarista de la década por la Federación Inglesa (FA).
Cuando el
italiano Mancini firmó su contrato en 2009 (luego tendría un sonado choque con
Carlos Tévez, cuando éste, cansado de trotar en el calentamiento, se negó a
ingresar como suplente ante el Bayern Munich por la Champions League), se supo
a través de la revista alemana “Der Spiegel”, gracias a una investigación del
sitio web “Football Leaks”, que el DT, en realidad, había firmado dos contratos
paralelos, uno con el club y otro con la empresa Al Jazira Sport and Cultural
Club. Es que a través de ADUG, el Manchester City le enviaba dinero a la
empresa de comunicaciones Al Jazira, y hasta aparecía como puente un cuarto
actor, la empresa Sparkglow Holdings, una sociedad offshore en la isla
Mauricio.
Por si fuera
poco, el City Football Group invirtió también en el equipo femenino del
Manchester City desde 2012, aunque éste ya existía desde 2008, y acabó ganando
la Copa Inglesa en 2014.
Sin embargo,
todo el éxito que el Manchester City tiene en el fútbol inglés (si bien no
logra alcanzarlo en Europa), no tiene el mismo correlato en el resto de países
en los que el grupo fue adquiriendo clubes, y la cara más triste fue la del
pasado fin de semana con el Girona, manejado en partes iguales de capitales
(44,3 por ciento cada una) entre el City Football Group y el Girona Football
Group, cuya cara visible es el agente de futbolistas Pere Guardiola, hermano
del DT Josep Guardiola.
Si bien el 23 de
agosto de 2017 representantes de los dos grupos presentaban la nueva asociación
para manejar el Girona y sostenían que el objetivo era “mantener, afianzar y
hacer crecer al Girona FC para convertirlo en un club consolidado en Primera
División”, dos años más tarde se encuentra al borde de la Segunda, casi sin
chances de revertirlo porque no sólo necesita marcar siete goles en su último
partido de Liga, sino que su competidor por la permanencia, el Celta de Vigo,
debe caer como local ante un Rayo Vallecano que también descendió.
Amigo de los
hermanos Guardiola y conocido de Ferrán Soriano, ex dirigente del Barcelona y
ahora director general del City Football Group, Eusebio Sacristán, ex volante
del recordado “Dream Team” azulgrana de Johan Cruyff en los años noventa, fue
convocado como entrenador luego de pasar por la Real Sociedad y en reemplazo de
Pablo Machín, que tras su exitosa temporada 2017/18, emigró al Sevilla.
Lo extraño es
que tras una buena primera rueda en la presente temporada (en marzo tenía 34
puntos en la Liga), y cuando venció como visitante en Madrid al Leganés todos
dieron al equipo por salvado del descenso, se produjo un inexplicable derrumbe
que ahora lo pone con un pie y medio en la Segunda categoría para 2019/20, con
Eusebio llorando y pidiendo disculpas a los hinchas y la comisión directiva
tras la derrota ante el Levante, en un año en el que el equipo le ganó al Real
Madrid en el Santiago Bernabeu, al Valencia en Mestalla y al Villarreal en La
Cerámica, y que empató con el Barcelona en el Camp Nou, pero que apenas ganó 3
partidos de 19 como local en el estadio municipal de Montiliví.
Si hay una
particularidad en los equipos satélites del City Football Group es que salvo en
el Manchester City, no suele hacer grandes inversiones en contrataciones de
jugadores porque prefiere creer en su filosofía de fútbol de posesión de pelota
y de apuesta por los jóvenes del club y acaso por esto mismo, en el pasado
mercado de invierno europeo sólo llegó al Girona Raúl Carnero, procedente del
Leganés. Esto generó cierto malestar entre los seguidores, cuando en el mercado
anterior sólo habían regresado Douglas Luiz y Aleix García y contrataron a
Patrick Robert, quien casi no fue requerido por el DT.
Algo demasiado
parecido al Girona ocurrió en Uruguay, donde el City Football Group adquirió el
Club Atlético Torque de Montevideo cuando estaba en Segunda y si bien consiguió
llegar a Primera, no pudo mantenerse y volvió a descender.
El Torque era un
club manejado por el empresario Raúl Aquino, quien lo había fundado con la idea
de instalar en el Uruguay la filosofía del “fútbol-empresa”. Se inscribió en la
Segunda Amateur, avanzó a la llamada Segunda Profesional hasta que llegó a la
Primera en 2016 y un año más tarde fue adquirido por el grupo de los Emiratos
Árabes.
Torque, como el
resto de los clubes del grupo, se ciñe a las directivas desde la oficina
central y por ejemplo ya anunció que desde el 1 de julio, con el inicio de la
nueva temporada europea, vestirá la indumentaria Puma, porque es lo que
ocurrirá en todo el mundo con los equipos del mismo dueño. El director
deportivo es Luis Bruno, un ex dirigente de Nacional que se había alejado de
esta entidad, y los equipos de Torque suelen ser muy líricos y a veces fueron
duramente criticados por eso, por una cierta ingenuidad en sus planteos
ultraofensivos, que más de una vez le hicieron perder puntos y lo llevaron al
descenso.
Pero en Torque
se mantienen firmes con la idea de respetar el juego de posesión y tampoco por
eso quieren fichar jugadores y apuestan todo al desarrollo de sus divisiones
inferiores y en el mejoramiento de los campos de entrenamiento.
Si el City
Football Group tiene el cien por ciento de las acciones del Melbourne City
australiano y del Torque uruguayo, el 44,3 porciento del Girona y el control
total del Manchester City, también adquirió el 80 por ciento del New York City,
el 20 por ciento del Yokohama Marinos japonés y últimamente, parte del Sichuan
Jiuniu FC de China, que juega en la Ligue Two, la Tercera división del país, en
la ciudad de Chengdu (provincia de Sichuan), con un estadio para 27.000
espectadores, y oficinas del club en Shangai y Shenzhen.
La adquisición
del Sichuan Jiuniu FC es parte de un acuerdo estratégico por el que China
Capital Media-más de 700 empleados- compró el 13 por ciento de las acciones del
ADUG. James Zhou, el gerente de Ubtech, el patrocinador, cuenta su idea:
“Creemos que la tecnología innovadora de la inteligencia artificial puede
potenciar la industria del fútbol y promover el desarrollo de una nueva
industria y nos enfocaremos en esto en el futuro”.
En Japón, el
City Football Group decidió invertir en un club tradicional de la J-League, el
Yokohama Marinos, que tuvo muchos argentinos en sus filas. La presentación se
llevó a cabo el 20 de mayo de 2014, en sociedad con Nissan. Controlan el 20 por
ciento de las acciones, aunque se cree que con empresas subsidiarias podrían
llegar hasta el 39 por ciento. Sin embargo, por ahora el equipo se mantiene en
la mitad de la tabla, sin descollar.
No muy distinto
es lo que ocurre en Australia, donde adquirió el Melbourne City en 2014, cuando
el club se llamaba Melbourne Heart, invirtiendo 12 millones de euros para
llevarse el 80 por ciento de las acciones (el otro 20 por ciento se lo compró a
un consorcio de empresarios del club australiano de rugby Melbourne Storm). Sin
embargo, el Melbourne City cayó en las semifinales de los play off, si bien no
es tan difícil acceder a esta instancia porque en el total del torneo participan
diez equipos y los seis primeros pasan a la etapa de las definiciones.
Por ahora, el
Melbourne City no ha podido conseguir muchas adhesiones entre el público. El
club más popular de la ciudad sigue siendo el Melbourne Victory y se dice que
en cada partido del City “se pueden contar más gaviotas que personas”. La
entidad no pudo retener a una de sus figuras, el delantero uruguayo Bruno
Fornaroli y antes llegó a tener en sus filas al español David Villa, campeón
mundial en Sudáfrica 2010.
Villa jugó en el
Melbourne City en la temporada 2014/15 para luego emigrar al New York City,
otro de los equipos del grupo. Esto suele ser habitual porque los jugadores
suelen moverse entre los distintos equipos del consorcio en todo el mundo, y de
hecho, si aparecen algunos destacados en los equipos satélites, terminan
teniendo alguna chance en el Manchester City y al revés, si no son considerados
jugadores para el Manchester City, suelen ser derivados a los equipos
satélites.
En los Estados
Unidos, el New York City cayó en los cuartos de final de la Major League Soccer
pasada luego de ser tercero en su
conferencia. Comenzó a participar en 2015 y su primer director deportivo fue
Zdenek Ondrasek, ex jugador del FC Dallas, y su primer entrenador, Jason Kreis,
quien ya había ganado una Copa en la MLS y que en 2016 pasó a ser gerente de la
Academia del Manchester City, en otro de los tantos pases desde un club a otro
del mismo grupo. Al revés, el reconocido ex jugador francés Patrick Vieira, se
mudó a Nueva York para administrar la entidad norteamericana del grupo.
Otro aspecto que
opera entre los clubes del grupo, aunque mucho más al servicio del Manchester
City, es lo referido a la aparición de innovaciones. Si, por ejemplo, algún
rival de los equipos del City Group desarrolla alguna nueva estrategia en tiros
libres o córners, ese video llega inmediatamente a Guardiola, en Manchester,
para ser estudiado en posibles futuras aplicaciones en los partidos del
Manchester City.
A tres años de
su fundación, en 2017, el City Football Group ya disponía de 4384 millones de
libras y ya muchos especulan con la adquisición de más equipos por el mundo (en
la Argentina se dijo que si se abría la ventana a la entrada de sociedades
anónimas, podrían ir por alguna entidad).
Al menos así lo
había dado a entender el presidente del grupo, Khaldoon Mubarak, quien sostiene
que el grupo apunta a tener al menos un club por continente. En algún momento,
el director Tom Glick sugirió que la próxima compra de acciones podría ser en
la India, aunque no sea éste un país con tradición futbolera, y en algún
momento también hubo un cortejo con el Cape Town FC sudafricano. Otros
especularon con la compra del Saint Etienne en Francia, y el Estoril y el
Boavista de Portugal y el 13 de julio de 2017 se llegó a anunciar que habían
comprado al River de Ecuador, que pasaría a llamarse Guayaquil City FC pero
esto jamás fue confirmado por el City Football Group y la fuente principal de
la información, MKT Esportivo, eliminó el artículo.
Ferrán Soriano,
una de las cabezas del grupo, prefiere aclarar bien los movimientos: “Creamos
comunidades de fútbol conectadas globalmente. Nuestras decisiones se basan en
que sean países con potencial de crecimiento, como Australia o los Estados
Unidos. Allí el fútbol no es el deporte número uno, pero sí el que más crece.
También debe ser una Liga estable. El último criterio es el futbolístico: se
invierte donde hay talento”.
Algunos ironizan
con los gastos del Manchester City y el supuesto intento de escapar de las
garras del Fair Play Financiero de la UEFA.
Un periodista inglés escribió en estos días que si no se le pone un
freno al equipo de Guardiola “se corre el riesgo de que los Ciudadanos repitan
aquella frase del mítico DT del Liverpool Bob Paisley: “Hemos tenido años
difíciles. Una vez salimos segundos”.
Mientras todo
esto ocurre fuera de las canchas, el sábado que viene, el Manchester City
buscará el póker de títulos de la temporada cuando se enfrente al Watford del
DT español Javi Gracia y del delantero catalán Gerard Deulofeu por la final de
la FA Cup. De ganarla, la sumaría a la Premier League, la Supercopa inglesa y a
la Copa de la Liga. Sólo le habrá faltado la Champions League, pero su
dirigencia sigue sosteniendo que hay que tener paciencia y que ya llegará,
siempre con la misma filosofía.
Ya lo dijo Guardiola: “si me fue bien así,
descarten la idea de que vaya a cambiar mi forma de pensar”.